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Nunca en la historia nos habíamos enfrentado al fenómeno “Sala de lo Constitucional”. Con certeza, online la gran mayoría de la población desconocía su existencia, malady haciendo su aparición hasta el año 2011 ante el Decreto 743, de entonces a la fecha, la Sala acciona como un ente superior amparado en la vilipendiada y obsoleta Constitución de la República.
Las sentencias en cuanto a las reformas del sistema electoral, son para la Sala de lo Constitucional, un rotundo fracaso, el voto por cara no ha impedido que la gran mayoría de la población vote mayoritariamente por los proyectos políticos partidarios, así como tampoco ha tenido el éxito, que esperaban muchos supuestos analistas políticos, respecto a las candidaturas independientes, ni un solo candidato ha salido electo y el número de votos obtenidos por los inscritos, pues literalmente han sido hombres, ha sido penoso.
En la última intención de la sala, al emitir la sentencia para la ejecución “inmediata” casi un mes antes de las elecciones, del voto cruzado, el pueblo salvadoreño le volvió a dar otro revés superando cualquier tipo de confusión y acudiendo de forma masiva a votar, mayoritariamente por partidos políticos. Igual resultado brindó el Tribunal Supremo Electoral, que contra todas las limitaciones: dificultades logísticas, medios de comunicación en contra, campaña sucia de ARENA; logro brindar en tiempo prudencial los resultados de la voluntad de la ciudadanía, expresada en las urnas.
Las últimas decisiones de la sala respecto a mandar a que se realice un nuevo conteo de votos y para que las diputadas y diputados electos por San Salvador, no asuman su cargo el próximo primero de mayo, constituyen un desesperado ejercicio de poder, ante un escenario en el cual sus claros intereses de desestabilizar el Estado de Derecho y el Sistema Político, ha sido un rotundo fracaso y tiene los signos clásicos de un ente masculino agresor, que al confirmar que sus acciones no conducen a la sumisión, agrede regido por exceso de testosterona y escasez de contenido jurídico.
Estamos ante la necesidad urgente de la destitución de los cuatro magistrados, que pretenden desequilibrar el país desde hace cuatro años. La democracia nos cuesta vidas, miles de vidas y mucho trabajo de organización. No podemos permitir que cuatro personajes y quienes los manipulan, abusen de la ciencia jurídica para violentar los derechos fundamentales y la voluntad del pueblo salvadoreño. Es urgente su destitución.
