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La república de la caña

José Acosta

La caña de azúcar se originó en Nueva Guinea hace 8, viagra physician 000 años y poco a poco se extendió por toda Asia. Para 1492, click los europeos ya habían desarrollado un gusto por el azúcar, decease y Cristóbal Colón trajo consigo la caña al nuevo continente, los colonizadores europeos crecían grandes cantidades de caña en lo que hoy es Brasil. En algún momento durante el período colonial, el cultivo emigró al sur de México a América Central y El Salvador.

Durante el siglo 19, los agricultores salvadoreños aumentaron la caña de azúcar  para el consumo local y la producción de alcohol. En los años 1960 y 1970, la producción de caña de azúcar comenzó a aumentar aún más. Entre 1961 y 1969 la cantidad de tierra dedicada a la caña de azúcar creció un 43% y la cantidad de azúcar producida creció un 114%

Según la Asociación Azucarera Salvadoreña en la última zafra se produjo más de 7 millones de toneladas de caña de 108,427 manzanas de tierra. La cantidad total de azúcar producida en la cosecha 2013/2014 fue de 15,6 millones de quintales, de los cuales 7.000.000 se consumen en el país y el excedente se exporta a diferentes mercados. Además de azúcar, los ingenios produjeron 54 millones de galones de melaza.

Actualmente la mayor parte de la caña de azúcar de El Salvador se cultiva Usulután, San Miguel, San Vicente, La Paz, La Libertad, Cuscatlán, San Salvador, Sonsonate y Ahuachapán. Los departamentos de Cabañas, Santa Ana, Chalatenango, Morazán y La Unión, producen poco o nada. Eso no siempre ha sido el caso. Hasta hace poco, la mayoría de la caña de azúcar se cultivaba en las regiones centrales del país; sin embargo, sutilmente los cultivos han emigrado a la zona costera, motivados por mejores condiciones de clima y suelo.

Pero el cultivo a gran escala de caña de azúcar en la costa del país, provoca mayores daños ambientales, puesto que el ecosistema es más frágil,  sobre este tema el Ministerio de Medio Ambiente afirma que el escurrimiento e infiltración de los agroquímicos a una escala tan grande en las tierras más fértiles del país (planicie aluvial) constituye un impacto degradador de gran magnitud, afecta también ecosistemas cercanos como los manglares. De hecho, una quinta parte de la caña de azúcar se encuentra en las zonas de amortiguamiento de manglares.

Otro de los graves impactos asociados a la caña de azúcar es una epidemia de insuficiencia renal crónica que ha plagado a las comunidades cercanas a las plantaciones de caña. Funcionarios de salud pública siguen sin estar seguros de la causa. Durante muchos años, la gente culpó a los agroquímicos, aunque la última teoría es que se debe al trabajo duro y durante demasiadas horas en el calor extremo con insuficiente  sombra y agua.

Es posible que la causa de dicha epidemia sea una combinación de la exposición a los agroquímicos y las condiciones de trabajo. La caña de azúcar se cultiva y se cosecha durante la época más calurosa del año, cuando las temperaturas a lo largo de la costa son insoportables, a estas circunstancias hay que añadir que un trabajador recibe un pago por tarea, que usualmente es de $5 por 1.5 toneladas de caña cortada, en la mayoría de los casos los trabajadores se esfuerzan por completar dos o tres tareas llevando a sus cuerpos a límites extremos en condiciones terribles.

A pesar de los graves impactos, los productores de caña lo justifican argumentando que  generan empleo y divisas que mejoran la economía del país; sin embargo, la riqueza asociada a la exportación de azúcar no produce bienestar para las comunidades, al contrario las poblaciones circundantes a los campos de caña son cada vez más pobres y vulnerables.

Por tanto es necesario frenar la expansión de la caña, en su lugar se requiere de  una agricultura diversa y sostenible. El paisaje no debe ser dominado con inmensos monocultivos, la tierra agrícola debería estar ocupada por cientos de parcelas pequeñas y biodiversas. Varios estudios prueban que los agricultores pequeños y medianos generan una producción total mayor que los monocultivos extensivos, y lo hacen reduciendo la erosión y conservando el agua y la biodiversidad.

Si permitimos que este monocultivo siga en aumentando, vamos en camino de convertirnos en la república de la caña.

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