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La Célula como casa matriz de la vida

Melvin López

Biólogo y algo más..

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La célula es la unidad estructural y funcional que conforma a todos los seres vivos, por definición simple.  Como unidad está delimitada por una “tela” membranosa que los biólogos denominan membrana celular. Esta tela que funciona como especie de colador o filtro, permite el intercambio de nutrientes que van y vienen desde y hacia dentro de la célula. Todo ese intercambio permite que dicha célula mantenga sus funciones metabólicas en perfecta homeostasis con su mundo exterior. Pero es tan maravilloso encontrar que esas funciones metabólicas puedan ser autosostenibles en una sola célula como en las bacterias, los protozoarios, las amebas, y otros. Los biólogos los llaman organismos unicelulares. Luego tenemos aquellas células que se integran en miles de millones estableciendo conjuntos con funciones específicas hasta llegar a conformar tejidos, órganos y a si hasta organismos, hasta aquí se ha alcanzado el cúlmen de organización celular.  A estos, los biólogos lo llaman, organismos multicelulares. Entre ellos estamos los seres humanos. Pero valga el pequeño contexto anterior para plantearnos la siguiente paradoja. ¿en términos de organización, es más complejo un organismo unicelular que uno multicelular?  Hay que tomar en cuenta que el unicelular realiza todos sus procesos metabólicos (crece, se alimenta, se reproduce, procesa y desecha) igual que lo hace un organismo multicelular. La interrogante sigue aún vigente.

Pero volviendo al tema de nuestra disertación es realmente sorprendente la unidad primaria de los seres vivos: la célula del latín cellula (pequeña celda), esa capsula que funciona como una máquina excepcional pero que, además, es nada más y nada menos que la casa de la vida. Y es que la célula es el habitáculo donde se confina la vida. Fuera de ella no hay vida, no hay nada. Ni siquiera podríamos escribir sobre ella, por que no existe otro receptáculo con sus diferentes organelos que sostengan la vida.

En ella se efectúan un sin número de reacciones físicas y químicas que permiten, entre tantas otras maravillosas cosas, realizar procesos como la reproducción, replicación, transducción y todo lo que tiene que ver con la herencia en genética, en el proceso de producción de proteínas ADN, ARN, y todo lo que permite el capital fecundo de la célula, a decir, todo el conjunto de organelos que gravitan en su interior y que hacen posible ese complejo trabajo, ahí tenemos; ribosomas, lisosomas, mitocondrias, núcleo, retículo endoplasmático, aparato de Golgi, y aun más, esa pequeña caja contiene un gel que a una concentración y ph especifico.; todo lo cual resulta fantástico de asimilar cuando se observa las miles de millones de formas de organismos que produce. Ese entramado celular es tan complejo que un motor de avión de los más sofisticados se queda insignificante, precisamente porque ahí dentro, en esa caldera celular, se cocina la vida. Pero… ¿qué es la vida? esa ya es harina de otro costal, es una pregunta ontológica podrían decir los filósofos.

Pero volvamos de nuevo a nuestra complejidad celular, solo para dar una pequeña ilustración conozcamos una estructura. Se trata de la molécula, ATP sintasa: esta es una enzima que se encuentra en la mitocondria y produce trifosfato de adenosina (ATP), El ATP es necesario para alimentar todos los procesos celulares, por lo que las células lo utilizan constantemente y debe producirse a un ritmo de 100 moléculas cada segundo. Para que eso suceda se necesita de un intricada red de reacciones bioquímicas, que no viene al caso explicar pero que finalmente permite un flujo protones desde el exterior de la membrana del organelo, hacia el interior. Cuando eso sucede la ATP sintasa hace girar su rotor y éste al tallo de su estructura, como si fuera un trapiche de molienda lo cual hace posible que finalmente se adicione un grupo fosfato al ADP que se ha formado hasta ahora para obtener la tan codiciada molécula de ATP. Ese ATP es lo que nos da energía cuando andamos en ayunas y saboreamos, por ejemplo, un delicioso cup cake. Ese es el mismo que nos levanta los ánimos cuando adicionamos el azúcar al café de las tres de la tarde. Bueno pues, eso no fuera posible sin esa molécula rotando en la membrana de esa mitocondria cuyo tamaño es de 1 milésima parte de un milímetro, o sea, 1 micra. Claro que de ese mecanismo nosotros no nos enteramos ni en nuestros más lúcidos y profundos sueños, a menos que seamos estudiados en las disciplinas, pero en términos generales, no. Sin embargo, como ya dijimos sucede a un ritmo de producción de 100 ATP/s.

Esto es un ejemplo de lo que acontece en nuestras células, donde está la vida. repito, en organismo unicelular y multicelulares y ha sido así a través de millones, en la inmensa diversidad de formas, por ejemplo sucede en la célula más pesada como el huevo de avestruz (peso aproximado de 3 lb y 15 cm de largo), hasta en una de las células más pequeña como la granular del cerebro, (4 a 4.5 micras).

Comprender esto nos lleva a la interiorización del “juego” de la vida. Como es posible que se encapsula en un simple organismo unicelular como las bacterias y tener la capacidad de sobrevivir a temperaturas de hasta 100 ºC y la vida ahí, enclaustrada desafiante a las fuerzas físicas, a traviesa el tiempo inimaginablemente en organismos que viven hasta por 5,000,000 años. Y Ahí va, o viene, no sabemos.   Luis Pasteur planteó hace más de cien años, la vida solo proviene de la vida, y así ha sido desde los cromañones, neandertales, pasando por las culturas griegas, persas, romanas y en la presente época… y la vida continua su marcha encapsulada en esa pequeña matriz.

Un erudito en física me increpaba mientras redactaba este artículo y me decía; tú hablas de la célula pero qué pasa si esa estructura la descomponemos físicamente muchísimo más allá del átomo que conforma los elementos de las moléculas y macromoléculas celulares… y mirándome fijamente dijo: al final encontraremos vacío. Yo le respondí, y sin embargo… ahí está la vida.

Por eso invito al querido lector ir a verse a un espejo y apreciarse y tener la certeza que está observando a La Vida, más allá del hecho de saber que estar viviendo, es que, ¡es vida!; sí, la casa matriz de la vida, en movimiento. Por eso hay que vivir, hay que gozar como dijo Marck Anthony

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