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Jóvenes ecologistas inician restauración del bosque salado de Metalío

Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino

“Mi mensaje a otros jóvenes y población en general es que nos unamos en la lucha por el medio ambiente. Y sin importar que el Gobierno actual esté alejado del tema ambiental  y estas iniciativas, hagámoslas prioridad”, manifestó Ronald González, de la comunidad de Cuyagualo, municipio de Izalco, Sonsonate, durante la jornada de restauración de un bosque salado.

Un grupo de más de 50 jóvenes, defensores ambientalistas, que trabajan junto a la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), realizaron una jornada de reforestación en una zona del bosque salado de Metalío, Sonsonate, como  estrategia de involucramiento social y ambiental para preservar los ecosistemas en el país.

En un viaje de más 41 kilómetros hacia la franja marino-costera, en donde trabajaron reforestando y limpiando la playa, Ronald reiteró que estas jornadas se convierten en acciones estratégicas ante la falta de “medidas de protección” que emanen del gobierno central o de leyes de la Asamblea Legislativa.

“Como jóvenes podemos hacer ver que hacen falta medidas de prevención y protección frente al Cambio Climático en el país, porque es una realidad y todos lo estamos experimentando con las olas de calor, los suelos áridos y la baja de nivel de agua de las fuentes”, sostuvo.

“Realizamos una reforestación en una franja del bosque salado conocido como La Brecha en Metalío, y una jornada de limpieza en la bocana El Sunzita, y todos nos hemos dado cuenta en la jornada lo importante que es el manglar y la necesidad de estar limpio para proteger una variedad de especies, la biodiversidad y por supuesto para que la gente de las comunidades cuente con medios de vida para subistir”, sostuvo González.

La importancia del bosque salado 

Marcela Díaz, bióloga de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), trabaja en el área del manglar de la Barra de Santiago y Metalío, y sus actividades se enmarcan en la reforestación de manglar, su limpieza y el monitoreo biofísico y desazolve de canales que realiza junto a las comunidades.

“Escogimos Metalío porque es una de las zonas más afectadas, a razón de la deforestación y contaminación por parte de los agrotóxicos. Los que bajan de la zona alta y media de la cuenca terminan en la zona baja costera y por esto demanda mayor cuido”, afirmó.

“Junto a los jóvenes sembramos mangle rojo (Rhizophora mangle), una especie vegetal de la familia Rhizophoraceae, que cuenta con alrededor de 120 especies. Y en el país tenemos varios tipos de mangle y aquí venimos reforestando también con la comunidades de Metalío y ASPROFEMA, a fin de restaurar este ecosistema”, explicó Díaz.

Sobre la zona de La Brecha, la bióloga agregó que es una área recuperada que antes estuvo utilizada por los ganaderos para pastizales del ganado, y por testimonios de las comunitarios saben que esta zona formó parte de un bosque salado completo y que aún se observan vestigios en el cauce del río estos mangles rojos.

“Recordemos que estos territorios fueron abandonados por el Estado, y bueno, la gente de los alrededores tomaron sembrando sus cultivos y criando ganado, pero actualmente el Ministerio de Medio Ambiente (MARN) ha recuperado la zona y es por esto que ahora estamos realizando las primeras reforestaciones, porque se cuenta con vigilancia para recuperar las Áreas Protegidas”, señaló Díaz.

El impacto ambiental de la ganadería en el bosque salado o manglar, agregó Díaz, se debe a que las reses por su peso considerable, impacta primero al suelo, provocando a corto plazo la “compactación del terreno”, cuando lo normal en estos suelos de manglar es su limosidad (lodoso-blando) , pero con el paso del ganado termina endureciendo.

El segundo impacto es la deforestación, ya que, muchas de las reses suelen comerse los brotes y pequeñas plantas del manglar. Y otras son pisoteadas quebrando sus tallos, lo que impide el ciclo de crecimiento del bosque salado y su reproducción constante.

“Por ahora, en La Brecha tenemos aún el suelo algo duro y sabemos que esto deteriora el manglar y afecta también su oxigenación porque las raíces de los árboles no terminan de desarrollarse normalmente y algunos mueren. Es por esto que luchamos por recuperar estos suelos”, indicó.

Los manglares son muy importantes porque aportan tres veces más oxígeno que un bosque dulce, recupera también la reproducción de biodiversidad, ya sea cangrejos, punches, conchas, peces y camarones, también pequeños mamíferos como tacuazines, mapaches y aves migratorias. Y son además, medios de vida para las comunidades”, recalcó.

Jóvenes sujetos de derechos 

Steven Fuentes, promotor de juventudes de Ahuachapán y Sonsonate, de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), consideró que el involucramiento de los jóvenes en el tema ambiental es una estrategia de primer orden, que puede generar un giro transformador en cuanto como se debe relacionar la población con los bienes naturales.

“Ha sido impresionante como en esta jornada con jóvenes nos hemos dado cuenta de la depredación a los bosques salados, y como el mismo turismo nacional ha dejado la basura, ya sea envoltorios, botellas, cajas, plásticos y vidrio tras de sí, que no son parte del ecosistema, ni van a transformarse en ella, por eso la importancia de crear conciencia en la juventud y niñez”, opinó Fuentes.

Asimismo, señaló que la sociedad en general debe “cuestionarse” el concepto de desarrollo” a partir de los bienes naturales en donde los beneficios económicos son para algunos pocos en donde la población termina con ecosistemas quebrantados y con mayor vulnerabilidad social y económica.

Los jóvenes y la sociedad deben cuestionarse quiénes son los mayores beneficiados -con este concepto de desarrollo-, será sólo el capitalismo que logra fuertes recursos económicos o que el desarrollo sólo sea beneficioso para un grupo determinado de sectores y que esos beneficios nunca se distribuyen de manera equitativa, ese concepto es la desigualdad social, argumentó.

Los jóvenes son sujetos de derechos y políticos, pueden incorporarse muy bien en estos temas ambientales y su transformación, que si bien son temas que afectan a nivel mundial por la crisis climática, estos jóvenes defensores del ambiente pueden iniciar con estas acciones inmediatas y de largo plazo, para contribuir al rescate del medioambiente, el crecimiento de la biodiversidad y estos temas estamos comprometidos”, enfatizó Fuentes.

La lucha ambiental de las comunidades de Metalío

“Somos ahora un grupo de mujeres luchando por el beneficio de nuestros hogares y medios de vida. Hace años, aquí era un hermoso manglar pero vinieron los ganaderos y se lo apropiaron. Aquí, hay partes con zacate para ganado (forraje), pero al final el MARN ganó esta parte, por lo que hemos emprendido volver a lograr darle vida al manglar”, dijo Blanca García, de la comunidad Metalío.

Blanqui, como la conocen en la comunidad, se dirigió a los jóvenes defensores, invitándolos a involucrarse de manera permanente por salvar estas áreas protegidas, y la playa que si bien es un medio de vida para los comunitarios, también es una barrera natural de protección ante huracanes.

En el manglar se puede encontrar el cangrejo azul, el punche, los camarones y los peces, pero esto sólo puede suceder si el agua de la bocana y el agua del río entran al manglar (agua salobre) que permite la reproducción de esta biodiversidad que se va al mar, manifestó.

“Nosotras, como mujeres de esta comunidad, estamos dispuestas a defender la naturaleza y nuestra alimentación. No importa que nos critiquen por realizar estas jornadas, porque nadie sabe cómo nos tocará si el mangle faltara, pero si sabemos cómo nos irá al fortalecerse, nos brindará alimentos y protección. Por eso trabajamos en el desazolve, limpieza de canales, reforestación y limpieza de las playas”, reiteró García.

A estas actividades, las mujeres de la comunidad de Metalío, junto a la bióloga Marcela Díaz, realizan un monitoreo biofísico que les permite medir los flujos de salinidad y las temperaturas del manglar. Y aunque en la estación de lluvias es más significativa la fluidez del agua, el monitoreo es constante así como en verano.

“Nosotras estamos empeñadas en defender la naturaleza y apostamos a que con un mejor medio ambiente podemos obtener mayores beneficios, como estos bosques del manglar de los cuales recibimos sombra, oxígeno y alimentación. Y hemos hecho esta campaña con los jóvenes porque son el futuro y el hoy en este país y, por tanto, deben aspirar a mejorar lo que vamos dejando”, puntualizó García.

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