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Gloria Silvia Orellana
@SilviaCoLatino
“Monseñor Romero une”, dijo la presbítera Rosa Irma Guerra de Alvarado, de la Iglesia Anglicana de El Salvador e integrante de la organización “Mujeres Ecuménicas por la Paz”, quienes rindieron, a través de una liturgia, el reconocimiento a la pastoral y mensaje profético de Monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, en el marco de los preparativos para su canonización el próximo 14 de octubre en Roma, Italia.
“Estamos aquí para unirnos como mujeres laicas, pastoras, reverendas, sacerdotes, para realizar un homenaje a Monseñor Romero; porque, como lo hemos dicho, Romero une y es por esto que estamos aquí, como pueblo de Dios. Él es nuestro mártir, pastor, profeta y santo”, expresó en el oficio religioso.
Sobre la trascendencia del mensaje de Monseñor Óscar Romero y los lazos de amistad y cooperación que creó con la iglesia protestante, previo a los años del conflicto armado y de su magnicidio, la organización Mujeres Ecuménicas por la Paz señaló el compromiso de una sociedad más humana e inclusiva.
El movimiento de mujeres, que aglutina a las iglesias Calvinista, Anglicana, Bautista Emmanuel, Bautista Shekina, Luterana y Católica, reconoce que la figura de Monseñor Romero unió al pueblo salvadoreño de tal forma que ha trascendido fuera de las fronteras nacionales su ejemplo de entrega y pastoral.
“Ya no es un santo de la Iglesia católica romana, sino un santo de todas las denominaciones de las iglesias que trabajamos por los demás, que son los más pobres, lo más vulnerables”, acotó de Alvarado.
Mientras, la reverenda Blanca Irma Rodríguez, de la Iglesia Luterana Salvadoreña, explicó que para su congregación Monseñor Romero era un “profeta genuino”, al poner en práctica el Evangelio en favor de su pueblo, que se amparaba en su protección como pastor.
“Durante el conflicto armado (años ochenta), nadie hablaba de ecumenismo y él fue uno de los primeros que se atrevieron hablar de este tema y convocó a las iglesias históricas, para organizar un grupo para impulsar un esfuerzo de diaconía (asistir a los pobres), desde una visión ecuménica, y eso lo convierte en un profeta en ese tiempo”, sostuvo.
Suyapa Escapini y Mariella Tapalla, católicas, reconocieron en Monseñor Romero un camino y un reto para trabajar por los más desprotegidos siempre. “Somos mujeres de fe y tenemos que trabajar en su memoria, en especial los jóvenes”, dijo Escapini; mientras, Tapalla indicó que “todos los profetas son incómodos, pero San Romero nos convoca para increpar la realidad”.
