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Patricia Meza
@DiarioCoLatino
Los números de muertes o contagiados de COVID-19 antes no tenían un nombre o un rostro cercano. En los últimos días todo ha cambiado, esta pandemia avanza y afecta a seres humanos cuyos rostros y nombres conocemos y queremos.
Todos los días abuelitas, padres, madres, hermanas, tíos, doctores, colegas (…) niños, entre otros, pierden la batalla.
Y quizás si se pueda detener el avance, pero para ello hay que vencer el miedo, porque individualmente podemos protegernos, pero si pensamos colectivamente podemos salvar vidas.
El reto ahora es que las familias, los vecinos, el Gobierno, los medios de comunicación, las redes sociales y por qué no decirlo los “desconocidos”, que portan en su sangre la cura (el plasma), en fin, la sociedad en general debe dar ese mensaje esperanzador, uniéndose en un esfuerzo solidario para ver que se puede hacer con la pandemia “que se está llevando a los mejores seres humanos de este mundo”.
El llamado es urgente, a diario, así como suben las cifras de contagios, también se multiplican los avisos en los noticieros, de personas que lanzan un grito de auxilio, en busca de un donante.
Esta urgencia radica en el alza de contagios que el país registra de COVID-19, que hasta la madrugado del martes sumaban 12,582, una pandemia que desde diciembre de 2019 está cobrando la vida de miles de personas en el mundo, principalmente aquellas que padecen enfermedades crónicas, tienen bajas defensas, son de la tercera edad o que están al pie del cañón en el combate del mortal virus.
Hay que recordar que la solidaridad y el humanismo han caracterizado a los salvadoreños, por lo que, quienes ya libraron la batalla y salieron victoriosos, levantando las manos bajo el título de “recuperados”, un promedio de 6,969 digan “aquí estoy”.
Porque si han padecido de COVID-19 y hoy forman parte de los miles que se han recuperado, es el momento de agradecer por esa nueva oportunidad de vivir.
Y es que los salvadoreños, en general, se han caracterizado por ser solidarios, en los terremotos, en las tormentas, en fin, por qué no ahora, este es el momento de demostrarlo.
Puede ser que se tenga miedo de acercarse de nuevo a los hospitales, de seguro la experiencia no ha sido muy buena, pero solo será un “pinchazo”, que no es nada con el valor que tiene el salvar una vida.
La terapia de plasma convaleciente se está realizando en la red del Seguro Social, hospitales públicos como el Rosales y Benjamín Bloom, entre otros.
El plasma contiene los anticuerpos de los recuperados y sirve para reducir la carga viral de los enfermos, que permite disminuir la estadía en el hospital, pero, sobre todo, evita llegar al oxígeno o ventilación mecánica.
Pueden ser donantes todos aquellos pacientes recuperados de COVID-19, que tenga su prueba positiva de haber padecido la enfermedad, los pacientes recuperados de COVID-19 con segunda prueba negativa, puede acercarse a donar luego de 15 días, no pesar menos de 110 libras, que no presente síntomas de infecciones respiratorias y su edad debe ser entre los 18 años a 60 años.
El Ministerio de Salud puso a disposición el Programa de Plasma Convaleciente, en el que las personas recuperadas de COVID-19 puedan donar plasma. Para ello deben llamar al teléfono 2133-3298.
Y se deben tener 15 días sin tomar antibióticos y tres sin tomar analgésicos. Así como también 15 días sin síntomas de COVID-19.
Entre las recomendaciones del MINSAL están que la personas con padecimientos cardiacos no pueden donar plasma. Mientras que las personas diabéticas y con hipertensión si pueden, siempre y cuando estén con debido control médico.
El llamado es a detener el número de fallecidos por la pandemia, solo con el hecho de ser solidario y si ha superado la enfermedad convertirse en un donador de plasma, porque el COVID-19 ya cobró la vida de 352 personas, hay 5,261 casos activos y 11,896 casos sospechosos.
