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Golpismo y obscenidad

@arpassv

A los magistrados de la Sala Constitucional les molesta el calificativo “golpista”. Uno de estos “honorables”, Belarmino Jaime, considera que tal caracterización “está fuera de lugar” y hasta fustigó al Presidente Salvador Sánchez Cerén por haberlos criticado durante su intervención en el reciente encuentro del Foro de Sao Paulo realizado en el país.

Pero si no es golpismo, ¿cómo podría definirse el hecho de que la Sala haya destituido a un presidente del Tribunal Supremo Electoral y del Consejo Nacional de la Judicatura, a dos presidentes y magistrados la Corte de Cuentas y a dos presidentes de la propia Corte Suprema de Justicia?

Si no es golpismo, ¿cómo se le llamaría al permanente sabotaje y boicot financiero contra el gobierno que efectúa la Sala a través de sentencias de inconstitucionalidad contra la aprobación de reformas tributarias, emisión de deuda pública y creación de fondos especiales?

Si no es golpismo, ¿qué podría ser la obstrucción a la justicia retardando la inconstitucionalidad de la Ley de Amnistía o suspendiendo la aplicación de la Ley de Probidad?

Si no es golpismo, ¿qué más sería el bloqueo a la extradición de los militares involucrados en la masacre de los jesuitas de la UCA y la no depuración del Sistema Judicial, donde los magistrados de la Sala tienen mucha responsabilidad?

Si no es golpismo, ¿cuál es el efecto de la permanente interferencia de la Sala en las decisiones y el desempeño del Ejecutivo y la Asamblea Legislativa?

Cierto es que la Sala, si bien no permite que la derecha opositora asalte directamente el Ejecutivo, evita que la izquierda gobernante implemente sus políticas, planes y programas. Es una especie de “golpe judicial permanente” que favorece la apuesta del partido ARENA por retomar el poder y suma a la estrategia de “golpes suaves” de las fuerzas oligárquicas del continente, como el golpe parlamentario-judicial-mediático en Brasil.

Problema no menor es la obscenidad de los magistrados: se sabe que, además de sus altos salarios, éstos se asignan honorarios ilícitos cobrando más días de permiso con goce de sueldo que los permitidos por la ley. Según publicó recientemente un diario digital, los “honorables” de la Sala han cobrado más de 34 mil dólares en este concepto.

Golpismo y obscenidad son, pues, dos características de la Sala Constitucional. Golpistas y obscenos son dos calificativos que no deberían incomodar a los “honorables” magistrados Belarmino Jaime, Florentín Meléndez, Sidney Blanco y Rodolfo González.

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