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Un grupo de mujeres de los municipios de Mejicanos y Nejapa, San Salvador participan en el taller de fortalecimiento de liderazgos femeninos y la creación de Redes de Apoyo Comunitario. Foto Diario CoLatino /Gloria Orellana

Fortalecimiento de liderazgos y redes de apoyo en prevención de violencia de género

Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino

Saraí Rojas y Angélica Fuentes, de 50 y 30 años de edad, respectivamente, comparten la experiencia de ser emprendedoras de alimentos y golosinas para generar ingresos económicos en su hogares y su participación en un proceso de formación y fortalecimiento de lideresas de los municipios de Mejicanos y Nejapa, San Salvador.

Saraí señaló que es secretaria comercial, cargo que no ejerció porque se dedicó en un principio a las ventas en un almacén, y posterior optó por el emprendimiento de mermeladas y miel.

“Es que a lo largo de la vida nosotras tenemos vivimos ciertas cosas ya sea bonitas en nuestra infancia y adolescencia aunque también hay tristes y en algunas ocasiones de estas unas lo marcan a uno y lo venimos cargando en la vida. Tengo 50 años y sufrí tal vez, no maltrato físico, pero si emocional como la discriminación o exclusión y lo normalizamos y no es correcto”, sostuvo.

“Esto me ha servido como gran experiencia de crecimiento personal, y me siento capaz de ayudar a otras mujeres que están sufriendo esa violencia o maltrato físico o verbal. Porque ya tengo las herramientas y las palabras para hablar con ella y lo principal, escucharlas, porque una mujer maltratada lo primero que debe recibir es empatía, darle sororidad, si con un abrazo, un beso en la frente y decirle que todo estará bien, que le creo, entonces las mujeres pueden comenzar a confiar”, expuso Saraí.

La Asociación de Ayuda Humanitaria PRO-VIDA es una organización de la sociedad civil que busca contribuir a la construcción de una sociedad saludable al fortalecer la organización social y la educación en salud, con una visión de género, generacional y con gestión de riesgos teniendo como base los derechos humanos desde hace 37 años de su fundación.

Karen Ramírez, gerente general Programa de Desarrollo Territorial de PRO VIDA, entrega kitt sororario a las participantes del taller. Foto Diario CoLatino /Cortesía

Para Alexia del Carmen Ábrego, Experta Psicosocial de PROVIDA, estos procesos de formación y fortalecimiento de lideresas en diversos municipios, tiene el objetivo de unir a las mujeres en “redes de apoyo comunitarias”, y así, apoyar a mujeres que enfrentan violencia de género o que se encuentran en riesgo de enfrentarla.

“Abordamos el tema del desplazamiento forzado y como las mujeres pueden compartir las Rutas de Atención de Apoyo”, cuando estas enfrentan una situación similar. Aunque, dentro de los grupos tuvimos algunas que han llevado procesos con las instituciones (gubernamentales), pero han vuelto a las organizaciones porque sienten que no se les dio una respuesta oportuna o adecuada a su entorno y realidad”, manifestó.

“Y es lamentable, porque cuando hablamos de promover el uso de la denuncia para activar las instancias, muchas de ellas han decidido no hacerlo y prefieren quedarse con la información o dicen que lo harán en otro momento porque desconfían que se les pueda dar una respuesta”, explicó Ábrego.

Asimismo, explicó Ábrego que muchas de las lideresas han llevado también sus casos con las municipalidades y otras organizaciones que han superado esos procesos y las consideran “sobrevivientes de situaciones de violencia” , que por sus experiencia y disposición son consideradas en estos espacios de aprendizaje y conocimiento como guías para ayudar a otras mujeres que están viviendo una situación similar y convertirse en una red de apoyo entre ellas mismas.

“Se dieron cuenta en este proceso de conocimiento que contaban con herramientas propias y las desconocían y otras, se dieron cuenta que estaban enfrentando la violencia, pero veían como normal esta situación, ahora ellas, lo han identificado y buscan estrategias porque no siempre la violencia que viven es extrema pero están conscientes que se debe hacerse algo para que las cosas vayan cambiando”, sostuvo.

“Y nos gustó mucho la participación de algunas jóvenes, en realidad el espacio era para mujeres adultas, pero ellas vinieron con sus mamás y han estado en todos los procesos. Y ahora quieren participar y dar a conocer todos sus conocimientos en sus escuelas donde enfrentan violencia, tal vez, no de la misma forma que las adultas pero las reconocen como mujeres jóvenes”, indicó Ábrego.

Sobre los retos del Estado salvadoreño, Alexia, consideró, que se debe poner atención a los testimonios de las mujeres que han hecho uso de las instancias gubernamentales, quienes expresaron no sentirse bien recibidas, que los espacios no eran apropiados para contar su situación y que retardarán con un “espérese que ya vendrá alguien a atenderla”, influía en el desánimo de las víctimas y continuar con la evolución de sus casos.

“Creo que se necesita mayor sensibilización y entiendo que los servidores públicos también, ven quizás cientos de casos, entonces, es necesario cuidar de ellos también, para que puedan atender de manera óptima a las usuarias que llegan, porque si ellos no tienen procesos de sanación de sus propios traumas no podrán atender bien a las usuarias y esa atención debe ser administrada por otros terapeutas”, consideró Ábrego.

Los recientes datos oficiales que se homologan entre la Fiscalía General de la República (FGR), la Policía Nacional Civil (PNC) y el Instituto de Medicina Legal (IML) dan cuenta que durante el año 2021 hubo 18,709 hechos de violencia que superó el promedio de 51 casos diarios. Mientras, en el presente año, en cuanto a los feminicidios se registran 20 casos, que pese a ser una cifra menor al bimestre de los años 2020 y 2021, la violencia persiste, señala el Observatorio de Violencia contra las Mujeres.

Solo entre enero a septiembre del 2021, el Observatorio de ORMUSA registró que en los delitos de violencia contra las mujeres, tomando como fuente de información a la FGR, señala que hubo 3,284 denuncias por violencia sexual, que el acoso sexual marcó los 3,122 casos, que las lesiones llegaron a 7,453 denuncias, que 2, 850 mujeres sufrieron expresiones de violencia y que son 707 mujeres desaparecidas y privadas de libertad solo en esos nueve meses del año pasado.

La experiencia de Angélica Fuentes, quien por ahora se dedica a cuidar su hija de 8 meses, el emprendimiento de preparación de alimentos y postres, es su generador de ingresos económicos. No obstante, consideró de importante formar parte de este “grupo de apoyo”, que es para ella una “nueva experiencia”, que le ha permitido generar nuevas relaciones de amistad y conocimiento.

“Aquí vine a conocer sobre los derechos humanos que tenemos, porque a veces muchas mujeres ni conocemos esas leyes que tenemos y en este taller nos han enseñado bastante cosas de las cuales no tenía el conocimiento. Sobre todo en los casos de violencia contra nosotras son bastantes casos de violencia que no sabíamos en realidad que lo eran”, afirmó.

“Y me parece muy positivo este curso porque nos enseña a ser sujetas de derechos, porque habemos muchas que ignoramos que a veces, una palabra grosera, un apodo es un maltrato y no lo sabíamos, entonces, ahora es bueno saber de nuestros derechos. A parte de esto, me encantó la convivencia con las otras mujeres, conocer sus experiencias y saber que no vamos a estar solas, e incluso también podemos ayudar a los hombres que pasen problemas, este conocimiento nos sirve para la vida”, reiteró Fuentes.

Sobre el proceso de fortalecimiento de estos liderazgos femeninos, abordó conceptos básicos de género, tipos de violencia, ruta de atención, primeros auxilios psicológicos y autocuidado. Karen Ramírez, gerente del Programa de Desarrollo Territorial de PROVIDA, subrayó que este proyecto va enfocado directamente a la atención específica de mujeres que han sido víctimas de violencia.

Además, de la construcción de redes de apoyo que edifique la sororidad (hermandad entre mujeres) a fin de aportar al desarrollo humano de las mujeres y generar canales de prevención de la violencia basada en género y en todas sus modalidades como violencia patrimonial, piscológica, física, económica, sexual, emocional y simbólica.

“Este proyecto lo está acompañando OXFAM, y como PRO-VIDA nos está permitiendo generar capacidades locales desde las mujeres y sus propias perspectivas, porque hay mujeres específicamente del áreas urbana y en este caso, tuvimos mujeres que están en zona semi-rural, porque sus municipios están cercanos a la capital, pero eso marca una diferencia de como deberá abordarse la problemática de la violencia contra las mujeres”, refirió.

“Las mismas mujeres pueden construir canales de prevención y de hecho se ha puesto a disposición de ellas un Centro de atención de llamadas (Call Center) para recibir atención psicosocial, psicológica y legal”, dijo.

“Como PROVIDA consideramos que los entes rectores y el Estado salvadoreño deben ser los garantes de estos derechos, así también como nosotros que trabajamos para que ese mecanismo de referencia al sistema nacional de atención de víctimas de violencia funcione que son: ISDEMU, Procuraduría General de la República y la Procuraduría para la Defensa de Derechos Humanos”, manifestó Ramírez.

Para Karen Ramírez, la construcción de este proceso de reconocimiento de los diferentes tipos de violencia es importante, pero mucho más que se reconozcan ellas mismas, como ”sujetas de derecho”, que era el paso más es difícil en el proceso de aceptación, comprensión y trascendencia al exigir sus derechos considerándola una transformación que lleva tiempo, pero que no se puede obviar dar una respuesta ante una crisis de incremento de feminicidios.

“Muchas mujeres que han finalizado este proceso son mujeres comprometidas a replicar los conocimientos y hacerlos dentro de sus propios ambientes y como PRO VIDA estamos facilitando las herramientas y el acompañamiento técnico desde las psicológas , trabajadoras sociales para que realicen los acompañamientos, pero nos interesa primero la transformación de cada una de ellas, para que trasciendan, que se sientan bien y que sientan liberadas de la carga que han venido llevando por años”, reflexionó.

“PROVIDA ha venido luchando a lo largo de 37 años, en el compromiso transformar la vida desde lo más profundo de las mujeres y desde sus ambientes. Sin un modelo que les genere conflicto, que realmente desde su transformación construyan un nuevo futuro, reconociendo ser sujetas de derecho que podemos denunciar y superar la violencia”, puntualizó.

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