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Alma Vilches
@AlmaCoLatino
Pese a que este año los templos no fueron visitados por feligreses durante las actividades de Semana Santa, debido a la pandemia por el COVID-19, las familias permanecieron unidas en la fe, oración y la tradición popular se trasladó a cada hogar católico, que participó de las celebraciones transmitidas a través de la radio, televisión y redes sociales.
Este año no se llevó a cabo la majestuosa procesión de los Cristos, de Izalco, Sonsonate; y en la Calle de la Amargura, del centro capitalino, no hubo feligreses ofreciendo penitencias, tampoco la imagen de Jesús Nazareno procesionó en el tradicional Vía Crucis; hace 40 años ocurrió lo mismo, solo que en esa ocasión por el tiroteo del Domingo de Ramos durante el funeral de monseñor Óscar Arnulfo Romero, frente a Catedral Metropolitana.
A causa de la pandemia del COVID-19, muchas iglesias que cuentan con redes sociales invitaron a los feligreses a unirse a cada una de las celebraciones de forma virtual y otros sacerdotes se vieron obligados al uso de la tecnología para que los católicos vivieran, desde sus hogares, los actos litúrgicos de la Semana Mayor.
En algunos templos se las ingeniaron para llevar a cabo algunas procesiones, tal es el caso del municipio de Antiguo Cuscatlán, donde desde tempranas horas del Domingo de Redirección la imagen de Jesús resucitado recorrió las principales calles del municipio, recordando así a los católicos que Dios siempre cumple sus promesas, una de estas, que su hijo luego de ser crucificado resucitaría al tercer día de entre los muertos.
Para Carlos García, feligrés de la iglesia El Calvario de San Salvador, hubo familias unidas en la fe y la tradición popular se trasladó a cada hogar católico que vivió esta Semana Santa 2020 como realmente Dios quiere, y no como el ser humano está acostumbrado; ya que este tiempo muchas familias permanecieron más unidas y en constante oración a Dios, pidiendo porque la pandemia del COVID-19 sea controlada.
“Esta Semana Santa la vivimos como la iglesia católica primitiva que no podían reunirse en sus templos, pero su fe era más grande que el miedo, porque sabían que Dios es todopoderoso, para él no hay nada imposible. Jamás había vívido tan solemnemente la Semana Santa, un momento en familia, un momento de oración y de estar más unidos en el amor de Dios a través de la iglesia doméstica, como lo es la familia”, recalcó García.
Durante las actividades litúrgicas, monseñor José Luis Escobar Alas pidió por la situación mundial del COVID-19, para que la mano de Dios detenga la fuerza del virus, que ha causado tanto dolor, sufrimiento y llanto.
“Oremos mucho por esta pandemia que estamos viviendo y sufriendo, oremos en dos sentidos: primero, pidiendo a Dios que ilumine la mente de nuestras autoridades y mueva sus corazones para tomar las mejores decisiones en favor del pueblo que está sufriendo ante esta situación donde no solo está en peligro la salud, sino la vida misma; la otra dimensión de esta oración es que pidamos por los que son víctima directa, en especial los más de 100 mil muertos así como por los enfermos de este virus”, externó Escobar Alas.
Agradeció la participación de los fieles en todos los actos de la Semana Santa, si bien fue una forma peculiar al hacer todos actos litúrgicos en privado; sin embargo, fue notable la participación de los fieles desde sus hogares.
Destacó el afán de los sacerdotes para celebrar en estas circunstancias la Semana Mayor y con gran creatividad para llegar a sus fieles.
