Por: Oscar Martínez
La mexicana María Teresa López Pérez, conocida cariñosamente como “Tita”, falleció recientemente en la Ciudad de México, dejando una amplia trayectoria de compromiso con las causas sociales, la educación y la solidaridad internacional. Su vida estuvo marcada por una profunda vocación de servicio y una militancia activa en la defensa de los pueblos latinoamericanos.Originaria de Guadalajara, Jalisco, López Pérez fue profesora de Lógica en la Preparatoria #2 de la Universidad de Guadalajara, donde se distinguió por su pensamiento crítico y su cercanía con los movimientos sociales.
En la década de 1970 participó en actividades de solidaridad con los procesos de cambio en Cuba y Nicaragua, y durante los años ochenta se incorporó a las redes mexicanas de apoyo al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) de El Salvador.
En 1988, asumió un papel activo como internacionalista en el Frente Gerardo Barrios, en el departamento de La Libertad, El Salvador, donde militó con la guerrilla de la Resistencia Nacional (RN) durante el conflicto armado que marcó la historia reciente del país. Quienes compartieron ese periodo la recuerdan por su firmeza, serenidad y compromiso con las comunidades donde trabajó.
“Siempre me quedó su imagen caminando en las noches bajo la intensa lluvia, sin rendirse ni echarse para atrás”, recordó Rolando González, quien estuvo con ella en el frente de guerra.
Carlos Martínez expresó: “Su llegada fue como una luz; transmitía calma y confianza en un ambiente tenso. Gran ser humano, entusiasta y entregada a sus ideales. Su partida deja huellas profundas en quienes trabajamos por un país mejor”.
Tras su regreso a México, María Teresa López Pérez continuó su labor solidaria fundando el Instituto Cubano de Relaciones Culturales “José Martí” en Guadalajara, institución en la que trabajó por más de cuatro décadas promoviendo el intercambio cultural y los lazos de cooperación entre los pueblos de América Latina y el Caribe.
En el ámbito político, fue diputada federal por el partido Morena entre 2018 y 2021, donde mantuvo su compromiso con los principios de justicia social, educación y soberanía nacional.
Compañeros de distintas etapas de su vida la describen como una mujer de convicciones firmes, con un alto sentido ético y de responsabilidad hacia las causas que abrazó. Su trayectoria refleja la historia de una generación que entendió la solidaridad como una práctica cotidiana y no como un gesto ocasional.
Su legado permanecerá en las enseñanzas que dejó a estudiantes, colegas y amigos, así como en el testimonio de quienes la acompañaron en su labor internacionalista. Para muchos, su vida representa el ejemplo de una mujer luchadora del siglo XX y XXI que unió pensamiento, palabra y acción en favor de los pueblos y en especial la de su pueblo: México.
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