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MADRID/Xinhua
Lo que China ha logrado en la erradicación de la pobreza extrema pone de manifiesto que exige perseverancia y voluntad política y también definir un modelo que permita atajar el problema con respuestas adaptadas a las condiciones locales, afirmó el director del Observatorio español de la Política China, Xulio Ríos.
En un artículo titulado “Una China sin pobreza extrema”, publicado recientemente en la página web de la organización que dirige, Ríos repasó y elogió los logros del país asiático en la erradicación de la pobreza.
El 23 de noviembre, China informó de que los últimos y más remotos distritos del país se habían liberado de la pobreza extrema, lo que, a juicio del experto español, culmina “un largo camino de varias generaciones que permitió a cientos de millones de personas sacudirse el subdesarrollo y la miseria más oprobiosa”.
En su artículo, Ríos destacó que “lo logrado por China equivale a más del 70 por ciento de reducción de la pobreza global y lo ha alcanzado 10 años antes del plazo establecido por la Agenda 2030 de las Naciones Unidas”.
A ojos del experto español en asuntos sobre China, quedan naturalmente desigualdades y desequilibrios por resolver, pero también en esto se marca tendencia.
“En el período del XIII Plan Quinquenal (2016-2020), la brecha del ingreso disponible per cápita entre los residentes urbanos y rurales siguió estrechándose (…) El PIB per cápita de China superó los 10.000 dólares y su población de ingresos medios suma más de 400 millones de personas”, señaló.
“China priorizó la fórmula del desarrollo: infraestructuras, comercio, empleo, innovación, tecnologías, educación, servicios públicos, etc. El desarrollo es la llave maestra para acabar con la pobreza, asegura la experiencia del Partido Comunista de China”, argumentó.
En este sentido, resaltó que “en China, ha sido la acción decidida del Estado -y no del mercado- la que ha permitido alcanzar este trascendental éxito”.
Y continuó: “China lo logró (…) en lo esencial a partir de medios propios, utilizando sobre todo mucha planificación y un peculiar sistema de apadrinamiento interno con fuerte inversión pública y definición de objetivos con el protagonismo de las regiones más desarrolladas del este del país e incluso de muchas empresas, sobre todo estatales, pero también privadas”. Todos estos actores, comentó Ríos, destinaron durante años parte de sus recursos y beneficios a auspiciar el desarrollo de las zonas más empobrecidas.
Respecto a las lecciones que hay que aprender de este éxito chino, Ríos sostuvo que “sería muy conveniente profundizar en su modelo y establecer un diálogo Oriente-Occidente sobre desarrollo y pobreza para mejorar un sistema de ayuda internacional que a duras penas ha podido aligerar tímidamente la miseria de tantas comunidades empobrecidas que no han podido sacudirse las taras estructurales y sistémicas que les abocan a tal situación”.
“China ha conseguido erradicar la pobreza extrema en plena pandemia (del coronavirus), mientras los contagios, muertes y colas del hambre crecen en Europa o en EE. UU.”, reflexionó el experto.
