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Enfocando la clase golondrina

Ever Mejía

Estas líneas son para ser leídas por la clase normal del pueblo salvadoreño, por las personas acuciosas, de sano pensar, hablar y actuar, sin discriminación de educación formal o informal; es más, las personas humildes, sencillas y con baja educación formal, compensan esa educación, con atinado juicio y buen enfoque natural. No son para ese sector diminuto, en que consiste la clase golondrina.

Con el tiempo transcurrido se han presenciado conductas deficitarias, hasta cierto punto extrañas de la clase golondrina, a saber:

-Reacción completamente emocional ante cualquier circunstancia.

-Siguen líderes que los manejan emocionalmente y que son líderes inestables; que incitan al odio, a la violencia y la confrontación, sin mayor sentido.

-Escriben en redes sociales palabras incoherentes con el tema tratado, insultos sin una causa real, reaccionando visceralmente.

-Al conminarlos a razonar sus escuetos insultos, no son capaces de hacer uso de las capacidades mentales innatas del ser humano.

– Uno de sus razonamientos, si así puede llamársele, es una confusión de conceptos entre la totalidad de la población, el porcentaje de infectados por la pandemia, el porcentaje de afectados y el de decesos. Otro es la confusión de la totalidad de la población y el porcentaje de personas que saldrán de sus casas por necesidad, al ser promulgada una ley de apertura gradual de la economía. Piensan que a la fuerza los sacarán de sus casas, se contagiarán y morirán.

Siendo la sociedad salvadoreña experta en la lucha de clases, le toca en esta circunstancia luchar contra la clase golondrina, con objetivos nobles y de beneficio a la mayoría de la población, entre otros, los objetivos de lucha pueden ser los siguientes:

-Capacitar a la clase golondrina en el uso de la razón.

-Mostrarles que las mayores satisfacciones en la vida vienen de aspectos inmateriales, más que los materiales o dinero.

-Que entiendan que existe una ley natural de causa y efecto, bajo la cual estamos todos sujetos y que cosechamos según sembramos.

-La historia es juez implacable y en el futuro serán recordados, si al caso, como una clase efímera que incremento el malestar social y cuyas acciones fueron similares a las maras.

El enfoque o tratamiento disciplinario, se puede equiparar al que se debe dar a las maras. Al evaluar las conductas y formas de expresión, la clase golondrina es equivalente a las maras, por lo tanto se pueden matar dos pájaros de un tiro. Realmente al estar en contacto con mareros, se observa la misma capacidad mental, formas de expresión y actuar, que indican una migración de conductas y actividades normales de buen vivir, hacia formas de vida que llevan al colapso y el apoyo de seudo líderes, que son verdaderos delincuentes, arrastrados por bajos instinto y por lo tanto cuando veamos a personas pertenecientes a la clase golondrina, tengamos compasión por ellos, no debemos fijarnos en lo que expresan en redes sociales o hacen en sus congregaciones, sino expresemos compasión, ayudándolos y visualizándolos como personas saliendo de la caverna de Platón. Dicho de otra manera colaboremos para que salgan de su ignorancia y se tornen nuevos ciudadanos de provecho a sus semejantes (si se dejan ayudar).

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