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«EN SANTIAGO DE MARÍA ME TOPÉ CON LA MISERIA»

Dos años de la Vida de Mons. Romero (1975-1976)
¿Años del Cambio?

Esperamos que, de una vez por todas, Ud. sepa aceptar plenamente nuestra opción. Esperamos que Ud. tenga al menos, el valor de poner su sello oficial y público a esta nuestra opción y la dé así, de una vez por todas, carta de ciudadanía en la Diócesis”.103

Hasta aquí este importante Documento-Base para el diálogo. Nosotros lo habíamos pensado muy bien ya que fue el fruto de reflexión de varios días. Unos días antes de la reunión del 10 de diciembre, (a la que el Sr. obispo nos había convocado, según la 2ª conclusión de su carta del 24 de), se le llevó este Documento-Base para que lo estudiara y se familiarizara con él antes de dicha reunión.

Reunión del 10 de diciembre: Optamos porque a la reunión fuera sólo el P. Juan, ya que suponíamos que estaría sólo el obispo, pues la verdad era que no queríamos presionarlo ni que se viera forzado o acosado por la mayoría absoluta de tres contra uno. Pero cuál no fue la sorpresa de Juan, como él nos lo cuenta, cuando el verdaderamente acosado fue él: seis contra uno, ya que con el Sr. obispo estaban presentes en la reunión: el Consejo de Consultores (4) y Mons. Revelo, obispo auxiliar de Santa Ana, Presidente de la Comisión de Catequesis nacional por la Conferencia Episcopal, y Coordinador de los Centros Rurales de la Iglesia en El Salvador.

Vamos a escuchar el relato del P. Juan presente en esa reunión de discusión:

“JUAN: En esa reunión hubo detalles interesantes, el primer detalle fue: La víspera de la reunión, (9 de diciembre),llegaron dos policías al Centro vestidos de civil, pero se identificaron como policías, y me preguntaron que qué iba a haber el día siguiente pues se habían enterado que iba haber una fiesta y que iba a venir Mons. Chávez, el Arzobispo de San Salvador, que iba a llegar allí. Yo les dije que no, que ni iba a haber fiesta, ni iba a venir Mons. Chávez, que no había nada de esto. (Bueno, creo que esto fue sólo un pretexto para ir y quizás para comenzar la plática de los policías conmigo).

El caso es que al ir y comenzar la reunión del día siguiente con el obispo, uno de los Consultores o Consejeros diocesanos comenzó en seguida diciendo que, pues, ya teníamos que saber que la policía tenía vigilado el Centro “Los Naranjos”, puesto que varias veces había ido la policía allí. Entonces, como solamente aquella vez había llegado la policía, yo le dije: “¿Cómo es que ayer tarde, a última hora de la tarde, llegaron dos policías, vestidos de civil, y hoy, a esta hora, primera hora de la mañana, Ud. ya sabe que estuvo la policía?. Esto se me hace muy sospechoso, y yo con Ud. no tengo nada que hablar”.

EUGENIO: ¿Y qué dijo él?

JUAN: Nada; no dijo nada. Simplemente se levantó, pidió excusa y se retiró de la reunión.

EUGENIO: ¿Este Consejero era un cura?

JUAN: Sí; un cura, un sacerdote.

Después, en esa reunión, fue la discusión, digamos, sobre la temática del Centro: qué estábamos enseñando en el Centro.

JUAN: Entonces, yo sencillamente, porque de parte del Centro estaba yo solo, entonces yo les dije: “Bueno, la línea de trabajo y los fundamentos doctrinales del Centro los tiene aquí en el Archivo diocesano, pues se lo dimos al obispo anterior, está ahí guardado, lo pueden ver cuando quieran”; además pueden leer el Documento-Base que le mandé…..

Mons. Romero me dijo: “Sí, pero hay algunas cosas que son un poco avanzadas y queríamos que nos aclarara eso”.

Yo simplemente le dije: “Lo que hacemos no es ni con mucho lo que nos dice y manda Medellín, nos quedamos todavía bastante cortos”. Bueno, hubo un poco de discusión, no mucho, pero se sentía el punto de disensión…

JUAN: Y luego el obispo Auxiliar de Santa Ana, presidente de la Comisión Nacional de Catequesis, me dijo esta frase: “Pero Uds. deben saber ya, que esas cosas que Uds. enseñan en el Centro, al Gobierno no le gustan nada”. Yo le pregunté y le dije: “Bueno, aquí hay dos obispos, quiero que los dos me digan ¿Quién es el que a mí, sacerdote, me tiene que decir lo que tengo que enseñar, si es el Gobierno o si son los obispos? Si son los obispos, bueno; pero si es el Gobierno, ¿para qué quiero obispos?”…

Entonces así discutimos de varias cosas de estas…

Me agregó entonces el Auxiliar nuevamente: “Sí; pero en esto, Uds. están corriendo un grave riesgo”. “Grave riesgo de qué?”, le dije. “Cualquier día -me dijo- pueden tener Uds. problemas personales por estas enseñanzas que están impartiendo.” Yo me recuerdo que le dije: “Esto yo ya lo sabía desde el momento que me hice sacerdote; ya está en el Evangelio, y no tiene que extrañarme; ahora, para mí lo duro y lo que sería… y me cuestionaría, sería decir que en mi sacerdocio no he tenido con nadie problemas de esta clase. Bueno, así estuvimos más o menos la mañana…

JUAN: Pero hubo un detalle interesante: al terminar la reunión, Mons. Romero me invitó a mí a almorzar con él, y no invitó al Auxiliar. Después, durante el almuerzo seguimos platicando los dos ya solos; platicando ya, no como una reunión formal, sino informalmente, le dije cómo veía yo las cosas y cómo veía todo esto… Y recuerdo que sí le dije en un momento dado, porque él siempre decía: “es que estoy preocupado…”; en un momento yo le dije: “Mire, Monseñor, la verdad es que no le envidio, porque Ud. es el responsable de la Diócesis, y Ud. es el que tiene que marcar las pautas de la Pastoral; y no le envidio porque si Ud. quiere que cortemos todo, pues no sé qué pastoral pueda quedar, no sé qué vamos hacer. De cualquier manera, Ud. tiene que pensar esto, que la responsabilidad de la Diócesis es de Ud.” Y le recordé: “Si estamos equivocados, de acuerdo, Ud. nos dice en qué y por qué, y estamos dispuestos a rectificar, pero Ud. nos tiene que demostrar la equivocación”. (Y Mons. Romero se recordó e hizo alusión a las palabras que le dije, unos días antes de su toma de posesión de la Diócesis, en la finca del cafetalero)”.104

c) ¿Medellín tenía la culpa?

Indiscutiblemente, la principal dificultad y divergencia del diálogo-discusión sobre la línea de pastoral de los Pasionistas de Jiquilisco, se acentuó y centró en la diversa comprensión de los Documentos episcopales latinoamericanos emanados en la reunión de Medellín: mientras que para nosotros los teníamos como verdadera y auténtica palabra, orientación y mandato de la Iglesia Latinoamericana, y en ellos basábamos nuestro compromiso y línea de pastoral, (como lo expresábamos en el Documento-Base), para Mons. Romero la concepción que él tenía de Medellín, en este tiempo que estamos historiando, era un poco peculiar: se fijaba más bien y lo generalizaba, en los aspectos negativos de las interpretaciones exageradas de algunos de sus seguidores; y eso le hacía ver a Medellín con ciertos prejuicios y precauciones.

Para probar esto vamos a leer tres citas sobre el tema; son algunas ideas de tres editoriales de Mons. Romero en Orientación:

“A TRES AÑOS DE MEDELLÍN:

Según la categoría de los propagandistas, así se hace ambiente bueno o malo a un producto. Y eso ha pasado con los Documentos de Medellín. No sólo han tenido magníficos interpretes de su espíritu, sino que han surgido muchos “charlatanes” que los presentan como pretexto para solapar sus extravagancias…”.105

“MEDELLÍN MAL COMPRENDIDO Y MUTILADO:

Hace cinco años en este mes de agosto, se gestaron en Medellín (Colombia), las famosas conclusiones de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, conocidas más brevemente con el nombre de “Documentos de Medellín” o simplemente “Medellín”. Nombre que va de boca en boca, muchos pronunciándolo con fanática propaganda, muchos con repugnancia y repudio… Los han mutilado quienes sólo conocen malamente los documentos de justicia y paz para entresacar de ellos sólo lo que conviene a sus intentos demagógicos…”.106


103. Documento Base para…, págs. 13-14.

104. Testimonios: Grupo nº 1: JZE: págs. 7-9.

105. Orientación: Editorial del 25 de septiembre de 1971, nº 1234, pág. 3.

106. «Orientación»: Editorial del 12 de agosto 1973, nº 2030, pág. 3.

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