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Alma Vilches
@AlmaCoLatino
Después de 40 años, por segunda vez en la historia del país, la feligresía católica no participó de las tradicionales procesiones de Semana Santa, a causa de la pandemia del COVID-19, por lo que los templos lucieron cerrados y recurriendo al uso de la tecnología fue posible que la fe y devoción del Viernes Santo se trasladará hasta los hogares, donde cada familia meditó la pasión de Jesús y el momento de su crucifixión en el Calvario para salvar al hombre del pecado y darle la vida eterna.
Este año en la Calle de la Amargura, del centro capitalino no hubo feligreses ofreciendo penitencias ni la imagen de Jesús Nazareno procesionó en el tradicional Vía Crucis. Hace 40 años ocurrió lo mismo, solo que en esa ocasión por el tiroteo del Domingo de Ramos durante el funeral de monseñor Óscar Arnulfo Romero, frente a Catedral Metropolitana.
Para Carlos García, feligrés de la iglesia El Calvario de San Salvador, hoy hubo familias unidas en la fe, y la tradición popular se trasladó a cada hogar católico que está viviendo esta Semana Santa 2020 como realmente Dios quiere y no como el ser humano está acostumbrado.
El Viernes Santo es día de ayuno, abstinencia y penitencia para los fieles católicos que se unen a conmemorar la Pasión del Señor, entre las actividades de este día está el Vía Crucis, que este año se vivió en familia, en cada hogar se elaboró un pequeño altar y meditó los 14 momentos de dolor y sufrimiento que padeció Jesús camino al Calvario. Este día no hay celebración eucarística, solamente los oficios litúrgicos conmemorativos de la pasión del Señor.
