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Alma Vilches
@AlmaCoLatino
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló desde el año 2,000 la urgente necesida de desarrollar acciones efectivas para la prevención del suicidio como una prioridad de salud pública. Datos del primer trimestre de 2022 del Instituto de Medicina Legal (IML) revelaron que un promedio de nueve personas se suicidaron por semana a escala nacional.
Desde el año 2018 hasta junio de 2022 un total de 2,118 personas se suicidaron en El Salvador, de ese total, el 81.54% corresponde a hombres y el 18.46% a mujeres, siendo 2021 el año con mayor reporte de suicidios.
En el país existe una emergencia en salud mental, no solo por el innegable aumento en los casos de suicidio, posible efecto de las situaciones vividas durante la pandemia por el COVID-19, sino además por el incremento en la demanda de atenciones de salud mental en instituciones públicas y privadas, y el poco personal especializado a nivel nacional.
Según la Encuesta Nacional de Salud Mental 2022, del Instituto Nacional de Salud del Ministerio de Salud, 10.3% de personas adultas presentan signos significativos de estrés postraumático, y 21% algún grado de depresión; el 22.4% de la población adolescente tiene un probable estrés postraumático o tiene angustia moderada. Además, 4 de cada 10 adolescentes presentan síntomas de trastorno de depresión mayor. Esos datos son más alarmantes si se toma en cuenta la capacidad instalada del sistema público de salud para la promoción de la salud mental, al inicio de 2023 el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) disponía de 55 psiquiatras y 50 psicólogos activos a nivel nacional para atender a los derechohabientes.
Entre tanto, el Ministerio de Salud reportó a diciembre de 2018, un total de 147 psicólogos y 32 psiquiatras; alrededor del 50% de estos profesionales se concentran en San Salvador.
En El Salvador no hay datos actualizados en materia de suicidio, pareciera que el tema no es prioritario para el gobierno, por ello, es fundamental que las autoridades de salud atiendan el llamado de la OMS, ya que los suicidios son prevenibles, pero cada hecho de estos es una tragedia con consecuencias permanentes a las víctimas, familias y a toda la sociedad.
