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El mundo de mi jardín

Redacción Suplemento Cultural Tres Mil

Marily Ávila Orozco

En el Centro Cultural España se presentó, el 19 de agosto de 2025 19:00 horas,  el libro: El Mundo de mi jardín, de Julio Enrique Ávila, publicado en primera ocasión en 1927, que tiene por secciones Aguafuerte, Motivos, Cuentos, La lámpara de silencio, Almas de libros, El Mensaje. El texto contiene una carta de Miguel de Unamuno en su primera edición; ahora se lanza una nueva edición de Editorial Don Bosco, que incluye el texto original publicado en 1936 titulado: El Salvador, el Pulgarcito de América”.

La presentación correspondió a su hija Marily Ávila Orozco, Antonio Morales y Nelson López, en sus palabras:

“¡Oh la lucha del fuego en las cenizas!” Esta frase de mi papá Julio, bien podría expresar el combate titánico de un poeta olvidado por seguir existiendo en la memoria colectiva y no perecer. Mantener el fuego, solo ha sido posible gracias a la visión de Nelson López director de la Editorial Don Bosco, que tuvo a bien desempolvar archivos y rescatar en todo su esplendor la obra prolífica de mi padre adoptivo, Julio Enrique Ávila Villafañe. Originario de San Miguel papa Julio nació el 4 de agosto de 1892 y falleció el 16 de noviembre de 1968, cuando yo tenía apenas 18 años. Sin embargo, fue suficiente para conocer las virtudes de un hombre extraordinario que se destacó como esposo y como padre, pero también como académico, poeta, escritor, político, empresario, subsecretario de educación y ministro de relaciones exteriores.

A lo largo de su vida recibió numerosas condecoraciones por sus méritos, entre otras: la Orden Nacional de la Legión de honor de la República Francesa, por su acción humanitaria a favor de los judíos perseguidos durante a Segunda Guerra Mundial y la Gran Cruz de la Orden José Matías Delgado, a cuya ceremonia tuve el placer de acompañarle.

En esta ocasión, inmortalizó su frase célebre cuando dijo: “El Salvador es pequeño, diminuto, por eso otrora le nombré el Pulgarcito de América. Es apenas un terroncito de tierra colocado en el centro de la esfera, pero es mi patria. Es más pequeño aún en el corazón humano y, sin embargo, es capaz de soportar las más grandes penas y de encender los más grandes amores. De allí este amor idólatra que siento por mi tierra”.

Papá Julio amó a su país con verdadera pasión, al igual que a su esposa Lydia Orozco, Mamá Lila, la “Reina-Rosa” de sus jardines de amor, a quién dedicó sus versos “que quisieran ser flores y solo saben ser alma… Fuentes de alma”. Él estaba absolutamente convencido de que el “Mensaje”, con que finaliza este precioso libro “El Mundo de mi jardín” que ahora nos ofrece la editorial Don Bosco, tarde o temprano se cumpliría: “¡Día llegará en que el rosal no tenga espinas y en que el hombre sea incapaz de engendrar siguiera un mal pensamiento! Por que todo mensaje se cumple, indefectiblemente, ¡Y el mensaje humano es el mensaje de Amor!

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