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José Antonio Potes (izquierda) y Manuel Castrillón (derecha) permanecieron en prisión bajo prisión 3 meses; el Gobierno intentó recompensarlos con viajes a la playa, comida bebida. Foto: Diario Co Latino / Cortesía.

El GOES no pudo silenciar a los colombianos víctimas del régimen de excepción

Redacción Nacionales

@DiarioCoLatino

José Antonio Potes y Manuel Castrillón son dos jóvenes colombianos que fueron víctimas del régimen de excepción implementado por el Gobierno tras haberles encarcelado por tres meses por delitos falsos que se le atribuyeron. El GOES intentó recompensarlos a través de viajes a la playa, comida, bebida y diversión, pero fue en vano.

Para entender el caso, es de contextualizar que, en diciembre del año pasado, en el municipio de Soyapango se instaló un cerco militar para, según el gobierno, “extraer” a los terroristas que se habían salvado del régimen de excepción, con ello se generó denuncias que hacían los habitantes sobre detenciones arbitrarias de personas que nada tenían que ver con pandillas. Una de esas detenciones fue la de José y Manuel.

Manuel Castrillón salió de su país en 2019 hacia Guatemala. En julio de 2022 decidió viajar a El Salvador, maravillado con las opiniones que los mismos salvadoreños y extranjeros hablaban sobre el país en el tema de seguridad y turismo. Él estaba esperanzado en montar una empresa en El Salvador. Él aseguraba que, si era de los primeros extranjeros que llegaba al país, podría verse beneficiado con los proyectos que adelantaba el presidente Bukele. Por lo cual, realizaba estudios de mercadeo con miras a qué proyecto podría implementar en el país. Sin embargo, todo se desmoronó cuando los capturaron el 27 de enero de este año en la urbanización Las Margaritas en Soyapango, y encarcelados por “pandilleros terroristas”.

Manuel y José fueron detenidos en dicha colonia ya que se encontraban juntos, luego de haberse reencontrado, con motivos de que Manuel le presentaría a José a una proveedora de perfumes que vivía en Las Margaritas. Sin embargo, un grupo de soldados lo detuvo y los señalaron de ser pandilleros. Manuel y José son amigos desde la infancia, estudiaron y se graduaron juntos en Colombia.

Castrillón sí tenía conocimientos de la implementación del régimen de excepción y sus implicaciones, pero esto no le preocupa ya que creía que la medida se aplicaba solo para los salvadoreños.

A los colombianos se les pidió sus pasaportes y por el hecho de ser de Colombia los señalaron como “narcotraficantes”; personal de migración verificó los documentos y todo estaba en regla. Por lo que, se los dejaron a la PNC y los metió a una bartolina. El gobierno quiso asegurarse ante la opinión pública de que los colombianos habían sido detenidos por “asuntos migratorios”, pero no fue el caso.

En el pecho de José Antonio Potes se encuentra un tatuaje; en él se aprecia unas manos, un rosario, el nombre y las fechas de nacimiento y fallecimiento de su abuela, pero nada alusivo a pandillas, explicó el joven a una entrevista a Radio Ysuca este fin de semana, justo cuando informaron (entre semana) qué dirían su versión de los hechos.

Ese tatuaje en cuestión, a los agentes les pareció que era alusivo a la Mara Salvatrucha. Algo contradictorio ya que los detuvieron por supuestamente pertenecer a la pandilla 18 en Colombia, justo cuando ellos preguntaron la razón de su captura, tomando en cuenta que por asuntos migratorios no era. A la vez, la PNC les quitó sus celulares y más de $200 dólares en efectivo.

Luego, a Manuel y José los trasladaron al penal de Ilopango; en dicho lugar vivieron en carne propia lo que viven los inocentes capturados en régimen de excepción, violaciones a derechos humanos, golpes por los custodios y los ingresaron a la celda donde estaban los propios pandilleros.

El 13 de febrero de este año, los llamaron del consulado de su país para informales que debido al régimen de excepción implementado en El Salvador estarían bajo prisión por lo menos 6 meses, mientras se realizaban las investigaciones. Los compañeros de celda comentaban a José que si era investigado por pertenecer a una pandilla podría permanecer en prisión 20 años.

“Yo no me imaginaba 20 años en prisión y mucho menos inocentemente”, dijo José al medio radial. Según explicó José, esa situación lo llevó a pensar más de una vez en el suicidio.

“Lo primero que hicieron fue raparnos (cabello), cuando nos íbamos a bañar, los guardias nos pegaron, (porque le decían que se movieran rápido), nos inclinábamos con la cabeza hacia abajo y en los conteos caminar rápidamente, no podíamos mirar al guardia de frente poque nos pegaban, o sea, por cualquier cosita, era un silencio total. (…) Nunca supimos nada de nuestras familias, yo estuve encerrado 3 meses y nunca pude llamar a mi familia para decirles que estaba encerrado”, relató José Antonio.

“Hubo veces que pensamos estupideces como el suicidio, por lo menos los primeros días, duramos casi 5 días sin comer un solo bocado, porque uno no entendía en verdad que estaba pasando y tampoco ellos (autoridades) le decían a uno qué es lo que pasaba”, agregó José Antonio.

El 20 de febrero, a Manuel, José y otros 70 extranjeros los trasladaron a la cárcel de Jucuapa donde están todos los extranjeros, según comentó José. En ese centro penal permanecieron hasta el 16 de abril, ese día les ordenaron que se rasuraran ya que un sujeto “importante” llegaría a verlos, el director de Centros Penales, Osiris Luna Meza y David Cruz, comunicador del Gobierno, estos, sacaron a los colombianos de la cárcel sin una carta de libertad.

“Simplemente nos dicen que es un malentendido y nos pide (el número) de cuánto calzamos, tallamos de jeans; nos compran ropa y nos sacan de la cárcel sin una carta de libertad”, explicó José.

Los llevaron al hotel Miramonte, en San Salvador, donde estuvieron por 13 días. En ese tiempo, quedaron a cargo de David Cruz, quien los llevó a comer y a disfrutar de las playas para tomar fotografías y videos para evidenciar que estaban en libertad. David Cruz, quien hasta hace poco era reportero de Canal10, les dijo que quería que tuvieran un mejor concepto de El Salvador y se puso “a la orden”. David Cruz y William Chanta (conductor) llevaban y traían a los colombianos a diferentes lugares para que comieran, bebieran y disfrutaran de los diferentes sitios del país.

En el hotel, David Cruz pidió a José que grabara un video donde dijera que su caso y el de Manuel era un malentendido, debía decir que era por un tema migratorio y no por pandillas. Cruz le pidió que lo publicara en su Facebook; José se rehusó en primer momento, ya que habían estado desconectados por tres meses, pero estando en su poder, le tocó hacerlo.

Manuel aseguró que tras su paso por la cárcel salvadoreña y esa situación, tiene ahora otra perspectiva del país. “Nosotros lastimosamente caímos y como caímos nosotros siendo inocentes puede haber también muchos más”.

En los 13 días que estuvieron en el hotel, ellos dedujeron que “algo no andaba bien”, ya que no les dejaban llamar al consulado ni consultar a su abogado; el mismo temor, hizo que los jóvenes de 27 años llamaran al consulado de Colombia en El Salvador, como pudieron para pedir ayuda, en consulado les manifestó que temían por sus vidas, contó Potes. Fue el 30 de abril que José y Manuel abandonaron el país, quizá para nunca volver. El personal del consulado de su país los acompañó hasta el aeropuerto. Informaron que recuperaron sus teléfonos, pero no el dinero.

Lo que queda claro de este caso, es que el Gobierno trató de que se olvidarán de esos 3 meses que permanecieron en prisión a través de viajes a las playas, comidas, música etc.

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