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¡El compadre y las tapas del tacuazín peinado

Nelson López*

Mire compadrito, order no rx ya se dio cuenta que le destaparon las tapas al tacuazín, physician advice lo que pasa es que es muy dormido. Según el muy dundo las tenía bien tapadas sólo porque las tenía bien refundidas en unos negros y feos aposentos. Y fíjese que parecía que las estaba coleccionando porque no las había llevado a la fundidora. Yo le voy aclarar que la palabra -tapas- tiene para el vulgo gran cantidad de connotaciones y una de esas, generic entre otras, la podemos leer en los menú de restaurantes españoles, pues resulta que en esos lugares son bocadillos para acompañar las bebidas alcohólicas o sea pues, que son las que aquí les decimos ¡bocas! Pero no tiene nada que ver.

Y acuérdese que también los abuelos le llamaron tapas a la boca de nosotros cuando estábamos cipotes. Pero eso era cuando decíamos algo fuera de lugar o como metidencia, y el regaño textual muchos lo podríamos recordar – “mono tapudo tenías que ir con las grandes tapas a decir babosadas como que a vos te estaban preguntando. Al nomás llegar a la casa te voy a dar una…” y seguía la retahíla abuelesca que ni acordarme quiero… y ahí se iba el palabrerío de los viejos. Claro que también las tapas, más de algún salvadoreño las habrá relacionado con los glúteos de una hermosa mujer y por supuesto que no tiene nada que ver con nosotros los machos (con dueñas o sin dueñas),

ya que en nosotros pareciera que no hay espacio ni para siliconear como lo pueden hacer ellas. Pero de las tapas que ahora le hablo compadrito, que también les decimos tapaderas, son las que le quedaron al aire libre al coleccionista de tapas cuando se las descubrieron y resultó que eran las de las aguas negras ¡inimaginable compadre! que el propio tacuazín se las estaba peinando desde hace ratón, y póngale coco que todos los de carro le echaban las grandes bandeadas a los chatarreros, que según ellos, eran los que se las robaban solo para vendérselas a cualquier topetero de los que tienen las fundidoras, para que las convirtieran en columnas de hierro o en machetes. ¡Pero eso no es nada! lo peor es que cuando se iban en los hoyos que no tenían las tapas, y reventaban las llantas, o explotaban los amortiguadores, o quedaban trabados en los hoyos,  eran las puteadas de hijo de p… para arriba, de los motoristas contra los pobres chatarreros… que ni cuenta se daban quién era el que se los estaba bajando con el negocio del hierro fundido… y pensar que era el propio tacuazín el que se las estaba llevando para acusar a medio mundo del descuido y para que vieran que la solución la tenía el mismísimo tacuazín con unas tapas nuevitas, relumbrantes, azulitas como el azul de cielo y que en los mapas de Google se iban a ver chivísimas desde el espacio, y desde los aviones los pasajeros iban a decir “mire ahí donde se ven los puntitos azules… ahí es la capital de los guanacos”. ¡Esos si que son inventos! más es lo que ahora al quedar destapadas las tapas no hayan ni que decir los que están clamando mano dura para los que compran tierras, pero ni modo mejor que ni digan nada porque pueden caer en la complicidad diciendo que eran tapas viejas y que ya estaban mohosas y que están más bonitas las azules. Así compadrito, que mejor ni sigo reclamando tapas ni caños, que la agitación solo produce daño y con esto basta para todo el año.

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