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El calentamiento global amenaza a la humanidad

Carlos Girón S.

La supervivencia de la humanidad está seriamente amenazada a causa del cada vez mayor calentamiento de nuestro planeta, con el cambio drástico del clima. Los científicos que cada día comprueban esto, se ven alarmados principalmente por la inopia de los gobiernos de todos los países del mundo para afrontar con seriedad el inminente peligro y adoptar en conjunto medidas que no solo se escriban en un papel (como los Acuerdos de Kioto y el último de París), sino que cada uno se proponga llevar a la práctica.

Esta crisis climática ha provocado en 2018, un aumento récord del nivel del mar, temperaturas terrestres y oceánicas al alza, mayor acidificación de los océanos, pérdida sin precedentes de los mantos de hielo y las también cada vez mayores emisiones de CO2 (el letal monóxido de carbono).

Esto del cambio climático sobre los ecosistemas naturales y las poblaciones humanas, prosigue su escalada y alcanza nuevos récords que ponen de manifiesto que está fuera de control.

Según el último informe de la Organización Meteorológica Mundial, correspondiente a 2018, la elevación del nivel del mar ha alcanzado un nuevo récord, al mismo tiempo que las temperaturas terrestres y oceánicas han sido excepcionalmente altas en los últimos cuatro años. Esta tendencia al calentamiento se inició a principios de siglo y se prevé que continúe.

Reportes de los oceanógrafos indican en informes recientes que en 2018, el nivel medio del mar a escala mundial fue aproximadamente 3,7 mm más alto que en 2017, un valor que marcó un nuevo récord. Agregan que en el período de enero de 1993 a diciembre de 2018, la velocidad media de subida del nivel del mar fue de 3,15 mm al año. Asimismo, la pérdida acelerada de masa de los mantos de hielo es la principal causa del incremento en el ritmo de elevación del nivel medio del mar a escala mundial, según el informe.

Se señala que a la elevación de los niveles del mar, contribuye el hecho de que la capa de hielo de Groenlandia, haya perdido masa prácticamente cada año a lo largo de los dos últimos decenios. Desde 2002 ha registrado una pérdida de masa de aproximadamente 3.600 giga toneladas. Un estudio determinó que la reciente frecuencia con la que se suceden los episodios de deshielo en la capa de hielo de Groenlandia es “inédita”, en por lo menos los últimos 500 años. Todo esto son récords y más records.

Y lo más delicado es que esta situación, no solo afecta a los ecosistemas, sino que origina graves peligros para la población humana del planeta -aunque también la de los otros reinos-. De acuerdo con los reportes de los meteorólogos, en 2018, la mayoría de los peligros naturales que afectaron a casi 62 millones de personas, estuvieron asociados con fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, según el informe mencionado. Las inundaciones siguieron siendo el fenómeno con mayor número de afectados: más de 35 millones de personas. Desde 1998, casi 4.500 millones de personas en todo el mundo se han visto afectadas por el clima extremo.

Por otro lado, la exposición del sector agrícola a los fenómenos climáticos extremos, amenaza con echar por tierra los avances realizados en la lucha para erradicar la malnutrición. Nuestro país, El Salvador, ha sufrido en carne propia esos efectos de los cambios drásticos del clima, que incluyen prolongadas sequías. Igualmente en otras latitudes se advierten nuevos indicios que apuntan a un aumento continuado del hambre en el mundo tras un período prolongado de disminución de los alimentos, según datos compilados por organismos de las Naciones Unidas. Los reportes indican que el número de personas subalimentadas se incrementó hasta los 821 millones en 2017, en diferentes regiones del planeta, debido en parte a las graves sequías asociadas con el intenso fenómeno de El Niño de 2015/2016.

Para alivio, y como consecuencia de esta situación, de los 17,7 millones de desplazados internos que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), tiene registrados en septiembre de 2018 se contaban más de 2 millones de personas, en situación de desplazamiento debido a desastres relacionados con fenómenos meteorológicos y climáticos.

El panorama no puede ser más triste y preocupante a nivel mundial: sequías, inundaciones y tormentas (incluidos huracanes y ciclones), son los fenómenos que ocasionaron la mayor cantidad de desplazamientos por desastres en 2018. En todos los casos, las poblaciones desplazadas son muy vulnerables que lógicamente necesitan protección.

La o las preguntas que cabría hacernos es qué hacemos cada uno de nosotros en lo individual, y qué concretamente hacen nuestros gobernantes para contrarrestar esos desastres derivados del cambio climático, que no parece que lo tomemos en serio muchas personas –aunque estemos sufriendo sus efectos-.

En lo individual podemos proponernos no contaminar el medio ambiente, aunque sea con minucias como renunciar o al menos disminuir el uso del tabaco, su humo, que parece insignificante se vuelve grande al juntarse con el de muchos otros fumadores en cualquier parte; no derramar o mezclar residuos de aceites comestibles y aquellos quemados de motores de automotores o máquinas industriales con porciones de agua dulce y potable; quemar lo más posible las bolsas de plástico que van a parar a los ríos y mares ya que matan seres lacustres y marinos; reparar los motores de autos o buses que expelen a la atmósfera grandes nubes de humo negro (que produce el CO2); no talar inmisericordemente grandes arboledas que ayudan a purificar el aire… En fin, cada quien puede ver por sí mismo qué puede hacer para no dañar a nuestra madre Tierra.

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