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Doce recomendaciones y mandatos de la puericultura

Dr. Fredy Rosales Meyer

Médico Pediatra, Neonatólogo.

Una observación puntual que se hace es que las mujeres, ya sea la madre, la abuela o la niñera; probablemente a causa de que son las responsables en nuestro país del orden en la casa y del cuidado de los niños, se han convertidos en depredadores de otros seres vivientes que se han clasificado como dañinos. Esta conducta ha marcado a las mujeres, que normalmente son cazadoras y acechadoras naturales, y las ha convertido en acechadoras obsesivas. Tienen manía en contra de otros animales, aunque no sean dañinos. ¿Cómo se manifiesta este vicio? Bueno, sí ven a una hormiga la aplastan con un dedo, si ven a una cucaracha le dan con el zapato, si ven una mosca le dan con cualquier cosa; tienen un sentido de “urgencia” por acabar con la vida de los bichos. Si sospechan que un ratón entra a la cocina ponen un “bocado” con veneno. Ellas -las mujeres- se han excedido en la persecución de los bichos. Si vemos en los periódicos o la TV, o escuchamos la radio, la publicidad va dirigida a ellas y las han hecho caer en una obsesión por usar productos aniquiladores de insectos y han abandonado la limpieza de la casa y el orden. Están al tanto del último invento. Compran estos productos a escondidas del padre de la familia; los esconden para que nadie se de cuenta y cuando menos uno espera el gran mal olor que se disemina por toda la casa producto de la muerte de un animal supuestamente dañino. La publicidad está ahí, en los medios de comunicación, señora, y no es obligación de nadie que sigan las sugerencias. Es uno el responsable del uso que hace de la publicidad. No estamos obligados a comprar cada producto nuevo que sale a la venta con el objeto de mantener controladas las plagas caseras.

Como les he mencionado los afectados son todos los habitantes de la casa: los niños, los ancianos, mujeres embarazadas o en edad reproductiva y la misma persona que aplica el plaguicida puede resultar afectada. Hay que hacer un uso racional y mínimo de esto productos. El exceso de estas conductas está en las mujeres que para matar una hormiga ya no usan el dedo sino el “spray”, que para matar una cucaracha o una araña ya no es el zapatazo sino el “spray” o que para eliminar una rata ya no se usa la trampa, sino que el veneno matarratas. Todos estos productos -señoras- son formulados o producidos en países desarrollados económicamente, pero da la contradicción que, en esos mismos países, estos productos no pueden ser usados por dañinos e incompatibles con la vida de los seres humanos y el medio ambiente; pero no se les prohíbe que se vendan en los países pobres donde la gente analfabeta e ignorante, poco informada abunda y son fácil presa de la publicidad, haciéndolos caer en las manías que les he mencionado. Ser acechadoras y cazadoras es una condición natural en las mujeres, la naturaleza las ha dotado de ese DON, pero estas atribuciones deben ser bien o mejor utilizadas. Acechémonos nosotros mismos estas debilidades y cacémonos nosotros mismos en esos momentos en que hacemos mal uso de las armas que se nos han dado. Evitemos el uso de estos productos. La solución es otra y es posible. Ya les mencioné algunas formas de hacerlo. Ese es el comienzo: acechemos las demás formas que hacen falta para el control de plagas caseras.

*LA VISIÓN DE UN MAGO

ENEMIGO PLANETARIO NUMERO UNO: “Cuando te dediques a exterminar insectos indeseables porque amenazan tu despensa, tu jardín o tu salud recuerda la Ley de la Relatividad por la cual sabemos que nuestra grandeza y poder sobre esas minúsculas alimañas es también nuestra pequeñez e impotencia ante la naturaleza y sus leyes.

Podría decirse que para ese organismo identificado como planeta Tierra los seres humanos somos como insectos. Que el planeta entero es un ser viviente y no debe tomarse como una alucinación mística o un primitivo animismo. La ciencia con su propio lenguaje y nomenclatura corrobora que el planeta vive.

El exterminio de plagas es para ti un acto de legítima defensa, esas criaturas son una amenaza, por lo tanto, debemos aceptar las consecuencias de nuestro proceder. No nos debe extrañar que la Madre Tierra sabe muy bien de lo destructivos parásitos que somos”, Mago Fanci.

11. DÉCIMA PRIMERA RECOMENDACIÓN: LA DIETA DE SU NIÑO

Durante los tres primeros meses de un niño(a), su dieta tiene que ser estrictamente líquida. Debe de consistir de la leche producida en su seno materno, a la cual se le tiene que agregar agua muy limpia y hervida. El agua se puede ofrecer con una cucharita para que de una sola vez se adiestre en el uso de este utensilio que usará toda la vida. No usar biberón, pacha, mamila o tetina. En casos extremos por incapacidad materna, poca producción de leche, por razones de trabajo, la madre puede usar fórmulas comerciales de leches maternizadas para complementar o sustituir la leche materna se recomienda en primer lugar las leches elaboradas a partir del frijol de Soya por ser menos alergénicas que las fórmulas preparadas a partir de la leche de vaca. Y siempre se aconseja el uso de una cuchara pequeña y no del biberón. Lo único que se necesita es tener paciencia y tiempo para usar este utensilio. El premio será la salud de su niño(a).

12. DÉCIMA SEGUNDA RECOMENDACIÓN: LA ALIMENTACIÓN DEL NIÑO(A) SENTADO

El niño debe alimentarse al Seno Materno, estando siempre solo en posición sentado(a). La madre también sentada. NUNCA tiene que dar de mamar el Seno Materno estando la madre acostada, caminando, en la hamaca, en los vehículos en marcha, bailando o girándolo, sacudiéndole o peor estando el niño dormido profundamente.

El precio de esta mala técnica de alimentar a su niño le provoca frecuentes crisis de asfixia, ahogos o atragantamientos que llevan a frecuentes enfermedades de las vías respiratorias. Y hasta la muerte. La naturaleza ha dado a cada especie animal su forma correcta de alimentar a sus hijos. Los SERES HUMANOS tienen que dar de mamar sentados o parados, de frente, para que la leche se dirija hacia abajo del cuerpo, hacia el estómago y no que la leche se dirija a los pulmones o hacia los oídos y nariz. Usemos el sentido común.

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