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Diferencias políticas y China: los obstáculos de la UE para concretar acuerdos en América Latina

Ricardo Pérez
Sputnik

La próxima cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea (UE), que comienza este 17 de julio en Bruselas, no será fácil debido a las diferencias políticas e ideológicas que hay entre las autoridades de ambas regiones, coinciden diplomáticos y especialistas consultados por Sputnik.

Hay dos factores que podrían obstaculizar la obtención de acuerdos durante la cumbre. El primer factor es la creciente influencia de China en la región latinoamericana. El segundo, las visiones divergentes entre ambos bloques en torno a temas como la democracia, el estado de derecho, las políticas sociales y económicas, explica Arlene Ramírez Uresti, doctora en Relaciones Internacionales de la Universidad de Norwich.

La cumbre se lleva a cabo en momentos en que Pekín y las empresas del país asiático están incrementado como nunca antes sus inversiones en los países latinoamericanos como parte del fenómeno conocido como relocalización o nearshoring, impulsado a partir de las interrupciones en las cadenas de suministro provocadas por la pandemia de coronavirus y la operación militar especial de Rusia en Ucrania.

“Ante el avance de China en América Latina, a la UE le interesa bastante acercarse a la región no solo en temas económicos, sino también para una agenda más progresista”, señala la también es académica del Tec de Monterrey, Ramírez Uresti.

En su opinión, Washington actualmente no tiene el mismo poder de convocatoria en la región latinoamericana que tenía hace algunos años. Además agregó que en los Gobiernos estadounidenses tampoco existió un proyecto a corto o mediano plazo que pueda equilibrar la llegada comercial y estratégica de China a América Latina.

“Aunque algunos países se mantienen todavía como exportadores-importadores importantes hacia EEUU, la realidad es que hoy el mercado las inversiones y el sector tecnológico apuntan mucho más a la influencia china que a la de Estados Unidos. Y eso, por supuesto, le pega de rebote a la UE porque de alguna manera el pivote que generaba EEUU con influencia en la región beneficiaba a Europa», apunta la especialista.

¿Habrá acuerdo justo?

La experta considera que la presencia de Pekín en la zona latinoamericana ha disminuido la intensidad del comercio de América Latina con Occidente y eso ha repercutido en un ambiente de mucha especulación, pues para 2024 se espera que no se haya estabilizado económicamente el mundo, además del peligro de una ola de recesión y de inflación importante.
“Hoy el tema del nearshoring lo está ocupando más China, está tomando mayor ventaja, mejor posicionamiento que algunas otras empresas competidoras en el contexto occidental”, señala Ramírez.

La cumbre entre los jefes de Estado de 33 países latinoamericanos y caribeños y los 27 de la Unión Europea (UE) tiene lugar cuando aún no está resuelto el acuerdo sobre el tratado de libre comercio entre el bloque europeo con el Mercado Común del Sur (Mercosur: Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay), donde han aflorado diferencias.

En días recientes, el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, cuestionó el acuerdo al afirmar que contiene amenazas de sanciones por deforestación y, además, exige a Brasil renunciar a las llamadas compras gubernamentales y permitir que empresas europeas participen en licitaciones de los gobiernos del bloque sudamericano y viceversa.

En junio pasado el presidente argentino, Alberto Fernández, afirmó que Mercosur quiere un acuerdo de beneficio mutuo con Bruselas, no que sea unilateral o solo beneficie más a un lado.

“Queremos un acuerdo con la Unión Europea que balancee las economías de cada una de las regiones y tenga en cuenta las asimetrías”, dijo el mandatario.

¿Qué pasa con México?

Ambos bloques también llegan a la cumbre en Bruselas sin concretar la modernización del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre la UE y México, que lleva al menos cinco años negociándose, pero en el que no se ha podido alcanzar un acuerdo definitivo.

“Se llega en un momento de mucha preocupación por parte de la UE, en el caso del Mercosur por la inestabilidad que se está generando en el Cono Sur a partir de la recesión permanente en Argentina, los cambios importantes en los entornos políticos y, sobre todo, un ambiente bastante pausado en la parte comercial que no abona en los objetivos de vinculación”, observa Ramírez Uresti.

“Se llega en un momento de mucha preocupación por parte de la UE, en el caso del Mercosur por la inestabilidad que se está generando en el Cono Sur a partir de la recesión permanente en Argentina, los cambios importantes en los entornos políticos y, sobre todo, un ambiente bastante pausado en la parte comercial que no abona en los objetivos de vinculación”, observa Ramírez Uresti.

“La Unión Europea tiene criterios de participación comercial bastante puntuales y, en este momento, los países del Cono Sur, sobre todo los adheridos al Mercosur, no tienen este cumplimiento que requiere la UE para el desarrollo comercial”, explica la especialista.

En el caso de México, señala la académica, hay preocupación por ser un año prácticamente de cierre de sexenio y por la polarización política y social. Además, agrega, México se ha visto con un perfil bastante bajo, una participación muy escaza en los organismos internacionales y con muy poca actividad en el tema de los tratados internacionales.

Para la canciller mexicana, Alicia Bárcena, la cumbre de este 17 de julio no será sencilla por las diferencias con las que llegan ambos bloques.

“Es un tema complejo (…) Poner en acuerdo a 27 estados de Europa y a 33 de América Latina y el Caribe, pues no, no ha sido fácil”, dijo el 14 de julio Bárcena.

“Hay temas que a Europa le interesan y que en América Latina y el Caribe no están convencidos, entonces ahí habrá que sentarse y ver”, explicó la canciller mexicana al precisar que uno de los temas es la Iniciativa Global Gateway, en la que los países de la CELAC quisieran tener mayor poder de decisión sobre hacia dónde se aprovechan las inversiones europeas, y que ese tema no solo sea producto de una decisión unilateral de Europa.

Bárcena agregó que otro de los puntos será la resolución del Parlamento Europeo aprobada el pasado 12 de julio, en la que se condenan las supuestas “violaciones y abusos sistemáticos” de los derechos humanos en Cuba y se piden sanciones de Bruselas contra funcionarios del Gobierno de la Isla caribeña, empezando por el presidente, Miguel Díaz-Canel.

¿Progresismo contra conservadurismo?

Para la internacionalista Ramírez Uresti, puede haber desencuentros en la cumbre por las diferentes visiones entre los líderes de ambos bloques.
“Europa llega a una cumbre con líderes disruptivos en America Latina, pero Europa misma está pasando por un cambio hacia la ultraderecha, entonces quizá esto pueda ser un motivo de desencuentro, sobre todo hablando de temas importantes como el desarrollo económico, como el comercio internacional y, la parte más importante, la construcción de la democracia y del rumbo económico”, considera la especialista.

En sus palabras, “esta asintonía podría ser muy enriquecedora, pero lo que sucede es que, ante los ojos de Europa, América Latina está pasando por una nueva crisis de sus instituciones y de ingobernabilidad”.

Ramírez Uresti concluyó que el problema no es que en América Latina hayan llegado líderes de partidos y movimientos de izquierda como López Obrador, Lula da Silva, Gustavo Petro, Gabriel Boric o Alberto Fernández, sino que Bruselas sigue tomando en cuenta índices donde supuestamente algunas naciones latinoamericanas no salen tan bien en temas como el estado de derecho, la gobernabilidad, la transparencia y el respeto a los derechos humanos.

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