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Diario Co Latino y Suplemento Cultural Tres Mil, decanos del periodismo nacional

Iván Escobar

@DiarioCoLatino

Don Miguel Pinto fue el fundador del periódico hasta hoy más antiguo de El Salvador, Diario Co Latino, que en sus inicios se llamó «Siglo XXI», «El Latinoamericano». Con 134 años, es hoy en día un ejemplo del trabajo constante del periodismo nacional, el cual ha sido una verdadera escuela para generaciones de periodistas que se formaron en su sala de redacción por más de un siglo.

El periódico fue fundado el 5 de noviembre de 1890, como Siglo XXI, luego ya en función pasó a llamarse El Latinoamericano y «sucumbió ante un incendio». Sin embargo, con esfuerzos, la historia le reconoce a don Miguel Pinto hacer surgir «de entre las cenizas su obra, el vespertino Diario Latino, decano de Centroamérica» , precisa la reseña histórica de este medio, ya con 134 años de vida.

Un dato importante es que su trayectoria y lucha constante le valió el reconocimiento nacional e internacional, es así que entre otros fue galardonado con el premio ‘María Moors Cabot’.

También fue un medio crítico contra la dictadura del General Maximiliano Hernández Martínez, esta firmeza contra la presión que recibió de parte del régimen de entonces, y su condición de vespertino, hizo que, por años, mantuviera el slogan «Las noticias de hoy, hoy mismo», sin dejar de salir cada tarde, aun con los ataques y amenazas constantes impulsadas por el estado de terror de la época.

Cabe destacar que, por esta razón, el símbolo en su logo inicia y en su trayectoria fue el Ave Fénix, un ejemplo de resistencia y coraje que le valió la trayectoria ganada hasta hoy. Con los años, el periódico enfrentó muchos retos, y ante la salida de los dueños, en 1989, la Cooperativa de Empleados de Diario Latino asumió el compromiso de mantener vivo el rotativo, bajo la dirección del periodista Francisco Valencia y un equipo de trabajo de colegas que mantuvieron el proyecto.

Por su trabajo ético y profesional, apegado a la verdad, siguiendo los principios de su fundador, el período sufrió censura, ataques, persecución, atentados, incendios, entre otros, y, últimamente, boicots, así como los desafíos por ir superando los nuevos retos tecnológicos. Con el nuevo siglo, dejó de ser vespertino y asumió la tarea de los medios matutinos, en medio de un mundo puramente digital, con la pandemia de COVID-19 y el boicot publicitario de las últimas administraciones de Gobierno, tuvo que dejar su antiguo local y pasar a ser un periódico digital. Su máquina impresora BOSS fue vendida ante la carencia de recursos y ahogamiento por deudas, pero el coraje y la fuerza del Ave Fénix ha estado presente en su director y los periodistas que continuaron apoyando.

En los últimos meses, la crisis agudiza pero, día a día, sigue la difusión del periodismo que emana de la sala de redacción de Diario Co Latino.

Ha sido una verdadera escuela para diversas generaciones de periodistas, así como cuna de plumas de las letras nacionales que han engalanado sus páginas en el pasado y el presente. Ejemplo de esto son las publicaciones del Suplemento Cultural Tres Mil, que nació en la década de los 90 y ha sido un referente nacional y hasta regional y Latinoamericano del periodismo cultural.

Esta trayectoria le valió en 2002 recibir el reconocimiento al «Periodismo Cultural» de parte de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), por el aporte de Diario Co Latino con este suplemento al periodismo cultural.

Datos históricos del origen del Día del Periodista

Fue un 29 de mayo de 1969 cuando la Asamblea Legislativa aprobó el decreto #380, en el que oficializa el 31 de julio de cada año como el Día del Periodista salvadoreño; es decir, hace 56 años que en El Salvador se dedica un día especial para las mujeres y hombres que se dedican a esta profesión.

La fecha se concedió en reconocimiento del primer periódico salvadoreño «El Semanario Político Mercantil», publicado por primera ocasión el 31 de julio de 1824, por entusiasmo de José Matías Delgado (ya designado Obispo) y siendo el primer director de imprenta y primer periodista del país, Miguel José Castro y Lara, presbítero local. En ese entonces, la iglesia estaba interesada en la difusión de periódicos, en los inicios de la República, contando con el apoyo político y social de la época, para recibir la primera imprenta en el país que daría paso a la comunicación impresa hasta estos días.

Según datos del historiador Jorge Lardé y Larín, fue en junio de ese mismo año, y con dinero producto de colectas realizadas por el Obispo Delgado, el gobierno salvadoreño adquirió una imprenta proveniente de Guatemala. Su llegada al país fue colorida y de gran trascendencia, llegó en carreta, medio tradicional de la época, lo que hace pensar que fue una odisea su traslado hasta nuestro territorio. Es tanto así, que relatos de la época precisan qué, cuando la imprenta adquirida llegó a las cercanías de San Salvador, el propio presidente de ese entonces, Juan Manuel Rodríguez, en compañía de las autoridades eclesiásticas y del Estado, salieron a su encuentro en el punto que se conocía como «cuesta del atajo».

Su llegada a la ciudad fue en medio de quema de pólvora, y el repique de las campanas de los templos, reinando un enorme júbilo. La imprenta se instaló en casa del Sr. Manuel Herrera, que estaba ubicada en la esquina que en un tiempo ocupó la Confederación de Obreros de El Salvador, siendo su primer director Miguel José Castro y Lara.

A partir de entonces, comenzó la difusión impresa en el territorio salvadoreño, comenzado con las Gacetas, que eran formatos de diarios con información de los gobernantes. Estas se heredaron de España y otras naciones del viejo continente, que con la conquista de territorio llevaban estos medios para dar a conocer su presencia en las nuevas colonias, y dejar constancia y registro de sus actividades.

Desafíos del periodismo nacional

Los nuevos tiempos dejan día a día retos a las nuevas generaciones de periodistas en todo el mundo, y El Salvador no es la excepción. Si bien ahora los medios tradicionales poco se conocen por las nuevas generaciones de comunicadores y periodistas, está claro que el periodismo ejerce una función sería y profesional.

Ejemplo de ello es cómo ‘creadores de contenido’ y o ‘reporteros ciudadanos’ no logran cumplir los estándares de publicación de los periodistas. Ya que su información carece de seriedad en muchos casos, de datos confiables y fuentes serias o documentos que respalden la información que al final se está consumiendo, pero que vulgarmente se consideran ‘chambres’ o ‘fake news’, que son las nuevas olas informativas que bombardean día a día a las audiencias.

Y es que el rigor periodístico, el ojo crítico y agudo, así como el instinto ante una situación y en particular cuando el poder del Estado se aprovecha de los bienes de la población, desde las esferas de poder económico y político, es necesario en el periodismo, no solo pensar que desde un celular o un video corto se puede incidir en transformaciones.

Es claro que hay desconfianza en la prensa tradicional. Eso ha pasado en gran parte de países, y el nuestro no es la excepción, porque han estado plegados al poder, y respondiendo a intereses particulares. Pero, por citar Diario Co Latino, que es el medio por el cual nosotros respondemos, podemos decir que es un medio que ha estado en la línea crítica y a la par de la población más necesitada, de los sectores y organizaciones que requieren o pedían espacios para hacer sentir sus demandas.

Como San Óscar Arnulfo Romero fue la voz de los sin voz, y esto le valió para colocarse como el primer periodista frente a su pueblo y defenderlo con la pluma de la verdad, Diario Co Latino lucha y resiste en estos tiempos.

Sus ediciones vespertinas se perdieron hoy de ser leídas por las nuevas generaciones, sus instalaciones ya no existen y son ahora bodegas, su publicación impresa ya no está en las manos de aquellos fieles lectores que son ajenos a las nuevas tecnologías; sin embargo, está presente en la virtualidad, en las redes sociales, haciendo incidencia, haciendo periodismo ético y profesional.

Hay un equipo comprometido que sigue y persigue la misión de su fundador, que era rescatar aquel periódico que inició con el compromiso de dar espacio a todas las voces de la sociedad salvadoreña. En este siglo XXI, justo como se tituló el nombre del primer periódico en 1890, sigue circulando entre los salvadoreños, de forma virtual, pero haciendo periodismo propio, dando cobertura a los acontecimientos que siguen presentes en estos tiempos.

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