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Con banderas blancas ondeando en el bulevar del Ejército, habitantes de las comunidades Gerardo Barrios, Las Victorias y Viuda de Alas, del municipio de Soyapango, pidieron la ayuda de víveres y granos básicos, ya que después de 60 días de cuarentena por la pandemia del COVID-19, no han percibido ningún ingreso y los alimentos se han terminado.
Desde que se decretó la cuarentena -el 16 de marzo- por la llegada del COVID-19 al país, luego de que en naciones como China (lugar donde se originó la pandemia), Italia, Francia, España reportaran altos índices de mortalidad, el gobierno de El Salvador tomó la decisión de resguardar a la población.
Una de las personas afectadas manifestó que entre las tres comunidades son cerca de 6,000 hogares los que no tienen alimentos, pues la mayoría se dedican al comercio informal y debido a la cuarentena se han visto imposibilitados a salir de sus viviendas, lo cual afectó la economía de estas familias que de por sí ya son de escasos recursos económicos.
Asimismo, recalcó que estas familias no fueron beneficiados con el bono económico de $300 otorgado por el Gobierno, tampoco han recibido ningún tipo de ayuda, pues la alcaldía de Soyapango no ha llegado a esa zona con las cestas solidarias o paquetes alimenticios. La mayor preocupación de las familias son los niños y adultos mayores que necesitan alimentos, además solicitaron jabón, detergente, lejía e insumos de higiene personal.
Estas comunidades están en las cercanías del hospital del Seguro Social de la Amatepec, y desde el martes están solicitando tanto al gobierno como a la alcaldía de Soyapango escuchen sus peticiones y sean beneficiadas con alimentos.
Otros lugares que también han colocado banderas en señal de ayuda para alimentos es la comunidad El Guaycume entre los municipios de Tonacatepeque y Guazapa, asimismo, la comunidad Fátima en la carretera de Oro y lotificación La Rosa en Tonacatepeque.
Y en el centro de San Salvador, los barrios Modelo, La Vega, San Esteban, Candelaria entre otros, donde abundan los mesones que son ocupados en su mayoría por vendedores informales, la demanda también es de alimentos.
La medidas del Gobierno para evitar el COVID-19 obligó a cerrar escuelas, colegios, universidades, comercios, fábricas y se evitó con ello las aglomeraciones que son el vehículo principal de contagio.
Sin embargo, una de las consecuencia de la cuarentena domiciliar fue que miles de salvadoreños no tuvieran la oportunidad de salir a las calles a buscar el sustento diario y ahora son los que piden ayuda, en las calles o en los sectores más pobres del país.
