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Cadena humana para solicitar reubicar el CIFCO y proteger El Espino

Saúl Méndez

Colaborador

La mañana del domingo 21 de diciembre, el movimiento ciudadano Todos Somos El Espino realizó una manifestación pacífica que inició frente al parque El Principito, en Merliot, y culminó con la conformación de una cadena humana en una parte del Bosque El Espino, área natural que se encuentra amenazada por la tala de árboles para la construcción del nuevo Centro Internacional de Ferias y Convenciones (CIFCO).

El movimiento, de carácter civil y apartidario, ha reunido más de 28,813 firmas con las que pretende solicitar una audiencia al Gobierno de El Salvador, a fin de plantear que el CIFCO sea construido en una zona que no represente un impacto ambiental severo, contrario a la planificación actual.

Todos Somos El Espino informó que, hasta este 21 de diciembre, se han recopilado más de 28,813 firmas a través de una petición publicada en Change.org. El colectivo señaló que su meta es alcanzar las 50,000 firmas para solicitar formalmente al Ejecutivo que escuche sus planteamientos y considere alternativas que permitan resguardar el ecosistema del bosque.

“Hemos publicado una carta dirigida al presidente Nayib Bukele en la que solicitamos una audiencia en nombre de la ciudadanía. Esta acción nos da voz y autoridad moral para demandar que cese la tala de bosques. El mapache chinchín, símbolo del movimiento, representa esa posición ética. No estamos financiados por nadie más que por nuestras propias voces”, expresó Ana Cisneros, vocera de la actividad.

“Le escribimos desde la ciudadanía organizada que defiende el Bosque El Espino, uno de los últimos ecosistemas estratégicos del Área Metropolitana de San Salvador. Esta carta es un llamado directo al diálogo, a la escucha responsable y a la corrección de decisiones que hoy están causando un daño ambiental profundo e irreversible”, inicia la misiva dirigida al mandatario.

 

En julio de este año, la Asamblea Legislativa recibió una solicitud del Ministerio de Hacienda para ceder un terreno de más de 55 kilómetros cuadrados al CIFCO, con el fin de que el Gobierno de China ejecute la construcción de las nuevas instalaciones. Desde 2020, el CIFCO no cuenta con sede propia luego de ceder su infraestructura para el funcionamiento del Hospital El Salvador desde la pandemia de COVID-19.

El colectivo señaló que su meta es alcanzar las 50,000 firmas para solicitar formalmente al Ejecutivo que escuche sus planteamientos y considere alternativas que permitan resguardar el ecosistema del bosque. (Foto: Cortesía/Gato Encerrado)

Cisneros agregó que el proyecto de construcción impacta directamente el medioambiente debido a la tala de árboles en el Bosque El Espino, ubicado en el departamento de La Libertad, además de generar afectaciones a la fauna silvestre.

“Gobernar también es dialogar. Gobernar es reconocer cuando los escenarios cambian y cuando decisiones del pasado dejan de servir para proteger la vida en el presente. La aprobación del proyecto CIFCO en una zona de recarga hídrica, amparada en el Decreto Legislativo n.º 432 de 1993, constituye hoy un grave error. Ese decreto es ambientalmente obsoleto frente a la crisis climática actual y a la evidencia científica disponible en 2025”, señala el movimiento en la carta.

“Hace cinco meses iniciamos la recolección de firmas, lo cual se ha convertido en un espacio de interpelación ciudadana para señalar que los gobernantes tienen la responsabilidad de cuidar los territorios, los espacios naturales y los ciclos de vida del país. Hemos documentado desastres que ya no ocurren solo en zonas bajas, sino también en áreas urbanas de mayor poder adquisitivo”, añadieron los voceros.

El movimiento ha desarrollado diversas actividades para visibilizar las afectaciones ambientales derivadas del proyecto del nuevo CIFCO, entre ellas jornadas de recolección de firmas y concentraciones pacíficas.

Todos Somos El Espino hizo especial énfasis en los impactos del cambio climático y en cómo estos han transformado las condiciones del territorio. “Las inundaciones recientes, el deterioro de ríos y lagos, la pérdida acelerada de cobertura forestal y la presión sobre el recurso hídrico evidencian que seguir utilizando criterios de hace más de 30 años no es gobernar con responsabilidad ni con visión de futuro”, denunciaron.

“Desde hace meses, la ciudadanía ha documentado tala, intervención del suelo, ruido constante, encierro de fauna y desplazamiento de especies. Detener el daño es urgente, porque revertirlo pronto será imposible. Cada árbol perdido y cada animal desplazado nos acerca a crisis mayores que afectarán a toda la población”, sostuvo el movimiento.

“Por eso pedimos formalmente una audiencia de diálogo. El punto en agenda es claro: detener el daño en El Espino, revisar las decisiones tomadas y escuchar a la academia, a la ciencia, a las comunidades y a la ciudadanía organizada. Corregir errores no debilita a un gobierno; lo fortalece”, afirmaron.

El director del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA), Ricardo Navarro, también realizó una serie de recomendaciones para frenar el impacto de la construcción del CIFCO.

«Existen alternativas viables para la ejecución del proyecto», afirmó y reiteró los altos costos ambientales derivados de la destrucción de bosques y otros espacios naturales.

“¿Qué va a pasar en El Salvador si seguimos destruyendo los bosques? Se generará una mayor acumulación de agua que luego afectará las zonas bajas de las ciudades. Los problemas ambientales terminan convirtiéndose en problemas sociales y económicos», concluyó Navarro.

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