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Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
El psiquiatra Mario Ernesto Flores Pineda, representante de la Asociación Salvadoreña de Psiquiatría afirmó que el impacto psicosocial que se genera cuando hay un brote de una enfermedad como el COVID-19, que alcanzará a toda la población, se genera doblemente a las personas que salieron afectadas directamente por el riesgo del contagio que existe.
“Habrán un montón de reacciones psicosociales que se van a mantener, mientras esto continúe con la emergencia sanitaria. El miedo que se genera precisamente por el temor de ser contagiado -que realmente tiene una realidad-, pero el asunto es que muchas veces se extrema o magnifican los efectos del contagio o las formas en que se podría contaminar las personas y las consecuencias que esto puede traer; claro, eso eleva o extrema la ansiedad”, sostuvo.
En cuanto a las noticias falsas (Fake News) liberadas por espacios que se identifican como de “noticias”, pero que realmente no realizan ninguna labor informativa, dijo que al final sobresaturan con información sobredimensionada de la enfermedad.
“Esta información se genera por algunas personas que tiene acceso a las redes sociales y -muchas veces- por algunos medios que tal vez no tienen el propósito de informar o solo son sitios que emiten este tipo de material falso. Así como, alguna población que también comienza a generar y generar rumores, partiendo de información falsa, que no abona en nada”, dijo.
Sobre la atención y manejo de los lugares de cuarentena o de albergues, el psiquiatra afirmó que existe una diferencia, porque lo común es que las personas que han vivido una catástrofe natural como terremotos, deslaves e incendios, son quienes tienen como única alternativa protegerse e ir a los refugios; mientras que, en el caso de las personas en cuarentena, enfrentan otros retos.
“Las personas que son potenciales víctimas por haberse expuesto se van a un refugio para protegerlas a ellas y a la gente que les rodea, allí vamos a tener un problema potencial que puede convertirse en enojo, rechazo o negación, por el encierro propiamente dicho; es una fatiga que les puede dar por el propio encierro, la falta de una actividad que les pueda generar una distracción, por ser personas de riesgo se vuelven después en víctimas mucho más de los que no hemos estado expuestos”, sugirió. Una población importante en los albergues es la infancia, con quienes se debe trabajar a través de acciones lúdicas que vayan acorde a la edad, como la alimentación y el descanso.
“La niñez debe contar también con los cuidados médicos; así la niñez podrá a través de actividades recreativas y por medio de ludo-terapias, expresar sus temores, sus miedos y la incertidumbre. Porque los niños o niñas no pueden expresar totalmente o identificar sus molestias, los adultos sabemos identificar esta situación de desesperación, pero los niños no, y es a través de estas técnicas de ludo-terapias que se podría apoyar”, dijo.
Señaló que es trascendental que las personas a cargo del lugar de cuarentena tengan un nivel de esparcimiento, para minimizar el número de personas que podrían caer en depresión o ansiedad; en ese sentido, aseguró que “lo importante sería, efectivamente, que realicen un tamizaje de las personas para identificar a las personas que necesitan atención especial”.
