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Amenazas y persecución política: ¿fuerza o debilidad?

(segunda parte)

Licenciada Norma Guevara de Ramirios

El uso de fuerza del Estado contra organizaciones y personas que trabajan a favor de familias y comunidades humildes, es señal de debilidad política y carencia de valores democráticos.

La debilidad  política se da por el temor a la crítica, al proceso de cambio de conducta que puede asumir una persona o grupo cuando, apoyada por una institución no gubernamental, de prensa, investigación o académica, se informa sobre sus derechos, toma fuerza para exigirlos, para hacerse respetar.

Es cuando estas conductas incomodan a un gobierno que busca el  aplauso, miedo y sometimiento a sus decisiones arbitrarias.

La persecución política daña la imagen internacional del país, tiene efectos en las finanzas públicas y, en consecuencia, termina dañando la economía de todos, los intereses de la deuda crecen y las posibilidades de crédito se limitan.

Se lesiona la confianza del país en la relación con organismos de los cuales el país es parte.

Los relatores de la ONU, de derechos a la libertad de reunión pacífica y de asociación y, sobre la situación de los defensores de derechos humanos, se han pronunciado con energía, recordándole al gobierno que los derechos humanos no son asunto interno, sino “un objeto del interés público internacional, representado en las organización de Naciones Unidas”.

Este debilitamiento parece no hacer mella en los funcionarios del gobierno de Bukele, pues lo que hacen es repetir las mentiras con las que tratan de justificar la persecución y aumentar las amenazas con nuevos cateos y órdenes de captura a personas, cuya postura política les incomoda porque los desnuda, los presenta  como son.

Se extiende la persecución a luchadores por la vivienda, por el agua y la protección del medio ambiente, y estas acciones pretenden mostrar a un gobierno  dispuesto a todo para imponerse; pero eso no significa que crece el respaldo popular, que a inicios del mandato presidencial tenía el presidente.

Se debilita por las medidas impopulares: la persecución política a ex funcionarios, la violación a los derechos de los presos y presas políticos, las amenazas que representa una ley de expropiación de tierras, la persecución a la prensa y a las ONGs, el proyecto de ley de agentes extranjeros, la eliminación del FODES, el control político del órgano judicial y la fiscalía, el silencio frente a los feminicidios y las desapariciones de personas, la ley de agua, y en cada acción del gobierno por acaparar poder y recursos pierde amigos, pierde la esperanza de algunos que creían que podría ser diferente.

Eso debilita, no fortalece ni al gobierno ni al país, y para el gobierno el efecto es como la obesidad, enfermiza.

El gobierno a mitad de su mandato puede seguir usando la fuerza bruta, la amenaza, el chantaje; las capturas, las torturas; puede seguir aumentando la arquitectura jurídica que le facilita el enriquecimiento propio y de sus amigos; pero como decía Rubén Dario en su Oda a Roosevelt: “tened cuidado… Hay mil cachorros sueltos, se necesitaría, Roosevelt, ser Dios mismo, el riflero terrible y fuerte cazador para poder tenernos en vuestras férreas garras”… “y pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!”

Y una abuela decía, Dios ciega a quien quiere perder.

El descontento contra las acciones inconstitucionales, ilegales, violadoras de derechos humanos, se expresa en diferentes formas y medios, en el sarcasmo popular, en la pérdida de respeto, en las expresiones que imploran atención al presidente, porque votaron por él creyendo otra cosa que hoy saben que no es, y también se expresa en reclamos masivos en las calles.

Esa debilidad de quien usa la fuerza bruta porque teme la inteligencia del pueblo, el pensamiento crítico y analítico, el ejercicio de las libertades, se va convirtiendo en fortaleza del pueblo que se dispone a rechazar el autoritarismo.

Este año, a pesar de esa persecución después que el presidente de la república se “fortaleció”, concentrando en sus manos el poder legislativo, judicial, policial y militar, es cuando más protestas en la calle han ocurrido, y se destacan entre ellas las del 15 de septiembre, la del 17 de octubre y sin duda otra similar ocurrirá el 12 de diciembre.

De manera que habrá formas diferentes de valorar lo que ocurre en nuestro país con la persecución política y demás decisiones anti pueblo que toma el gobierno, algunos lo verán como señal de fuerza, otros vemos también la expresión de debilidad.

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