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Amenazas y persecución política: ¿Fuerza o debilidad? (primera parte)

Licenciada Norma Guevara de Ramirios

Dicen que la inteligencia de los pueblos, el pensamiento crítico y analítico, provoca miedo en los dictadores.

Quizás eso podría explicar que un gobernante dictador o en proceso de convertirse en tal, busque evitar todo ejercicio de libertad de pensamiento, de creación  y denuncia.

El anuncio del presidente de la República de El Salvador, el 1 de junio, en el sentido de emprender la batalla contra el “poder ideológico”, ha sido continuado de acciones en la Asamblea Legislativa, en la Corte Suprema de Justicia, en la Fiscalía y en la Policía Nacional Civil, todas articulada para inventar delitos y perseguir mediáticamente y con hechos represivos, a periodistas y  organizaciones de la sociedad civil que producen pensamiento y acción crítica de la realidad.

Las organizaciones de mujeres, las organizaciones formadoras de conciencia sobre derechos humanos, derechos políticos, sobre desarrollo social y económico, han sido señaladas y condenadas mediáticamente por los voceros del oficialismo y funcionarios de gobierno; y luego perseguidas por la fiscalía.

Alguien puede preguntarse: ¿y eso qué tiene que ver con “la cruzada oficialista contra el poder ideológico”.

Detengámonos en uno solo de los aspectos que hoy es objeto de temor del gobierno y persecución especial, el de las organizaciones de mujeres.

Por raro que parezca, el análisis serio de realidades vistas como normales a lo largo de siglos, como el machismo, el conformismo, frente a quienes detentan poder, requiere serios esfuerzos  de reflexión, de construcción de pensamientos, construcción de nuevos conocimientos y pensamientos, que paulatinamente permitan actuar e impactar la realidad.

A esto, en un enfoque teórico y práctico, se dedican las organizaciones de mujeres respetables,  como Las Mélidas, y otras organizaciones de mujeres en nuestro país. Las Mélidas y Mujeres Tecleñas, han sido objeto de allanamiento por la PNC, Fiscalía, con orden judicial basada en un aviso de la comisión legislativa creada para perseguir a las ongs.

Ver el presupuesto de la nación con perspectiva de género, por ejemplo, requirió darse cuenta que el discurso de la igualdad entre hombres y mujeres es palabra vacía, si el Estado no realiza acciones e inversiones orientadas a dar sentido al discurso.

Las organizaciones de mujeres, aun cuando carecían de reconocimiento legal como una ONG, dedicaron talento investigativo para demostrar y criticar la incoherencia de los presupuestos del Estado, y sobre esa base, más adelante presentar iniciativas que se convertirían en beneficio real para las mujeres, y visibilizar en el presupuesto, la atención del Estado a necesidades inmediatas.

Las Mélidas fueron las primeras en emprender este empeño desde 1997. Esto a la vez que ellas, y otras organizaciones, contribuyen a que las mujeres de distintos estratos sociales, adquieran conciencia de su condición de persona con igualdad de derechos.

Son organizaciones de mujeres las que han demostrado que estaba vedado el derecho de las mujeres a la tierra, demostrarlo con investigación y proponer un código agrario con perspectiva de género, que nunca  obtuvo aprobación.

Organizaciones de mujeres propusieron y se aprobó el día nacional de la alfabetización de mujeres, y propusieron un sistema crediticio para las mujeres, que fue parcialmente tomado en cuenta para crear un fondo.

Las organizaciones de mujeres hicieron análisis para incorporar enfoque de género a leyes penales, económicas, ambientales, y cada propuesta, por sencilla que sea, ha requerido partir del conocimiento de realidades locales e internacionales, recientes y antiguas, y requiere voluntad de empeñarse en  ir cambiando la realidad de discriminación, estigmatización que afectó y afecta a las mujeres.

Es decir, que ayudan al empoderamiento de las mujeres, y a cambiar visiones de dominación sobre las mujeres en el hogar, la comunidad, las empresas y el Estado. Desmontan poco a poco la subordinación del antiguamente llamado “sexo débil”. Son sujetos de transformación en una dirección humanamente justa.

La coherencia con esa visión de derecho a la igualdad, a la equidad, a la no discriminación, ha permitido acompañar a mujeres que enfrentan esos problemas, de parte de personas o estructuras con poder, muchas de esas batallas han obtenido niveles de justicia importante, pero también de esas batallas quienes se niegan a cambiar se convierten en perseguidores de las organizaciones de mujeres, y de las ideas que sustentan este gran movimiento nacional y  universal.

Expreso mi solidaridad con las integrantes del Movimiento de Mujeres Mélida Anaya Montes, con las Mujeres Tecleñas, que son en este momento objeto de persecución política por el poder concentrado del gobierno de turno, y apelo a la solidaridad que merece su lucha.

(Continuará)

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