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César Ramírez
@caralvasalvador
Una de las lecciones históricas de las pandemias como la gripe española de 1918 es decir la verdad, concluía la primera Guerra Europea en el desastre que cambio fronteras, causó millones de muertos y generación de odio que provocaría otro conflicto Europeo 1939-1944; al surgir la epidemia los gobernantes ocultaron la información con el objetivo de mantener el patriotismo y entusiasmo de una nueva época, minimizando la enfermedad, pero España divulgó sus datos por su libertad de prensa; en ese tiempo surgió el segundo brote en: EE. UU, Francia, Europa y el resto del mundo; los líderes ocultaron la mortalidad y el contagio permitió la catástrofe que incluso redujo la esperanza de vida en EE. UU.; al mentir asesinaron a millones de inocentes, transformando a sus líderes en cómplices de la mortandad. Un fragmento del artículo de Guillermo Murillo Godínez, recordando a la gripe española: “Los dirigentes del planeta, a fin de detener el pesimismo generalizado, repitieron lo que les había dado resultado en no pocas ocasiones: manejar la información y la divulgación de una enfermedad que se dispersaba en forma incontrolable (…) la censura en la prensa había logrado mantener esa información a salvo de su divulgación, excepto en España, país neutral que libre de ese control, publicó en octubre que la población civil de algunas naciones alrededor del mundo enfermaba y moría rápidamente sin que se pudiera detener el contagio, por esa razón la gente comenzó a conocer la enfermedad como -la gripe española- Dávila CL. La pandemia más devastadora de la historia. Médico Moderno 2011”.
Más reciente en nuestra actual pandemia COVID-19 encontramos: Ocultamiento de datos en Chile 14/JUN/2020, el periódico Abel Gilbert: Las cifras oficiales de fallecidos por el COVID-19 es de 3.101 y el de infectados de 167.355 (…) el 86 % de los decesos en Santiago de Chile (…). De acuerdo con el portal de investigación CIPER, el departamento de Estadísticas (DEIS) se contabilizan 5.000 fallecimientos y así lo comunicó a la OMS… La diferencia de cifras se debe a que las autoridades sanitarias chilenas no incluían en sus informaciones públicas a los muertos catalogados como sospechosos o atribuibles al COVID-19 (…) eso costó el cargo a Jaime Mañalich.
Ahora escuchamos (30/JUN/2020) la declaración de Dr. Iván Solano, confirmando la sospecha sobre los datos oficiales, los cuales no son fidedignos, “con un subregistro y manipulación de datos” repitiendo la historia conocida… al mentir matas inocentes.
