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Ágora Cuscatleca: Una Veintena en la Onu no es Nada

Carlos Girón S.

-Una veintena es una nada comparada con cantidades mayores, eso está más claro que el agua de la Anda -fue el saludo de Ruperto, el vendedor de hot dogs, temprano de la mañana en las explanadas del Ágora Cuscatleca, donde se reúnen habitualmente los filosofitos del pueblo.

-Confórmese con vender esa cantidad, no sea ambicioso, suficiente ganancia para el día debe tener con eso -le dijo Fidelina, la del canasto con cosméticos y otras bisuterías.

-Una veintena suena como a los miembros de una banda de malarios –dijo María la de las pupusas “revueltas” con loroco y chile.

Ruperto se incomoda porque no le dejan proseguir. Yo me refiero a lo que los diarios impresos destacaron –para variar- sobre lo que sucedió en una reunión, la semana pasada, de los miembros que integran la Organización de Naciones Unidas (ONU), en Nueva York.

-¿Qué fue lo que destacaron? –y ya casi se adivina, preguntó Julián el sorbetero del carretón.

-El “boicot” que una “veintena” de miembros de esa ONU había abandonado el pleno cuando el canciller de la República Bolivariana de Venezuela, Jorge Arreaza, iba a pronunciar un discurso, que de hecho pronunció restando toda importancia al gesto nada diplomático pero sí grosero de la “veintena” de aquellos funcionarios. Esa fue la gran noticia destacada, por los medios que se ve cómo destilan odio contra el pueblo venezolano y sus gobernantes, explicó el interpelado.

-Esa “veintena” que quiso desairar al canciller Arreaza, no es nada comparada con el total de los miembros que integran la ONU: 193. –Se asomó a decir el señor bien vestido, que ocasionalmente se detenía a escuchar lo que conversaban los filosofitos descalzos.

-Eso quiere decir -agregó Federico, el carpintero que irrumpió inadvertidamente -que el resto, 173 países de la ONU, no están en contra y menos atacan a los gobernantes legítimamente constituidos, conforme a la Ley, en la República Bolivariana de Venezuela.

Entre esos 173 países, están varios que tienen derecho de veto para la toma de cualquier resolución que vaya en contra de los derechos humanos y derechos jurídicos internacionales. Rusia y China, grandes potencias mundiales, tienen ese derecho de veto y apoyan al presidente Nicolás Maduro y su gestión gubernamental en beneficio de las grandes mayorías del pueblo venezolano.

-¡Ahh! La malacrianza de esa “veintena” de miembros de la ONU no es cosa nueva, dijo Filiberto, el taxista de la acera. El “boicot” iba dirigido al “dictador” Nicolás Maduro, a quien sus enemigos de toda laya parecen haberse hecho la promesa de terminar tumbándolo, para entronizar en su lugar al “autoproclamado usurpador”.

El universitario que solía cruzarse a menudo por el Ágora añadió: esa “veintena” de diplomáticos, sin ética ni pudor son los que representan a gobiernos ya conocidos de Europa y de muchos países indo-americanos, que malquieren gratuitamente y atacan al presidente Maduro, por considerarlo un “dictador” y “usurpador” del poder en Venezuela. Ellos mismos seguramente habrán aplaudido frenéticamente, cuando se conoció el intento de asesinar al gobernante constitucional en los primeros días de agosto del año pasado, con el uso de drones.

Tomás, el fontanero, que se había retrasado un poco en hacerse presente en el Ágora, pidió prontamente que le prestaran la guitarra.

Los presentes se la cedieron de inmediato.

-“Y es tragicómico, dijo Tomás, el hecho de que entre esos enemigos acérrimos del único presidente legítimo en la Patria del Libertador, estén varios de los vecinos cercanos que han dado en llamarse el Cartel de Lima, precisamente para tener una mampara desde la cual hacerle la guerra al actual heredero de quien los libró de las cadenas con las que los tenía esclavizados el caduco reino de España.

-Y habló Wenceslao, el vendedor de billetes de lotería: usted se refiere a Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia y la hoy victimizada Venezuela.

-¡Siiii!, acotó Julián: Colombia, increíble que acogiera con gran simpatía al aguado Guaidó, “autoproclamado usurpador” del Poder Ejecutivo en la Nación del Libertador, y le abriera las puertas fronterizas para que ese dictadorzuelo metiera por la fuerza su “ayuda humanitaria” (limosnas, junto con las cuales penetrarían pertrechos de guerra y mercenarios), para un supuesto pueblo “muerte de hambre”, como se dice falsamente que lo tiene Maduro.

-Perú –acotó el fontanero, -que igual que los otros del clan, ha aplaudido y apoyado la amenaza, lanzada a cada rato por el Aguado traidor, de que “todas las opciones están sobre la mesa”, es decir, para derrocar al gobernante bolivariano constitucional, lo que incluye, así descaradamente, su asesinato, y quién sabe si no también a otros patricios que están junto a él y dispuestos hasta el sacrificio por defender la Patria sagrada, como las Fuerzas Armadas Bolivarianas, al frente de las cuales está  y estará en todo momento el pueblo espartano y heroico venezolano.

-¡Ahhh! ¡Y miren la sensación de la semana pasada!, se acercó diciendo Rubenia, vendedora de los mercados:

-¿Cuál, cuál es la sensación?, inquirieron todos los presentes en coro…

-Que el Clan de Perú parece que se va a agrandar con más miembros, al menos uno, por el momento, respondió a medias la vendedora.

-Los filosofitos le pidieron que lo dijera claramente.

-Está bien, les descifro la ecuación. Aunque un poco distante, pero todo pinta que ese nuevo miembro del Cartel ese de Lima es ya o será pronto, nada menos que ¡El Salvador!

-¡Ahhh, qué barbaridad! Eso sí que no puede ser, ¿en qué se basa usted para hacer esa afirmación, pues? preguntaron en coro tres o cuatro de los ocupantes del Ágora.

-Lo dejó peladamente en claro el presidente electo, en su visita que hiciera al país del Norte; donde se diría que acudió sólo a recibir órdenes para su gestión, siendo allí donde también dijo estar en contra de la Patria Bolivariana y quienes la representan legítima y constitucionalmente.

-¡Uhhhh, siii! ¡Y sólo faltó que besara la bandera como lo hizo hace años un presidente de la República de nuestro país…!,  se oyó exclamar en un ronco y fuerte murmullo multitudinario…

El eco de la exclamación se fue diluyendo al alejarse.

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