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A 43 años de la caída de la dictadura de Somoza en Nicaragua y a 45 años del paro que tumbó a la última dictadura militar del Perú

Isaac Bigio

Politólogo economista e historiador

El 19 de julio es en Nicaragua un día nacional, pues en esa fecha de 1979 se desplomó la tiranía de Somoza y triunfó la revolución sandinista. Sin embargo, 2 años antes, en ese mismo día de 1977, se dio la mayor huelga general que habían hecho hasta entonces en Perú. Ese paro nacional de 24 horas fue tan contundente que, pese a la feroz represión desencadenada, produjo la caída de la junta del General Francisco Morales Bermúdez (FMB).
Justo 5 días antes de que se cumpla el 45 aniversario de este hecho que cambió a la república, falleció ese mismo dictador, contra el cual se efectuó la hasta entonces mayor medida de lucha hecha por los asalariados peruanos.
En esta mota nos concentraremos en los acontecimientos en Perú, los cuales no son tan conocidos a nivel internacional, aunque estuvieron ligados a las olas de huelgas que terminaron socavando a las dictaduras militares de Brasil, Ecuador y Bolivia y que fueron de la mano con el primer gran paro nacional de Colombia.

El despertar obrero.

Gracias a este paro se obligó al autócrata FMB a que a los 11 meses de este se dieran elecciones para una Constituyente y que los militares anunciaran un cronograma para retornar a sus cuarteles en 1980.
La actual democracia post-militar fue producto de varias grandes huelgas sectoriales y regionales, incluyendo ese paro nacional y el del 22-23 de mayo 1978. Pese a ello, el Congreso no ha hecho ni hará un homenaje a los millones de compatriotas que participaron en esas jornadas, ni a los millares que en esas luchas fueron gasificados, abaleados, heridos, despedidos, detenidos, torturados o muertos.
El paro del 19/7/1977 fue impulsado por el Comando Unitario de Lucha, que integraban varios sindicatos, bases de la CGTP y las hoy desaparecidas centrales CTRP y CNT. La CGTP se vio obligada a ponerse a la cabeza de dicha paralización. El APRA, en su local, tenía un cartel llamando a desacatar el paro, pues Haya, Bedoya y Belaúnde preferían a la dictadura que al desborde social. Varios maoístas llamaron a boicotear el paro por ser “revisionista”. Con esa misma lógica, el senderismo siempre se opondría a cualquier medida de lucha autónoma gestada por los trabajadores.
La dictadura respondió con una feroz represión, estado de sitio y toque de queda. Más de 5 mil líderes sindicales fueron despedidos. La mayor parte de ellos nunca fue repuesto y aún no se les ha declarado “héroes por la democracia”, galardón que, sin embargo, sí se ha colocado a varios represores.

M. Alva no pudo ser dictadora, pero sí homenajeó a dictadores.

Por increíble que parezca, el Legislativo sí hizo un minuto de silencio por el fallecimiento de FMB y el Ejecutivo ha declarado duelo nacional. M. Alva justificó ese homenaje diciendo que FMB devolvió la democracia, cuando fueron los trabajadores quienes hicieron que caiga su tiranía.
Es más, 4 de los asambleístas constituyentes electos por voto popular (Hugo Blanco, Genaro Ledesma, Ricardo Napurí y Javier Diez Canseco) fueron deportados con una decena de dirigentes polìticos y sindicales a Argentina, en donde el general Videla se encargaba de desaparecer y torturar personas. Blanco, Napurí y Ledesma fueron los principales lìderes del FOCEP, la tercera fuerza electoral en dichos comicios.
M. Alva tiene razones para simpatizar con FMB. Su padre, Miguel Alva, fue apresado en enero 1975 sindicado de haber estado envuelto en atentados terroristas contra 3 ministros, incluyendo quien fuera el Premier y Canciller Mercado Jarrín. 7 meses después, FMB encabezó a la derecha militar en el cuartelazo que depuso a Velasco, el cual dio paso a un Gobierno que tendiese la mano al APRA, AP y PPC.
En 2021, FMB, Montoya y varios exoficiales hicieron un pronunciamiento pidiendo a los militares que den un golpe para impedir que Castillo llegue a Palacio. Esto es algo que activamente promovió Barrenechea, la cabeza de la plancha presidencial donde estuvo M. Alva.
El homenaje que M. Alva le ha dado a tal exdictador se dio a poco que ella le hiciera otro al golpista Merino en el Congreso, aunque su sueño de convertirse en la primera mujer dictadora del Perú se ha desvanecido bajo el repudio popular.

La peor internacional terrorista del continente.

En 2017, la Corte de Roma sentenció a cadena perpetua a varios exmilitares del Cono Sur por haber estado envueltos en el asesinato de una veintena de ítalo-sudamericanos como parte del “Plan Cóndor”.
En esa lista estaban los exgenerales peruanos FMB, (dictador en 1975-80), Pedro Richter (Premier y Ministro de Defensa durante esa dictadura) y Germán Ruiz (quien llegó a ser también Comandante en Jefe del Ejército con Belaúnde, en 1985), además de otros exmilitares de Chile y Uruguay y los autores del narco-golpe de Bolivia 1980 (García Meza y Arce).
Mientras estos 2 últimos fallecieron bajo rejas en La Paz, los 3 sentenciados peruanos murieron en libertad. Las autoridades en Lima no les quisieron encarcelar. El Presidente Castillo, en vez de haber dispuesto su prisión, ahora he declarado duelo nacional.
El “Plan Cóndor” fue creado en Chile el 25/11/1975 en ocasión del 60 cumpleaños de Pinochet. 3 meses antes, FMB había derrocado a Velasco, de quien fue su Premier. Esta fue la más sanguinaria y sofisticada internacional terrorista que haya conocido Sudamérica. La conformaron las juntas castrenses de Perú, Chile, Bolivia, Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil. Esta produjo más de 30 mil desaparecidos, 50 mil muertos y 400 mil presos políticos (muchos de los cuales sufrieron las peores torturas).
Fueron las distintas huelgas y marchas masivas en estos países quienes produjeron la caída de las dictaduras de tal bloque terrorista. En Perú las protestas sociales condujeron a la caída de 2 ministros de economía que habían decretado paquetes de ajustes (Barúa y Piazza). Pese a que varias huelgas regionales obligaron a la renuncia de este último, el paro nacional no fue detenido.

Homenaje.

La gran lección es que son las grandes movilizaciones de masas las que lograron la caída de esa dictadura (y luego las de Fujimori y Merino), las mismas que, también, podrán conjurar un nuevo golpe congresal.
El primer presidente sindicalista del Perú debiera hacer un homenaje especial a los miles de despedidos y víctimas de dicho paro, restituir sus beneficios, reintroducir la estabilidad laboral, aumentar salarios y reducir la jornada laboral a 40 horas semanales.
La misma derecha que llama “demócrata” al dictador Francisco Morales (quien llegó al poder con las armas y, en 1985, la única vez que postuló en las urnas, no sacó ni el 1%), pero al derrocado Evo Morales (quien en Bolivia ganó 4 elecciones presidenciales consecutivas) le tildan de “dictador”. Para esta quien defiende sus intereses (aunque sea con matanzas) debe ser glorificado.

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