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Alma Vilches
@AlmaCoLatino
Apocos días de la Navidad, el sacerdote Miguel Morán dijo durante la misa dominical celebrada en la Cripta de Catedral Metropolitana, que en la última semana del Adviento es cuando el corazón de cada persona debe estar preparado para el nacimiento del niño Jesús, lo cual, es la importancia de estas fechas.
El religioso cuestionó si en la vida de cada feligrés hay un espacio para que el verbo encarnado se aproxime lo más posible, o aún existen barreras que no permiten dejar entrar a Jesús, pues pese al sufrimiento, dolor y pena el cristiano debe mantenerse en pie tal como se ha enseñado desde el pasado.
“El camino enseñado por monseñor Romero muchos lo hemos seguido, ese es el espíritu mismo de un pastor, de un profeta que nos sigue incentivando cada día, como iglesia salvadoreña tenemos una espiritualidad a seguir, la cual ha sido dejada con tanta claridad y es trabajar como rebaño en unidad. No solo hay un lobo que quiere dispersar a las ovejas, son muchos y si no estamos listos siempre podemos ser dispersados”, afirmó Morán.
Asimismo, consideró necesario mantener un arraigo al evangelio de Jesús que fue inspiración a monseñor Romero y todos aquellos que han dejado el camino a seguir, que pese a todas adversidades ese espíritu permita a cada uno permanecer como vela encendida que refleje la presencia de Dios.
Durante la homilía se enfatizó en el mensaje de monseñor Romero, quien consideró a la Virgen María como la sierva de Dios, dispuesta a cumplir su palabra, por lo que, el obispo mártir alabó su incondicional entrega que busca liberar a los pueblos oprimidos angustiados, no acepta pasivamente las situaciones adversas de la vida, es un ejemplo de colaboración a los más necesitados.
Al momento de las ofrendas se presentó la corona de Adviento con sus cuatro velas encendidas, como símbolo de la inmensa luz de Jesús, que desde el vientre de María trae al mundo la salvación, en cumplimiento del padre.
