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Oscar López
@Oscar_DCL
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentó su informe de desarrollo humano mundial 2019, denominado “Más allá del ingreso, más allá de los promedios más allá del presente: Desigualdades del desarrollo humano en el siglo XXI”, el que plantea que en América Latina y el Caribe persisten las percepciones de injusticia y pérdida de dignidad.
Georgiana Braga-Orillard, representante residente del PNUD en El Salvador, declaró: “El informe global de este año aborda desde una nueva mirada holística, integral uno de los más grandes obstáculos para lograr el desarrollo humano sostenible, las desigualdades, el informe del 2019 es el primero de una nueva generación”.
Braga-Orillard agregó que el Informe de 2019 hace la pregunta ¿Qué es desarrollo humano en el siglo XXI?, cuya respuesta se basa en que a pesar de los avances en ciencia y tecnología, no puede haber desarrollo humano sin equidad.
“Me refiero a la inequidad de la riqueza, pero también de poder, la brecha de género y las normas arraigadas en la sociedad. Este informe señala que una redistribución de riqueza por sí misma no sería suficiente para superar las desigualdades, ya que estás se encuentran en esferas económicas, pero también sociales, políticas, medioambientales y de educación”, explicó la representante residente del PNUD.
Braga-Orillard afirmó que El Salvador debe poner atención y “comprender cómo antiguas y nuevas desigualdades afectan la vida de las personas. El Salvador ha estado a lo largo de la década en curso cerca del umbral de desarrollo humano alto, lograrlo será posible a través de medidas importantes y de alto impacto, tales como invertir más y mejor en educación, atender las brechas de género, actuar sobre el acceso diferenciado a tecnología y especialmente dar atención a los salvadoreños desde la primera infancia para que no hereden la desigualdad”.
De igual forma, el Informe sobre Desarrollo Humano afirma que a la vez que se están reduciendo las brechas en las necesidades más básicas, con cifras sin precedentes de personas que escapan de la pobreza, el hambre y las enfermedades, surge una nueva generación de desigualdades.
Estas nuevas brechas se están articulando en torno a cuestiones como la tecnología, educación y la crisis climática, reflejando las nuevas capacidades necesarias para prosperar en el siglo XXI. “Los avances tecnológicos como la inteligencia artificial, el aprendizaje automático podrían dejar atrás a grupos completos de personas, la crisis climática también está dejando atrás a millones de personas, impactando su economía”, concluyó Braga-Orillard
