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Venezuela: voz y acción de la dignidad iberoamericana

Carlos Girón S.

La decisión del legítimo Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, presidido por Nicolás Maduro, de retirarse por decisión propia de la OEA, tiene el significado de un alzar la voz en nombre de todos nuestros pueblos indoamericanos, para protestar y denunciar la política perversa para la cual es utilizada la organización; lo que menos hace es velar por los intereses y derechos de las naciones de nuestro Continente, de México hacia abajo.

La decisión de ese retiro -en vez de ser expulsada- la tomó el presidente Maduro hace dos años, pero tardó en concretarse por una disposición contemplada en la Carta de fundamentación de la entidad regional. Ese sopapo a la cara del marioneta Luis Almagro, que todo el tiempo ha estado pugnando por esa expulsión.

La concreción el pasado 27 de abril de ese acto soberano y digno del retiro venezolano, tiene también el significado de un estruendoso portazo a las narices que Nicolás Maduro, les propina a esos dos de los más acérrimos enemigos gratuitos del pueblo y Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, el lacayo Almagro y el traidor Juan Guaidó. Ambos no solo han conspirado desde dentro de la OEA, sino en todos los ámbitos donde han podido, como en el Cartel de Lima… Con sus asnos de Troya…

Redactando este comentario hemos visto, hoy martes 30, como los noticieros televisivos locales e internacionales, le están dando gran despliegue a serios sucesos que se han protagonizado en Venezuela por grupos de la oposición, comandados por el aguado Guaidó. Se dice que es una “sublevación” del pueblo contra Maduro; lógicamente esos desafíos y provocaciones han requerido la intervención de las fuerzas de seguridad, que están para restablecer y mantener el orden en bien de la gente decente y trabajadora. Las escenas las han pasado los noticieros una y otra vez, en tanto que los presentadores de los mismos recalcan que “la diáspora” de afuera, también “exige” un pronto cambio del Gobierno. Con los presentadores se inserta y mantiene buen rato, en recuadro, la imagen de John Bolton, que se le oye enfatizar en la “necesidad” de ese cambio a toda costa.

Hasta el observador más desprevenido puede advertir que todo eso es la gran tramoya, los preparativos de lo que se ve venir como algo inminente –triste y desgraciadamente- una invasión militar extranjera –clamada hasta con ruegos y lágrimas por el aguado y el lacayo de la OEA- para devolver “la paz” y la normalidad y “ayuda humanitaria”, a este victimizado pueblo bolivariano que -según la truculenta campaña mediática internacional-, “está muriendo de hambre por culpa de Maduro”.

El empuje de la conspiración contra el pueblo venezolano, hace que se sienta en el aire o presienta –aun a la distancia— el estallido de la ocupación armada allí en la tierra bolivariana. Dios quiera que cuando se publique este comentario, no haya ocurrido nada de eso tan desgraciado y malvado como es el crucificar a todo un pueblo, junto a sus leales gobernantes por causa de la voraz e insaciable rapiña de los poderosos… Hay que hacer mucha oración y pedimentos para que el Todopoderoso frene y destruya las garras de la rapiña…

Y ahora veamos. No hay duda de que puede haber escasez de alimentos, medicinas y otros bienes que necesita la población, pero lo que no quiere reconocerse –y condenarse— es el estrangulamiento económico, impuesto desde afuera y desde adentro al Gobierno de Maduro. Para agravar ese estrangulamiento, se ha recurrido también a ataques terroristas a las plantas y redes de suministro de energía eléctrica, que ha contribuido a provocar escasez entre la población. Esos ataques también han sido preparados interna y externamente; a control remoto, como por ejemplo, las gigantescas antenas de la HAARP (que describí en días pasados) emisoras de altísimas frecuencias, capaces de estropear todo equipo eléctrico y electrónico.

En ese cruel estrangulamiento económico es horrendo y pasmoso saber que, increíblemente, la banca internacional ha contribuido al confiscar y robar astronómicas cuentas bancarias del gobierno bolivariano en el extranjero. ¿Con esos atracos y asaltos del crimen organizado de las finanzas a nivel mundial, ¿cómo no van a estar pobres el pueblo y gobierno de la Patria de Bolívar? Solo Ripley podría tener esa respuesta.

¡Ahh! Pero, espérense, que hay más. Si, como una maldición inmerecida se diera el asalto armado a los vastos pozos petroleros de la Cuenca del Orinoco y los ricos yacimientos de oro y agua potable, que atesora el subsuelo bolivariano, y fueran objeto de la voraz e insaciable rapiña del extranjero, ¿cómo quedaría el noble, valiente y heroico pueblo al que independizó el inmortal Libertador, junto a otros pueblos circundantes que están (sus gobernantes) apuñalando al suelo natal de éste?

Pero miren, aunque todo eso que amenaza a los venezolanos patriotas es grave y horrendo, hay todavía algo más triste y cruel: los miles de muertos que provocaría una invasión militar, además de la espantosa destrucción física de Caracas y otras ciudades, puesto que hay que dar por descontado que las Fuerzas Armadas Bolivarianas, pelearían feroz y heroicamente defendiendo a su pueblo, amén de que muchos miles de civiles, igualmente se unirían a los soldados a ofrendar sus vidas por la defensa de su Patria, su dignidad y su soberanía. Entonces, en su tumba, Simón Bolívar se estremecería de espanto y dolor…

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