Por Leonel Herrera*
La semana pasada estuvo marcada por tres acontecimientos lamentables, con profundas implicaciones en la vida nacional: la muerte del padre José María Tojeira, el cierre de FESPAD y la “cancelación” en el debate público de Julia Evelyn Martínez.
El más lamentable y triste, desde el punto de vista humano, es el fallecimiento del ex rector de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”, el sacerdote jesuita José María Tojeira. El padre “Chema” Tojeira, como era llamado popularmente, aportó enormemente a El Salvador y a Centroamérica, desde la academia, la religión y la política.
La partida física del padre Tojeira deja un gran vacío en el corazón nacional. Sin embargo, queda su legado, su ejemplo de coherencia y su inmenso aporte al debate público, la construcción de ciudadanía, el acompañamiento fiel a las comunidades y la reivindicación de víctimas de violaciones de derechos humanos. Y esto debe animarnos e inspirarnos a seguir construyendo caminos para alcanzar la dignidad humana.
Como periodista lo entrevisté varias veces, y como activista recuerdo haber estado en dos reuniones con él. Una fue en 2009, cuando él era rector de la UCA y yo acompañaba a representantes del movimiento contra la minería metálica; y la otra fue años después, cuando él fungía como director del IDHUCA, estuvimos Andrés McKinley y yo. En ambas ocasiones me impresionó su espíritu de compromiso con las causas justas.
El segundo hecho lamentable es el cierre de la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (FESPAD), debido al clima de hostilidad estatal, el cierre del espacio cívico y la persecución contra las organizaciones de la sociedad civil a través de normativas como la Ley Agentes Extranjeros (LAEX).
FESPAD es una legendaria organización de derecho humanos que ha contribuido a la democracia y al estado de derecho. Desde sus competencias jurídicas acompañó durante casi 40 años diferentes luchas de la población: por el acceso a la justicia, la transparencia y rendición de cuentas, por el agua, la salud, etc. Especialmente destacable es el rol de María Silvia Guillén, su célebre directora ejecutiva durante muchos años.
Para mí, FESPAD tiene un significado particular, pues fue la primera ONG que conocí y con la que interactué. En 1998, como estudiante de secundaria en el Instituto Nacional Diversificado “Tomás Jefferson”, en Sonsonate, participé -junto a otros compañeros- en un concurso de derechos humanos que FESPAD promovía en varios institutos públicos (Por cierto, nuestro grupo fue uno de los quince ganadores del certamen a nivel nacional).
Espero que FESPAD se reinvente en este contexto tan adverso y siga contribuyendo a la creación de resistencias frente al autoritarismo y propuestas para la construcción de un país realmente democrático, justo, pacífico, incluyente, equitativo y sustentable.
Y el tercer hecho lamentable es el anuncio de Julia Evelyn Martínez de retirarse del debate público. La reconocida economista informó que se retira de los debates sobre temas de la realidad del país. “A quien corresponda: mensaje recibido”, dice el mensaje en su cuenta de X, sugiriendo que su “cancelación” de la discusión pública responde al pedido de “alguien”.
El actual contexto de bullying, persecución y amenazas contra las voces críticas hace pensar que Julia Evelyn ha sido amenazada, como muchas otras veces, especialmente decenas de periodistas de investigación y miembros de organizaciones como CRISTOSAL, que han tenido que exiliarse para evitar la detención arbitraria y otras represalias del régimen.
Ojalá volvamos a tener las voz valiente y digna de Julia Evelyn Martínez; y ojalá que esta sociedad, aún adormecida y atemorizada, por fin se atreva a reclamar respeto a la libertad de pensamiento, expresión e información, antes de que los silenciados seamos todos y todas, incluidos los que ahora aplauden al régimen.
*Periodista y activista social.
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