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Joaquín Salazar
@JoakinSalazar
La Dirección General de Centros Penales informó sobre el traslado de 127 privados de libertad, desde el Centro Penal de Quezaltepeque hacia el de San Francisco Gotera en Morazán. La iniciativa es parte del plan de fortalecimiento del sistema penitenciario del país, según las autoridades.
De acuerdo con las autoridades de Penales, estos traslados “se realizan con el objetivo de mantener en centros penales la seguridad a privados de libertad miembros de pandillas activos, bajo un régimen riguroso, y trasladar a los que ya no lo son a otros centros penales para que reciban programas y tratamientos”. Con esto se da cumplimiento al mandato de la ley de garantizar una verdadera rehabilitación y reinserción a la sociedad para los privados de libertad. Todo en el marco del respeto a los derechos humanos, justifican las autoridades.
Parte de estas iniciativas es que bajo la administración actual se ha implementado el sistema penitenciario autosostenible, que permitirá que los mismos privados de libertad trabajen para los programas de alimentación interno. Además, el modelo penitenciario Yo Cambio, que inició en gobiernos anteriores.
También se implementa programas de trabajo comunitario en común acuerdo con las alcaldías de algunos municipios del país.
De igual manera se han implementado acciones internas para mantener el control al interior de los veintinueve centros penitenciarios del país, entre estas: la desarticulación del crimen organizado, corte a las telecomunicaciones, requisas estratégicas, traslados de estructuras criminales, eliminación de penales exclusivos de una sola pandilla.
Medidas que han logrado, junto al Plan Control Territorial, el fortalecimiento del nuevo Sistema Penitenciario y la reducción histórica de homicidios más significativa desde los Acuerdos de Paz en 1992, dicen las autoridades.
Cero Grafitis
En otros hechos, la Dirección de Centros Penales declaró al sistema libre de grafitis alusivos a pandillas. Esta iniciativa forma parte del orden, control y disciplina en el Sistema Penitenciario, iniciado con la administración actual. Y es que con este trabajo, los privados de libertad fueron los responsables de mantener limpios sus lugares de reclusión y controlar repuntes epidemiológicos y focos de infección.
Desde hace cinco meses, los internos han tenido que eliminar los mensajes que han fijado en las paredes del sistema penitenciario. La campaña de limpieza se realizó en cada una de las celdas en diferentes centros penales; también abarcó la eliminación del plástico, papel o cualquier otro material que permita a los reclusos crear wilas o manuscritos para trasladar órdenes hacia el exterior.
