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Haydee Laínez, fundadora de las organizaciones Flor de Piedra, Orquídeas del Mar y Las Guerreras. Foto Diario Co Latino/Ricardo Chicas Segura

“Trabajadoras del sexo… también pueden ser profesionales”: Hayde Laínez

Yaneth Estrada
@caricheop

Hayde Laínez, una trabajadora del sexo, fundadora de las organizaciones Flor de Piedra, Orquídeas del Mar y Las Guerreas. Madre, defensora, licenciada en Trabajo Social y dos diplomados comparte con Diario Co Latino su historia de vida, de cara al Día Internacional de la Mujer. 

Entre sus luchas más importantes destaca, la estigmatización a su trabajo, falta de educación sexual, dogmas y hasta creencias religiosas que impiden alcanzar una vida plena en El Salvador.

-¿Fue difícil estudiar o tuvo discriminación debido a su trabajo?

Yo nunca me he escondido, todos saben de mi trabajo, soy una trabajadora del sexo. Yo empecé a estudiar ya grande, fue en 2003, tuve que sacar noveno grado y luego seguí en bachillerato y después de descansar un año, tiempo en el que leí cerca de treinta libros de diferentes temáticas, luego entré a la universidad para estudiar licenciatura en Trabajo Social.

Creo que actualmente -en el país- existe mucha ignorancia en temas de educación sexual y reproductiva y derechos sexuales, muchos tampoco conocen del tema de prostitución, aunque desde hace años estamos trabajando en una Ley de Trabajo Sexual, pero no existen la condiciones para sacarla adelante. Otra cosa debe quedar clara, es que no hablar de temas sexuales, como métodos anticonceptivos, embarazos en menores de edad, abortos espontáneos, población LGBTI, personas con VIH no elimina el problema de vulneración, violencia y hasta crímenes de odio que se vive actualmente en El Salvador, y más cuando está sujeto a muchos dogmas de tipo religioso, mala aplicación de justicia y una sociedad muy estricta, rígida o inflexible.

Para llegar a la universidad, antes fui al ITCA, por un diplomado en informática, descansé un año, tiempo que aproveché para leer cerca de treinta libros sobre diferentes temáticas porque quería conocer, quería aprender, fue así como luego decido estudiar una carrera.

-¿Cómo fue su experiencia en la Universidad?

Entré en 2005, contrario a lo que todos piensan, me la pagué yo con mi trabajo, fue difícil porque estaba la organización Flor de Piedra, me tocaba viajar mucho, pero pude alcanzar mi título. Yo traté de apoyar mucho a jóvenes, que decían que tenían que hacer trabajos sobre prostitución, yo siempre traté de darles ayuda, pero creo que aún falta de apertura en los docentes, que quizás desconocen mucho de este tipo de temas, eran ellos quienes creían que esto no era un trabajo, pero existe el trabajo sexual, así que empecé a dar clases.

Son más de 4,000 personas que lo ejercen en el país, y tampoco es fácil estar en una esquina y esperar clientes, también existe violencia, compañeras golpeadas, o trans que han sido asesinados, que no aparecen en las cifras de asesinatos de la Policía Nacional Civil o Fiscalía General de la República (FGR).

-¿Cómo fue recibir su título?
Ese fue uno de los mejores momentos de mi vida, yo aparezco llorando en la foto de la Universidad Luterana porque también tengo tres hijos, soy madre y creo que eso es un logro importante en mi vida. Puedo decir que a mí me costó mucho concluir esta etapa de estudiante porque tenía que trabajar y también tuve algunas trabas, porque cuando hice la especialización en trabajo sexual en el centro histórico de San Salvador la licenciada que me daba la clase consideraba que ese era un tema de locas, no serio, fue ahí cuando me tuve que defender. Pero creo esto, me hace más fuerte porque este es mi trabajo, yo me siento enamorada de la vida.

-¿Qué piensa de más mujeres profesionales? 

Las mujeres debemos de salir de la cocina, del cuido de los hijos, porque este es territorio ya conquistado, ahora la lucha debe ser en las universidades, siendo profesionales llegando a lugares de poder para crear políticas públicas que benefician a las mujeres. Somos el 51% de la población salvadoreña no es posible que todavía sigamos invisibilizadas, que nuestros problemas no sean retomados en la Asamblea Legislativa, creo que llegó el momento de sacrificarnos, de tocar puertas y de motivar a las nuevas generaciones de mujeres a ser profesionales.

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