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Tensión en el Medio Oriente por ejecución de clérigo chiita

Por Siavosh Ghazi/Abdul Hadi Habtor/Arthur MacMillan/Abou Merhi/Riad/Teherán/Dubái/AFP

Irán acusó este lunes a Arabia Saudita de agravar las tensiones y los enfrentamientos en la región tras la ruptura diplomática entre ambos países, provocada por la ejecución de un clérigo chiita.

«Arabia Saudita basa su existencia en la continuación de las tensiones y los enfrentamientos e intenta resolver sus problemas internos exportándolos al exterior», dijo Jaber Ansari, un portavoz de la diplomacia iraní.

Irán considera que la ruptura de relaciones diplomáticas decidida por Arabia Saudita no borrará el «error estratégico» de la ejecución del jefe chiita saudita Nimr Baqer al Nimr.

Las relaciones entre Arabia Saudita, un país sunita, e Irán, chiita, viven constantes altibajos desde la revolución iraní de 1979, que terminó con la monarquía del sha e instauró la República Islámica.

En un nuevo episodio de tensión, varios desconocidos dispararon el domingo por la noche contra la policía saudita en la ciudad natal del líder chiita, donde una persona murió, indicó la prensa oficial.

Las autoridades de Riad anunciaron el domingo la ruptura de sus relaciones diplomáticas con Irán tras los ataques contra sus sedes diplomáticas en Teherán y Mashhad (noreste), incendiadas el sábado.

El ministro saudita de Relaciones Exteriores, Adel Al Jubeir, dio «48 horas a los miembros de la representación diplomática iraní para abandonar el país».

Los ataques contra las sedes diplomáticas sauditas son «una violación flagrante de las convenciones internacionales», agregó el ministro.

Por su parte el portavoz iraní Jaber Ansari aseguró que Irán «respeta sus compromisos para proteger las representaciones diplomáticas, mantener su seguridad y la de sus diplomáticos».

El hermano de Nimr condenó los ataques contra las sedes diplomáticas sauditas y deploró que su hermano haya sido enterrado en un cementerio desconocido.

«Rechazamos y condenamos el ataque contra las embajadas y consulados del reino en Irán», escribió Mohammed al Nimr en un mensaje en árabe en Twitter, y pidió que el cuerpo del «martir» sea entregado «rápidamente» a la familia para que se inhumado en Awamiya, su ciudad natal en el este de Arabia Saudita.

Por su parte, el viceministro iraní de Relaciones Exteriores, Hossein Amir Abdollahian, deploró el error estratégico de Arabia Saudita.

«Arabia Saudita no puede hacer olvidar el gran error de haber ejecutado un dignatario religioso» chiita, dijo Abdollahian.

Manifestaciones de la comunidad chiita

La ejecución de Nimr Baqer al Nimr junto a otras 46 personas, en su mayoría condenadas por «terrorismo», provocó violentas manifestaciones en la comunidad chiita de varios países en Oriente Medio, Irán, Irak, Bahrein y el Líbano.

Según Amir Abdollahian, Arabia Saudita «ha perjudicado los intereses de su propio pueblo y a los pueblos musulmanes de la región con el complot para hacer bajar el precio del petróleo».

Irán considera que Riad tuvo un papel primordial en la caída del precio del petróleo manteniendo la producción a un nivel muy elevado.

Los precios del crudo estaban en alza el lunes debido a la decisión saudita de romper las relaciones con Irán.

Las dos potencias se enfrentan por las crisis de Siria, Irak y Yemen, acusándose mutuamente de ambiciones expansionistas.

Las relaciones entre ambos países fueron interrumpidas durante cuatro años, entre 1987 y 1991, después de sangrientos enfrentamientos entre peregrinos iraníes y sauditas en La Meca en 1987.

En septiembre pasado, la muerte de al menos 2.236 peregrinos, entre ellos 464 iraníes, en Mina, cerca de La Meca, había aumentado la tensión entre ambos.

Después de la ejecución del dignatario chiita y las manifestaciones en Irán, Estado Unidos exhortó a los dirigentes de Oriente Medio a tomar medidas para «apaciguar la tensión».

Antes de la ruptura de relaciones entre los dos países, los dirigentes de Estados Unidos, Francia, Alemania, la Unión Europea y la ONU habían manifestado su preocupación por el aumento de la tensión en una región azotada por numerosos conflictos y guerras.

Baréin y Sudán rompen relaciones con Irán

El reino de Baréin, fiel aliado de su vecino saudí, y Sudán rompieron este lunes relaciones diplomáticas con Irán, agravando la crisis generada por la ejecución de un dignatario chiita en

Arabia Saudita.

Los llamados de las grandes potencias y la ONU a frenar la peligrosa escalada entre Arabia Saudita e Irán no tuvieron efecto.

El lunes, Rusia se ofreció como intermediaria para resolver la disputa entre Arabia Saudita, país mayoritariamente sunita, e Irán, predominantemente chiita.

«Rusia está dispuesta a ejercer de intermediaria entre Riad y Teherán», indicó una fuente del ministerio de Relaciones Exteriores de Moscú.

El domingo Arabia Saudita rompió relaciones con Irán después de que manifestantes iraníes incendiaran dos de sus sedes diplomáticas en protesta contra la ejecución de Nimr Baqer al Nimr.

Emiratos Arabes Unidos también reaccionó en solidaridad con Arabia Saudita llamando a consulta a su embajador en Teherán.

La escalada entre Arabia Saudita e Irán hace temer un aumento de la violencia sectaria en Oriente Medio, particularmente en Irak, donde dos mezquitas sunitas fueron atacadas este lunes en el centro del país.

Teherán reaccionó acusando a Riad de avivar las tensiones en la región.

«Arabia Saudita basa su existencia en la prosecución de las tensiones y los enfrentamientos, e intenta resolver sus problemas internos exportándolos al exterior», dijo Jaber Ansari, un portavoz de la diplomacia iraní.

Irán y Arabia Saudita se enfrentan radicalmente en varios conflictos de Oriente Medio, entre ellos en la guerra civil en Siria, donde Teherán apoya al presidente Bashar al Asad y Riad a las fuerzas rebeldes.

También en Yemen, donde una coalición árabe liderada por los saudíes inteviene militarmente contra los rebeldes hutíes chiitas apoyados por Irán.

El aumento de la tensión tiene lugar después del histórico acuerdo firmado por las grandes potencias e Irán sobre el programa nuclear iraní.

Este lunes Francia y Alemania, al igual que Estados Unidos la víspera, exhortaron a iraníes y sauditas a bajar la tensión y hacer todo lo posible para restablecer sus relaciones.

En Teherán unas 3.000 personas manifestaron el lunes contra Arabia Saudita, gritando consignas contra la familia real de este país y quemando banderas de Estados Unidos e Israel.

La víspera, el presidente iraní Hasan Rohani había criticado la quema de las sedes diplomáticas sauditas.

Por su parte, el hermano de Nimr condenó los ataques contra las sedes diplomática y deploró que su hermano haya sido enterrado en un cementerio desconocido.

«Rechazamos y condenamos el ataque contra la embajada y un consulado del reino en Irán», escribió Mohammed al Nimr en un mensaje en árabe en Twitter, y pidió que el cuerpo del «martir» sea entregado «rápidamente» a la familia para que se inhumado en Awamiya, su ciudad natal en el este de Arabia Saudita.

‘Grave error’ de Riad

Por su parte, el viceministro iraní de Relaciones Exteriores, Hossein Amir Abdollahian, deploró el error estratégico de de los sauditas.

«Arabia Saudita no puede hacer olvidar el gran error de haber ejecutado a un dignatario religioso» chiita, dijo Abdollahian.

La ejecución de Nimr Baqer al Nimr junto a otras 46 personas, en su mayoría condenadas por «terrorismo», provocó violentas manifestaciones en la comunidad chiita de varios países en Oriente Medio, como Irán, Irak, Baréin y el Líbano.

Según Abdollahian, Arabia Saudita «ha perjudicado los intereses de su propio pueblo y a los pueblos musulmanes de la región con el complot para hacer bajar el precio del petróleo».

Irán considera que Riad tuvo un papel primordial en la caída del precio del petróleo manteniendo la producción a un nivel muy elevado.

Los precios del crudo se encontraban al alza el lunes debido a la decisión saudita de romper las relaciones con Irán.

Las relaciones entre ambos países fueron interrumpidas durante cuatro años, entre 1987 y 1991, después de sangrientos enfrentamientos entre peregrinos iraníes y sauditas en La Meca.

En septiembre pasado, la muerte de al menos 2.236 peregrinos, entre ellos 464 iraníes, en Mina, cerca de La Meca, había aumentado la tensión entre ambos países.

La crisis diplomática llegó al deporte ya que los clubes sauditas que participan en la Liga de Campeones de fútbol de Asia, que comienza en febrero, pidieron que los partidos con los clubes iraníes se disputen en un país neutral.

‘Mano divina’

La nueva crisis estalló con la ejecución del dignatario Nimr, de 56 años, junto a otras 46 personas condenadas por «terrorismo», la mayor parte de ellas por atentados atribuidos a Al Qaida.

Human Rights Watch la consideró como «la ejecución en masa más importante» en Arabia Saudita desde 1980.

«Sin ninguna duda, la sangre derramada injustamente del mártir [Nimr] dará sus frutos y la mano divina lo vengará de los dirigentes sauditas», había advertido el guía supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei.

Algunas horas más temprano, centenares de personas encolerizadas lanzaron cócteles Molotov contra la embajada de Arabia Saudita en Teherán y penetraron en el recinto. El fuego destruyó el interior de la cancillería.

Cuarenta manifestantes fueron detenidos en Teherán y otros cuatro en Mashhad.

El presidente iraní Hasan Rohani denunció la ejecución del clérigo, pero calificó de «injustificables» los ataques contra las representaciones sauditas.

Más de mil personas se manifestaron de nuevo a lo largo del domingo en Teherán, pero sin incidentes. Una concentración tuvo lugar cerca de la embajada de Arabia Saudita, pese a la prohibición del gobierno para evitar nuevos altercados.

Antes de ser dispersados por la policía antidisturbios, los manifestantes gritaron «muerte a Al Saud», del nombre de la familia reinante en Riad.

Esta ejecución provocó también la ira de las comunidades chiitas de Arabia Saudita, Líbano, Bahréin, Yemen e Irak, así como en Pakistán y en la zona india de Cachemira.

Luchas de influencia

En cambio, varios países árabes, como Kuwait, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y el gobierno yemenita, así como la Organización para Cooperación Islámica, se pusieron del lado de Riad, condenando las «agresiones» contra las representaciones sauditas y aportando su apoyo a su «lucha contra el terrorismo».

Nimr Baqer al Nimr fue condenado a muerte en octubre de 2014 por «terrorismo», «sedición», «desobediencia al soberano» y «tenencia de armas».

El clérigo encabezó un movimiento de protesta en 2011, surgido en la estela de la Primavera Árabe, en Arabia Saudita, donde vive gran parte de la minoría chiita que se siente marginada.

Antes del anuncio saudita de la ruptura de las relaciones diplomáticas con Teherán, Estados Unidos, Naciones Unidas, la Unión Europea, Francia y Alemania expresaron su temor por una exacerbación de las tensiones con la ejecución del jeque Nimr.

La policía saudita fue el blanco de disparos el domingo por la noche en la localidad natal de Nimr al Nimr, indicó el lunes la agencia oficial SPA, que cita a un portavoz de la policía de la Provincia Oriental. Las fuerzas de seguridad están buscando a los autores de «estas acciones terroristas», precisó.

Para los expertos, el recrudecimiento de la tensión entre Riad y Teherán podría alimentar las guerras en Siria y Yemen, donde ambas potencias regionales tienen intereses distintos.

Para François Heisbourg, consejero de la Fundación para la Investigación Estratégica en París, el mundo musulmán sigue sacudido por las luchas de influencia entre «sauditas e iraníes, persas y árabes, sunitas y chiitas».

Según el experto, estos asuntos son más importantes para Riad y Teherán, que la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI).

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