Iván Escobar
Colaborador
Voluntarios socorristas activos y veteranos asociados llegaron este viernes 10 de octubre, a las 11:50 de la mañana hasta el lugar donde se derrumbó en 1986 el edificio Rubén Darío, por el terremoto que sufrió San Salvador aquel viernes dantesco.
Miembros de la Asociación de Voluntarios Veteranos de El Salvador, como cada , llegaron la centro histórico y caminaron como cada año para conmemorar a las víctimas del terremoto, así mismo recordar a los socorristas que atendieron aquella emergencia y han partido al descanso eterno, en los últimos años.
También acudieron puntuales los integrantes de una comitiva de los Comandos de Salvamento, instituciones de socorro que mantienen vivas hasta hoy, aquella fecha y que piden a la sociedad no olvidar, muchos menos dejar del lado el recuerdo y sacrificio de muchos.
«Cómo cada año estamos acá, conmemorando esta fecha, un día de mucho dolor, y también recordamos a los que han partido en los últimos meses y fueron elementos que trabajaron incansablemente por salvar una vida», destacó Eliot Gómez, de la Asociación de Voluntarios Veteranos de El Salvador.
La pancarta de este a organización, que representa a socorristas veteranos de todas las instituciones de socorro, destacaba las fotografías y nombres o sobrenombres de los que partieron en el último año: Dr. Orellana, Rafael Polanco, Neftaly, Conejo y Wason. Además de recordar a los demás socorristas que en 39 años han partido, como «Piocha» recordado socorrista y fotógrafo de la Cruz Verde Salvadoreña, y quien además registró gráficamente la catástrofe.
El Rubén Darío fue el centro de la tragedia, y a la vez símbolo, ahí murieron tres centenares de personas, otras gracias a las labores de rescate y solidaridad fueron rescatadas con vida, hoy el lugar es un centro comercial. Muchos desconocen que ahí se forjaron hombres y mujeres que en el tiempo desarrollaron su deber voluntario hasta el día de hoy.
Las dos ofrendas florales fueron colocadas. «Mi padre venía año con año, y siempre estuvo aquí hasta el último año que murió en 2018», recordó con nostalgia Guadalupe Solano, hija de Piocha, y quien hoy sigue los pasos de su padre.
El terremoto de 1986 dejó una estela de destrucción y muerte en la capital, centrando su afectación en la zona central y sur de San Salvador, afectando a miles de familias, destruyó infraestructura y dañó muchos inmuebles, muchos de ellos aún se pueden ver en el centro como zonas de riesgo. Más de un 1500 personas fallecieron.
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