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Presidencia de la Asamblea Legislativa

Red para un Constitucionalismo Democrático

En las elecciones para la Asamblea Constituyente del 28 de marzo de 1982, pilule pilule el PDC logró 546.218 votos y Arena 402.304. Aún con ello, see la Presidencia del mal llamado “primer órgano del Estado” pues no lo es, online no fue para un demócrata cristiano, sino para uno del partido que no era “la primera fuerza política del país”, término que tanto estamos oyendo decir ahora. En este 2015 Arena ha sostenido que debía respetarse la voluntad popular y que el Presidente de la Asamblea Legislativa debía pertenecer a un diputado de ese partido, porque las reglas de la democracia así lo requieren.

Una pregunta se impone conforme su línea de pensamiento ¿Por qué no actuaron así en 1982? ¿es que no tenían vocación democrática en esa época?  Nada cambió años después, ya que en el año 2000 el FMLN tenía 31 diputados y Arena 29, pero no le dieron la presidencia al primer partido; tampoco en 2009 que el Frente logró 35 diputados mientras Arena 32. ¿orden o desorden democrático en esos años, por no ocupar la presidencia de la Asamblea Legislativa, un miembro del partido mayoritario? Por la elección de la Junta Directiva de 2000 un grupo de fundadores de Arena crítico la forma de elección y cuestionó la supuesta renovación del partido. (Desde entonces se viene hablando de renovación). FESPAD acusó incluso de falsedad en esa elección y el Fiscal Electoral también adujo que fue ilegal.

La presidencia de la Asamblea Legislativa ha sido ejercido por personas que le han dado prestigio, como el  doctor y presbítero José Matías Delgado que fue  el primer Presidente del congreso en 1822, el también doctor y presbítero Isidro Menéndez, llamado padre de la legislación salvadoreña; el doctor Manuel Gallardo, Don Rafael Campo, todos en el siglo XIX, y el eminente jurista, el doctor Reynaldo Galindo Pohl, ya en el siglo pasado.

Muestra la Asamblea entre sus sombras, la presidencia del mayor Roberto d´Abuisson en la constituyente de 1983, principal imputado en el asesinato del Beato Óscar Arnulfo Romero. Si por algo debería convocarse a una nueva constituyente para promulgarse una nueva Constitución es a efecto que nuestra Ley Fundamental no tenga la firma  como su presidente, quien fue uno de los que más incumplió los valores en ella consignados.

La Comisión de la Verdad lo señala como autor intelectual. Sus defensores objetan esa conclusión fundada; pero surgen preguntas. 1) ¿Por qué R. D´Abuisson padre solicitó y logró la destitución del entonces Fiscal General de la República Roberto Girón Flores debido a que éste había iniciado trámites para la extradición de Álvaro Saravia, testigo fundamental en el asesinato del ahora Beato Romero y que involucraba al mayor D´Abuisson?; 2) ¿Por qué el mencionado mayor presentó ante los medios de comunicación una declaración de un supuesto comandante Lobo de las FPL que manifestó ser cómplice en el asesinato de Monseñor Romero, cuando el tal comandante Lobo era en verdad Adalberto Salazar Collier,  quien no era ningún político ni insurgente, sino un delincuente común detenido desde 1979, quien luego reconoció que le habían pagado por hacer esas declaraciones falsas? 3) ¿Por qué no presentaron los deudos acusación por delitos contra el honor contra Robert White ex embajador de EEUU en El Salvador que terminante señaló al fundador de Arena como responsable del asesinato del Arzobispo mostrando copias de documentos desclasificados en aquel país? En el programa Ventana Jurídica de YSUCA reciente, se recordaba de la obra del dramaturgo Lope de Vega, “¿Quién mató al comendador? Todos a una: Fuenteovejuna señor”. Ahora se podría preguntar “¿Quién mató a Monseñor?, todos a uno……………… (se omite el nombre, pero precisamente por ser todos a uno, el nombre a mencionar es evidente).

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