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El sacerdote Idelfonso Mejía, de la parroquia San Juan Bautista, municipio de San Juan Nonualco, departamento de La Paz, recibe el premio póstumo a fray Cosme Spessotto. Grafica Diario Co Latino/@PDDHElSalvador

PDDH reconoce al padre Rutilio Grande y Cosme Spessotto como defensores de DDHH

 Alma Vilches
Redacción Diario Co Latino

En el Día Internacional de los Derechos Humanos, conmemorado cada 10 de diciembre, la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH) hizo un reconocimiento póstumo al padre Rutilio Grande y fray Cosme Spessotto, con el “Premio Nacional a la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos 2021”, quienes en los próximos días serán beatificado y reconocidos mártires por la iglesia católica.

El padre Rutilio Grande es considerado un defensor de los derechos humanos en el país. Su trabajo se caracterizó por defender a las poblaciones socialmente vulnerables, así denunciar los atropellos y violaciones a sus derechos humanos cometidos y permitidos por las autoridades estatales. Desde la experiencia parroquial en Aguilares, San Salvador, fue promotor de diversas iniciativas educativas y pastorales que contribuyan a la dignificación de las personas, fue asesinado en 1977, junto a dos colaboradores.

Mientras que, fray Cosme Spessotto, sacerdote franciscano de origen italiano, fue asesinado en 1980 durante el conflicto armado, en este contexto de violencia generalizada ayudaba a los enfermos y pobres, así como también enterraba a las personas asesinadas en la vía pública, a costa de su propia seguridad personal. El premio fue recibido por el sacerdote Idelfonso Mejía, de la parroquia San Juan Bautista, municipio de San Juan Nonualco, departamento de La Paz.

El Premio Nacional a la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos 2021 es un reconocimiento a las personas, organizaciones e instituciones con trayectoria en la defensa de los derechos humanos y la construcción de la paz  en el país. También es un llamado porque la lucha por el respeto y garantía de los DD.HH en El Salvador y en el mundo no debe tomar descanso y es preciso seguir los pasos de los defensores que antecedieron a los presentes. La presea se otorga en el 73 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, firmada en 1948, con el objetivo de reconocer de manera pública el trabajo y acciones ejemplares a favor de la Defensa y Promoción de los Derechos Humanos.

Apolonio Tobar, titular de la PDDH, enfatizó que el cumplimiento de los derechos humanos de toda persona, particularmente de las que se encuentran en mayores condiciones de vulnerabilidad, sigue siendo un reto en el país, asimismo, reafirmó su compromiso de seguir acompañando los esfuerzos de la sociedad civil en la lucha por la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición de víctimas de graves violaciones a DD.HH, como en el caso del Mozote y lugares aledaños.

“Debemos seguir los pasos de quienes nos antecedieron, como el caso de San Óscar Arnulfo Romero, a quien reconozco como el más grande defensor de Derechos Humanos en El Salvador, que con su mensaje de diálogo, concertación, inclusión y denuncia cuando era necesario, género incidencia positiva en este país, para que se reconociera la persona humana en su completa dignidad e instruyó además a muchas personas que luego tomaron ese camino de defensa, como lo fue el padre Ignacio Ellacuría, María Julia Hernández y muchos hombres y mujeres que con su lucha permanente incluso ofrendaron sus vidas”, afirmó.

Según Tobar, se reconoce que en 73 años ha existido avances significativos, pero todavía hay prácticas de exclusión y violencia, particularmente en perjuicio de la población históricamente vulnerada como las personas con discapacidad, adultos mayores, mujeres, comunidades indígenas,  personas LBGTI, el general de las minorías sociales a quienes el irrespeto a su dignidad sigue siendo una misión con responsabilidad compartida.

A criterio de Antonia Urrejola, presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), para que el derecho a la verdad, justicia y reparación sea posible, es imprescindible un diálogo abierto con toda la sociedad salvadoreña, además, consideró importante que los diferentes sectores conozcan el trabajo desarrollado para garantizar los DDHH en el país, donde las víctimas estén siempre en el centro de las respuestas estatales por verdad, justicia y reparación.

“Esta es una oportunidad para reforzar lo fundamental que es garantizar el derecho a la verdad justicia, y reparación integral para las víctimas del conflicto armado, hay una deuda histórica con ellas; iniciativas como esta son muestras que la esperanza sigue viva, que los esfuerzos son muchos y que es posible seguir avanzando en la lucha por los derechos humanos y su plena vigencia. Es una forma de visibilizar a mujeres, hombres instituciones públicas y organizaciones, pero sobre todo a las víctimas de los derechos humanos, sin quienes no sería posible la democracia y la construcción de una paz duradera”, aseguró Urrejola. Entre las personas galardonadas está José Cruz Vigil Del Cid, sobreviviente de la masacre El Mozote y zonas aledañas, y fundador de la Asociación Promotora de Derechos Humanos de El Mozote (APDHEM); Celia Medrano, periodista, investigadora y defensora de DDHH; Luis Antonio Mejía Lipe, defensor de los Derechos Universitarios de la UES; René Majano Cortéz, miembro de la Mesa de Discapacidad del departamento de La Libertad.

También recibieron el premio la Asociación Sumpul, ORMUSA,  Comité Indígena para la Defensa de los Bienes Naturales de Nahuizalco; Fundación Coatepeque; Plan Internacional, Cuerpo de Bomberos.

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