Saúl Méndez
Colaborador
El pasado viernes 17 de julio se conoció que los gobiernos de Venezuela y Estados Unidos alcanzaron un acuerdo para intercambiar a migrantes venezolanos recluidos en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), en El Salvador, por la liberación de diez ciudadanos estadounidenses y ochenta venezolanos considerados presos políticos en el país sudamericano.
La noticia generó diversas reacciones en El Salvador. El Bloque de Resistencia y Rebeldía Popular (BRP) se solidarizó con el gobierno de Venezuela, al mando de Nicolás Maduro, quien ha calificado la detención de los migrantes en el CECOT sin debido proceso como un acto de «secuestro».
“Esta conquista es un triunfo de la dignidad, la lucha incansable y la firmeza revolucionaria que caracteriza a la Revolución Bolivariana”, señaló el BRP en un comunicado de prensa.
“Este logro no solo representa una derrota al terror y la opresión, sino también un faro que ilumina el camino de los pueblos que resisten las injusticias del imperialismo y sus aliados”, agregó la organización.
Asimismo, reafirmaron su compromiso de seguir construyendo redes de solidaridad “por la paz con justicia social y por la liberación definitiva de nuestros pueblos”.

Por su parte, el Comité de Familiares de Personas Presas y Perseguidas Políticas de El Salvador (COFAPPES) celebró la liberación de venezolanos presos sin el debido proceso en El Salvador y destacó la gestión realizada para retornar a su país a los 252 ciudadanos venezolanos retenidos ilegalmente en el CECOT.
«Esta es una muestra de cómo se puede gestionar la libertad de las personas detenidas injustamente, a través de la negociación, el diálogo y la búsqueda de soluciones conjuntas», señaló el comité.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, enfatizó que “esta operación es el resultado de meses de negociaciones con un régimen tiránico que durante mucho tiempo se había negado a liberar una de sus monedas de cambio más valiosas: sus rehenes. Sin embargo, gracias al esfuerzo incansable de muchos funcionarios tanto de Estados Unidos como de El Salvador, y, sobre todo, gracias a Dios Todopoderoso, se logró”.
Desde Caracas, el gobierno venezolano afirmó que “Venezuela pagó un alto precio para conseguir la libertad de estos connacionales, quienes habían sido trasladados al controvertido centro penitenciario salvadoreño conocido por sus condiciones extremas de confinamiento”.
TeleSur reportó que el presidente Nicolás Maduro autorizó la operación humanitaria tras varios meses de gestiones diplomáticas, lideradas por el expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, quien actuó como mediador entre Caracas y Washington.
El gobierno de Nicolás Maduro afirmó que la negociación para la liberación de los migrantes recluidos en el CECOT se realizó entre las representaciones de Caracas y Washington, por lo que Bukele no participó.
Venezuela denunció, además, que custodios salvadoreños dispararon balas de goma contra algunos reos antes de bajarse del autobús para subirse al avión que los llevaría a suelo venezolano.
Diosdado Cabello, un alto dirigente del gobierno de Maduro denunció la acción represiva, tras asegurar que fue una reacción de Bukele porque no había participado en el proceso negociador, y porque iba a perder los seis millones que Estados Unidos le iba a entregar por tener a los migrantes venezolanos presos en el CECOT.
El gobierno ha pretendido convertir el CECOT como “turismo carcelario”, tanto en Latinoamérica como en Europa, a través del vicepresidente de la República Félix Ulloa.

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