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Los angelitos de antaño

Salvador Ventura

El editorialista de El Diario de Hoy de manera adrede o por ignorancia escribe “Día y noche, bajo sol o lluvia, los guardias nos cuidaban”, refiriéndose a uno de los más nefastos “cuerpos de seguridad” en la historia de este país.

En su nota del día, martes 21 de junio del año en curso, escribe: “Día y noche, en buen tiempo o bajo la lluvia, por senderos escondidos, en pueblos, caseríos, barriadas y a campo abierto, las parejas de guardias nacionales de antaño mantenían el orden, capturaban criminales, asistían a personas necesitadas, eran la garantía del viajero…”

Un canto a la bondad, a la misericordia, a la solidaridad y el bien común. Se nota que usted no visitó las poblaciones y las comunidades cuando en esos tiempos pasados existían “puestos de la guardia”, quienes si bien cumplían con labores de seguridad y vigilancia, también cometieron las peores tropelías.

Al igual que la Policía de Hacienda se encargaban de vigilar y cuidar propiedades de los terratenientes, posteriormente hacían labores políticas y en nombre del “orden establecido”, acusaban y apresaban a personas señaladas de “actividades subversivas”, fueron los fundadores de ORDEN y luego las bases de los Escuadrones de la Muerte.

La ignorancia suya raya con la adulación, al decir “conocían a los lugareños, que les daban  de beber, conversaban de los sucesos últimos, eran amigos de los cipotes y piropeaban a las guapas muchachas. Pero nadie se metía a atacar a esos guardias, pues sabían que el cuerpo entero iba a cobrarla”.

No es tan fácil y sencillo como usted lo presenta y trata de “venderlo” a sus lectores: los guardias nacionales embarazaban a las jovencitas de los pueblos y a las pocas semanas eran enviados a otros lugares, además no pagaban los alimentos que les eran proporcionados por señoras de esos lugares.

Las jovencitas se convertían en madres solteras y sus hijos nunca conocían a sus progenitores, estos hechos se repetían y multiplicaban en la mayoría de comunidades del país, las autoridades superiores jamás se hicieron cargo de los desmanes de los guardias, tampoco honraron las deudas por consumo de alimentos.

La supresión de la Guardia Nacional, de las policías de Hacienda y Nacional, no fue “una torpeza”, como usted lo califica, en primer lugar fue producto de los Acuerdos de Paz, luego de finalizada la guerra; pero también como una acción lógica a los desmanes históricos cometidos por estos mal llamados “cuerpos de seguridad”.

La población salvadoreña ahora no es amenazada ni reprimida, mucho menos encarcelada, torturada o asesinada por simples sospechas como era lo normal en esos tiempos cuando se “podían ver guardias descalzos y armados de machete” o “compartiendo con los lugareños”, como usted alegremente sostiene.

El surgimiento de pandillas o el crimen organizado no se deben a la supresión de los antiguos “cuerpos de seguridad”, las causas deben buscarse en otros factores como los problemas estructurales, la ofensiva desigualdad e inequidad de la sociedad, así como la concentración de la riqueza en pocas manos.

Los regímenes militares del pasado se limitaron a obedecer las directrices de los pequeños grupos dominantes, a cuidar sus propiedades, a eliminar todo intento de protesta por “las buenas o por las malas”, incluyendo por supuesto los crímenes y las masacres contra sectores organizados.

La guardia nacional, señor director, jamás fue “una bendición” para los salvadoreños, al igual que la Policía de Hacienda y la Nacional, fueron, junto al ejército, el instrumento de represión de la oligarquía, de esto existen innumerables testimonios, uno de ellos, el genocidio de indígenas y campesinos en 1932.

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