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Carlos Mauricio Hernández
Docente universitario
Los deportes son expresiones de sus sociedades. En el caso salvadoreño nuestro fútbol dice mucho de la manera en cómo funcionamos como país. La noche del martes 24 de junio la selección de fútbol, llamada popularmente “la Selecta”, perdió 2 a 0 frente a una potente Canadá en el marco de la Copa Oro, torneo internacional que se lleva a cabo en Estados Unidos. Días anteriores perdió con Honduras y empató con Curazao. Todas estas selecciones eran parte del Grupo B, donde Canadá quedó en primero lugar, Honduras en segundo, Curazao en tercero y la Selecta con un punto en el último lugar. De las 16 selecciones participantes solo hubo una que no anotó ni un solo gol en el torneo, la salvadoreña. Cifras vergonzosas y alarmantes frente a lo que se viene: la eliminatoria mundialista en donde se competirá contra Surinam, Guatemala y Panamá.
Mientras miraba el último partido contra Canadá me llamó la atención cómo dos jugadores de la liga local salvadoreña cometieron faltas graves que terminaron en expulsión: Jairo Henríquez y Santos Ortiz. Ambos del Club Deportivo Águila de San Miguel.
Una conducta no solo reprochable sino extremamente irresponsable por todo lo que estaba en juego, hasta ese momento del primer tiempo, con posibilidades de clasificar a la siguiente ronda.
Para entender la debacle de la Selecta un texto titulado “Los Simpson y la filosofía” (2012) me dio una clave. En el capítulo 2 “Lisa y el antiintelectualismo estadounidense” de Aeon J. Skoble se menciona que «La sociedad estadounidense en general mantiene una relación de amor y odio hacia los intelectuales [profesionales]. Por una parte, se respeta la figura del profesor o del científico, pero, por otra, se abriga un resentimiento profundo hacia la “torre de marfil” o lo “culto”; se adopta una actitud defensiva ante las personas inteligentes o instruidas» p. 37.
Esta descripción de la sociedad estadounidense también se aplica a la salvadoreña, donde a veces hasta desde el poder se ataca visceralmente a los sectores intelectualmente desarrollados o personas profesionales. A pesar de la evidencia suficiente y sustentable de los beneficios que representa formar, educar o profesionalizar a las personas, históricamente desde el Estado no se ha hecho una apuesta contundente por masificar la profesionalización. La Selecta es un reflejo de ello. Se necesita de profesionales vinculados con el fútbol y el deporte en general. Está claro. En contra de lo evidente, quienes se encargan de elegir jugadores en lugar de convocar a jugadores profesionales se les ataca en contubernio con algunos medios deportivos (por ejemplo a Alex Roldán y a Eriq Zavaleta que se desempeñan en equipos de la liga profesional de fútbol de Estados Unidos). Se cree que los de la liga local son mejores que “los de afuera” cuando no es cierto.
Es más, los de “aquí” no son profesionales en su mayoría. Los de “afuera” en cambio sí lo son. Las ya mencionadas expulsiones de Jairo y Santos contra Canadá son la prueba que los de aquí necesitan hasta de psicólogos especializados en deportes, es decir, profesionales especializados. Costa Rica, con la mejor liga de Centroamérica, contra México –siempre dentro del marco de la Copa Oro– solo alineó uno de su liga local. Los demás juegan en Europa, Estados Unidos, etc. Y ahí van. Por un camino mucho mejor que el de la Selecta.
Hugo Pérez, técnico nacional entre 2021 y 2023, había dado en clavo con la profesionalización. Pero lo quitaron.
Arruinaron un proceso que ahora estaría dando frutos. Como afición también nos equivocamos (quienes gritamos que lo quitaran) por la calentura del momento. Esto no quita que los grandes responsables son los dirigentes y ahora los políticos involucrados con la dirección de la Selecta que también han demostrado ser antiintelectuales, antiprofesionales.
La conclusión es categórica frente al desafío que viene entre septiembre y noviembre de este año, cuando se jugarán los partidos finales rumbo al Mundial de 2026: mientras no se opte por la profesionalización en el fútbol salvadoreño, jamás volveremos a un Mundial.
