Caralvá
Intimissimun
¿Qué? ¿Quién con quién? ¿Dónde? ¿Cuándo?
El chisme divulgado en la empresa telefónica por la mañana, al medio día era muy parecido a la impresión masiva de cualquier periódico nacional, cada boca agregaba detalles surrealistas, así según la leyenda: un guardia de seguridad afirmaba en su informe haber visto una escena sexual entre Malú y Secundino en el gimnasio de la empresa, esa imagen tenía más velocidad que la fibra óptica de las telecomunicaciones, aquella pequeña prevención entre mujeres o confidentes pronunciada sigilosamente: “no se lo digas a nadie, porque es un secreto” más parecía una orden de divulgación roja, esa frase era como el escándalo del lobo que irrumpe en el gallinero, de esa forma en una empresa telefónica donde el 99.9 % de los empleados tienen comunicaciones, es imposible guardar un secreto sexual; en ellas existen normas no escritas como no sobrepasar el 99.9% de cumplimiento de metas porque entonces los trabajadores desatan demandas que terminan en solicitudes salariales y ascensos, de modo que es prohibido llegar a esa cifra máxima, en caso de suceder, por norma no procede.
De aquella leyenda sexual todo el mundo parecía enterado, los corrillos en la cafetería, los sitios de reunión, los SMS, las video conferencias, los correos electrónicos, las redes, todo parecía explotar por aquel evento casi público.
Nely llegó a su escritorio aquella mañana, pero notó a su alrededor ciertas sonrisas sospechosas entre las secretarias, así como risitas tímidas entre amigas en la distancia, parecía que todo el mundo hablaba de algo ella no estaba enterada.
No tardaría mucho tiempo en enterarse, en ese instante Malú le llamó alarmada al móvil.
-¿Sabes que dicen las malas lenguas de estas viejas brujas Nely ?
-No Malú, dicen que me vieron mantener relaciones sexuales con Secundino en el gimnasio el día de ayer-
– ¿Qué?
– Si, lo reportaron los de seguridad – ¡Pero no es cierto, no es cierto! …- casi al borde las lágrimas.
– Calma Malú, calma.
– Si estoy calmada pero estas hijas de puta han inventado todo…
– Ya… respira, respira… Malú, veámonos en la cafetería a las 10:00. y Nely cerró la conversación desde su teléfono de última generación visualizando a Malú en su pantalla…
Con el correr de los días aquella tempestad pareció focalizar a la empresa en un incidente entre dos personas, que opacaban los “últimos” teléfonos importados del primer mundo con tecnología 5G y transmisión de datos multifuncional.
A pesar de que la amistad entre Nely y Malú continuó, aquella situación afectó la relación entre ellas, además de su asistencia al Gimnasio, el cual dejaron de frecuentar y el tiempo transcurrió muy lento. Malú negó todo porque sabía que la implicada era otra.
Nely sabía que aquella pequeña mancha en sus historiales no pasaría desapercibida para algunos directores, mucho más para los “puristas” que consideran que el mayor pecado es la sexualidad, pero no es pecado evadir impuestos para el Estado, ni maquillar cifras, ni transferir a empresas homónimas los estados de cuenta para evadir compromisos fiscales, además reportar pérdidas cada año.
Así sin previo aviso ni advertencia, Nely y Malú después de muchos años de trabajo y dedicación, el área de Recursos Humanos les llamó a firmar su salida de la empresa.
Ellas sabían que no existía apelación posible, una empresa no pide opiniones, despide a su personal por: “reestructuración”, eliminación de áreas, “ahorro”, pero nunca por ineficiencia, sabe que se puede suprimir a muchos y esa condición les permite enviar el mensaje: “nadie es indispensable”, así los trabajadores son números no personas, excepto los miembros de la “argolla de oro”, esos son los que tienen en sus manos las decisiones estratégicas: amigos del dueño, los cheros del jefe máximo… ahí también existe el “maximato”.
De pronto Nely y Malú se encuentran en la frontera del desempleo y la búsqueda de un nuevo proyecto; el capitalismo no perdona, ni la desesperación tampoco.
Nely se encontró de pronto con una indemnización por los largos años de trabajo, como Malú tendrían que iniciar de nuevo el largo trayecto de la integración económica, una sociedad mercantil que fija límites de edad productiva entre 25 y 35 años, que limita los salarios y en muchas ocasiones teme generar “antigüedad” para empleados.
Aquellos miles de dólares que era producto de sus largos años de trabajo en la empresa, ganados en ocasiones sin horas extras, ni reconocimientos por la dedicación y aporte más allá del compromiso laboral, eran solo un pequeño legado material por tanta lealtad a la corporación. Mal paga el demonio corporativo a quién bien le sirve.
Desde el primer día se dedicó a comunicar a los amigos, luego a los conocidos del Estado, a todas las relaciones comerciales que realizó durante años, pero los resultados eran pobres, no llegaban ni a la limosna de interinatos.
Pasó el tiempo y los ahorros disminuyeron como el agua entre las manos.
Malú por su parte decidió viajar a Estados Unidos a probar suerte con unos parientes, deseaba olvidar por siempre a una empresa a quién entregó todo y ella a cambio le entregó un deshonor permanente.
Nely se encontró sola, pero Lucio su novio fue un constante consuelo en su desintegración económica, una antigua amiga de universidad se encontró con Nely y le comunicó que existía una empresa de agua, la cual requería capital y socios para funcionar, a cambio de compartir ganancias inmediatas.
Nely renuente al inicio, solicitó más información, poco a poco se fue involucrando en ese aspecto de aguas, situación que no le era extraña por sus conocimientos de mercadeo y relaciones empresariales. En cierto día se reunió con Estebano Mateo quién era un empresario dueño de una pequeña planta productora de agua purificada. De aquella inicial reunión, además de muchas más, Estebano Mateo mostró los libros contables, sus ganancias, el reparto entre los socios pero que en ese momento necesitaba dinero fresco para ampliar la empresa, para ello necesitaba urgentemente el dinero a cambio de unos cuantos meses de préstamo, pero no solo de palabra, entonces comprometía la escritura pública de un vehículo que pasaría a nombre de Nely como garantía del nuevo negocio.
Después de pensarlo durante semanas, Nely aceptó el trato.
Pasaron los meses pero la promesa de retorno del capital más los intereses no se cumplía, aquella era una triste espera puesto que sin dinero y muchas necesidades, la angustia económica le hizo llamar telefónicamente día tras día a Estebano Mateo, quién eludía semana a semana los requerimientos con la eterna promesa que en unos días entregaría todo. (continuará) amazon.com/author/csarcaralv

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