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La Ley de Agentes Extranjeros busca aniquilar a las oenegés

El presidente Nayib Bukele, por medio del ministro de Gobernación, envió un proyecto de Ley de Agentes Extranjeros, supuestamente para garantizar la transferencia de los fondos que del exterior reciben las diferentes oenegés, incluidas las fundaciones; es decir, las organizaciones de la sociedad civil organizada.

La mencionada ley que fue “discutida” en tiempo récord (una semana) en una comisión legislativa, sin la discusión respectiva como ordena el procedimiento de conformación de una ley, no tiene otro objetivo más que aniquilar las organizaciones; por eso, incluso, ha generado preocupación hasta de entidades parte de las Naciones Unidas.

Clément Nyaletsossi Voule, Relator Especial sobre los Derechos a la Libertad de Reunión Pacífica y de Asociación de las Naciones Unidas (ONU), en su cuenta de Twitter expresó su preocupación por la decisión del Gobierno del presidente Nayib Bukele, de implementar la Ley de Agentes Extranjeros, por considerarla «controversial a los derechos humanos”.

La opinión escueta del Relator Especial del organismo de la ONU reúne la gravedad que implica la implantación de la ley de extranjería del Gobierno, pues, está clara que es una “violación a los derechos humanos”, y debería ser suficiente para que el Gobiero del presidente Bukele hiciera la rectificación respectiva.

Y es que la ley no solo busca que las oenegés se registren nuevamente en el ministerio de Gobernación ni registra a sus donantes y sus montos, pues, estos los conocen Hacienda y el Banco Central de Reserva, ya que las organizaciones cumplen los mandatos de ley de informar sobre sus operaciones financieras y su labor en el terreno.

No es cierto que no haya transparencia en el quehacer de las oenegés, que no haya regulaciones, que el Gobierno no tenga la información de las operaciones de éstas.

Lo que el Gobierno busca con esta ley, además de sofocar la “doblemente” fiscalización es aniquilarlas. ¿Y por qué busca aniquilarlas? Porque a las oenegés las tiene perfiladas como organizaciones “incómodas”, por su criticidad ante violaciones a la ley o políticas públicas inapropiadas para el país, para su institucionalidad.

¿Cómo comprobamos que lo que busca la ley, finalmente, es liquidar esas organizaciones de la sociedad civil? Por medio de ese impuesto del 40 % que debe entregarse al fisco de cada proyecto que las oenegés obtengan. Y es que las oenegés no podrían subsistir si el Gobierno les arrebata el 40 % porque los fondos son para ejecutar obras a favor de los diferentes sectores de la sociedad salvadoreña, y los proyectos no incluyen este componente punitivo. Además, porque los gobiernos donantes, que son el 90 % de los financistas de proyectos para la sociedad civil, no van a seguir apoyando a las organizaciones en El Salvador, si saben que los impuestos de sus ciudadanos serán confiscados por el Gobierno del país beneficiado con la ayuda.

De hecho, Alemania anunció el miércoles pasado que tras la aprobación de la Ley de Agentes Extranjeros no va a seguir apoyando proyectos en El Salvador.

Los afectados finales no son las oenegés, sus directivos o trabajadores, sino la población beneficiada.

Diversos países de Europa apoyan proyectos para el empoderamiento de la mujer, para educación en los derechos de ellas. Otros financian proyectos para crear liderazgos comunales, otros para apoyar la educación ambiental, para la educación en los derechos civiles y democráticos, en la defensa de los derechos humanos. Es decir, en un sin fin de aspectos de carácter social o ciudadanos que el Gobierno nunca los podrá cubrir, no solo por la falta de recursos, sino también por la burocracia inapropiada histórica del quehacer del sector público.

No es cierto que los fondos que los gobiernos europeos o americanos mandan a los oenegés sean para apoyar movilizaciones para protestar contra las políticas o acciones antipopulares del Gobierno actual. No, cuando la ciudadanía se cansa, es capaz sacrificar todo con tal de expresar sus descontento, y si es necesario recursos, desde los sectores populares se pueden generar para financiar una actividad concreta mediante la decida solidaridad en la acción.

El presidente Bukele debería tener claro que, gracias al poder absoluto que tiene en estos momentos -que no será eterno- pueden dictaminar lo que quiera, que hoy puede destruir a las oenegés y fundaciones consideradas críticas o incómodas; pero la protesta popular, en la medida que el pueblo sea afectado directamente por malas políticas, no las podrá eliminar, al menos que haga el uso de las armas.

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Un Comentario

  1. Centroamérica y las coyunturas del momento histórico

    Centroamérica y las coyunturas del momento histórico.

    Todas las naciones americanas y caribeñas en sus orígenes, comparten una historia ancestral basada en el respeto profundo al creador del universo representado por la madre tierra, la cual nos nutre con sus sagrados alimentos, el agua que bebemos con sus ríos majestuosos que representan la unidad de la fortaleza de los más pequeños, sus imponentes océanos que unen los continentes, las lluvias que nos bendicen con su manto sin discriminación alguna, el aire de vida que respiramos y que se reparte a todos los habitantes de nuestra madre tierra, regalo de Dios. Aunque los regalos de la creación no lleguen a todos, por culpa de la avaricia extrema y el acaparamiento sin medida de la corrupción.

    El mensaje universal de Jesús es profundamente filosófico e invita a la transformación de la manera de pensar. Está basado en la coyuntura milenaria que atraviesa la humanidad en gestación, en sus crisis económicas y sociales, es decir, toma en cuenta a toda clase de injusticias de exclusión social. Claramente analiza la realidad por la que atraviesa la sociedad, enseña el camino de la solución a la problemática, y profetizó el advenimiento del paraíso terrenal como consecuencia lógica del despertar al nacimiento de la humanidad, al alba de un nuevo amanecer.

    Estas palabras acompañadas de acciones concretas y consecuentes de Jesús, encajan perfectamente con la idiosincrasia de los pueblos originarios de nuestra América, y de allí viene que los pueblos que luchan por su dignidad y por su emancipación, hayan recibido y emulado a Jesucristo como su aliado del alma en sus gestas de liberación y, continuamente, santifican las fiestas tales como La Purísima; El Divino Salvador Del Mundo; La Virgen De Guadalupe; Nuestro Señor de Esquipulas; La Virgen del Cobre; y mucho más a todo lo largo y ancho de nuestra América y el Caribe.

    Incontables misioneros cristianos decidieron alejarse de las exigencias de sus metrópolis y, ante los acontecimientos de la injusticia colonialista, aceptaron lo obvio: entre cristianismo y las luchas por la dignidad y la libertad con justicia social no hay contradicción. Ofrendaron sus vidas junto a los mártires del pueblo, en defensa de las libertades y los derechos humanos inalienables de las naciones, así como también de sus derechos a vivir en paz con dignidad.

    Las naciones latinoamericanas y Centroamericanas en nuestro caso, conocedoras de su historia ancestral que los une en su destino de hermandad, se merecen un futuro de paz y de cooperación para su futuro desarrollo.

    El avance social de los hermanos de Nicaragua es un buen ejemplo de desarrollo como base para disminuir la emigración forzada creando las condiciones necesarias para preferir quedarse en su país de origen. Los datos internacionales así lo demuestran.

    Informaciónes fácilmente verificables, emanadas de organismos internacionales y de periódicos dan cuenta de los avances del gobierno nicaragüense.
    Nicaragua ha desarrollado notablemente por ejemplo: la atención de salud gratuita universal; 98% de cobertura eléctrica; reducción de la pobreza en 24 puntos y de la pobreza extrema en 14 puntos; +80% seguridad alimentaria; +70% energías renovables; país más seguro de Centroamérica; educación gratuita para todos los niveles; avances en la reconciliación nacional; meriendas escolares para mejorar la nutrición, etc.
    – Reducción de la pobreza del 48 al 24% (pobreza extrema del 17 al 7%).

    – 5º puesto mundial en equidad de género (1º en América).
    Fundamental para la plena participación popular.

    – 21 nuevos hospitales equipados y gratuitos.

    – 52% de la población mayor de 2 años vacunada contra el
    Covid-19.

    – Reducción de la mortalidad materna (70%) e infantil (60%).

    – Educación gratuita y de calidad (preescolar, primaria, secundaria, técnica, universitaria, universidad en el campo).

    – 1.2 millones de meriendas escolares.

    – 99% del país con cobertura eléctrica (70% energía renovable).

    – 91.5% de cobertura de agua potable en las zonas urbanas, 55.4% en las zonas rurales. 54% de cobertura en alcantarillado a nivel nacional.

    – La mejor red de carreteras de la región.

    – Viviendas dignas para los más necesitados.

    – 427,434 títulos de propiedad en áreas urbanas y rurales.

    – 92% de soberanía alimentaria.

    – Parques públicos, estadios deportivos, piscinas olímpicas.

    – Respeto a las culturas y la autonomía de los pueblos originarios y afrodescendientes.

    – Demarcación y titulación de las tierras comunitarias de los pueblos originarios y afrodescendientes de la Costa Caribe.

    – La Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) primera en ser acreditada a nivel mundial por el Consejo de Evaluación y Acreditación Internacional (CEAI) de la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL), organismo educativo de mayor influencia en Latinoamérica.

    Cada nación tiene su propia coyuntura o momento histórico que resolver y, la cooperación entre ellas, mejoraría la estabilidad social de la región. Profundizar la interacción económica, cultural y de cooperación en todos los temas que como humanos nos toca enfrentar, seguirá siendo la esperanza del desarrollo Centroamericano.

    Las naciones americanas y caribeñas somos hermanos ancestrales, una memoria colectiva y cultural de más de 17000 años de antigüedad, la cual es nuestro ayer, es la acción de nuestro hoy, y es nuestro amanecer de mañana.