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JAZZ EN ESPAÑOL: LA ESCUELA CUBANA

Oscar A. Fernández O.

Cuba suena, search siempre está sonando. Si es que atendemos a las palabras de Severo Sarduy, Cuba sonaba aun antes de que sea Cuba. Para el autor de Cobra, la primera página de la literatura cubana fue escrita por Cristóbal Colón antes de desembarcar en las Antillas. Una página sonora, una nota en el mar: “toda la noche oyó pasar pájaros”, escribe Colón en su diario de viaje. En esas palabras leemos una promesa de tierra firme. El almirante genovés ya estaba haciendo literatura cubana antes de pisar Cuba, dice Sarduy. (Revista El Apuntador)
La literatura de la isla se caracteriza por su sonoridad, por la importancia del sentido acústico. Frases que son música, música cubana. Música en la cual África no es esclava si no libre y bailadora. Cuba ha sacado a toda América a bailar, a cantar, a escuchar. Cuba es una cuna. ¿Qué sería de Latinoamérica por ejemplo, sin el bolero, el chachachá, la rumba o el son?
Desde hace mucho tiempo, el jazz hermana a Estados Unidos con Cuba por la vía del ritmo afro descendiente. Y a pesar de que la música de Nueva Orleans -cuna del jazz- incorporó desde temprano elementos latinos, el latin jazz se escribe la mayoría de veces así, en inglés, pero puede ejecutarse en español.
No hay duda de que el jazz es hace tiempo un lenguaje universal y su epicentro es EEUU. Por eso, muchos músicos cubanos están hoy hermanados con grandes músicos norteamericanos, más allá de diferencias políticas y de la arrogancia de los gobernantes en Washington. El jazz afrocubano -al igual que la salsa-, halló tierra fértil en el corazón del imperio. Hace tiempo, también, que el jazz dejó de ser música popular para el baile y la fiesta y se volvió música contemporánea de cámara.
Paquito D’ Rivera por ejemplo, actúa como un ilusionista en escena. Paquito emprende su viaje musical por toda la América nuestra montado en su saxofón. Calidez, humor, soltura… D’ Rivera no solo toca el instrumento -como muchos jazzistas híper técnicos- toca el tema que va apareciendo en comunión junto a su banda. Esta afirmación parece una perogrullada pero no es algo tan fácil de lograr. Paquito suena con carisma y entrega, esto es jazz de gran complejidad pero que nace en el corazón. Allí, entre los elaboradísimos cambios de compás y los solos alucinantes se puede escuchar a la música contándonos una historia, un mapa de sensaciones y emociones se abre ante nosotros.
Gonzalo Rubalcaba y su grupo que reunió para esta presentación -bajo, batería y percusión latina- hicieron gala de su virtuosismo. El ritmo latino erupciona y pasa, a veces, a primer plano gracias a la percusión y la batería mientras Gonzalito -con su pinta de Herbie Hancock antillano- va de la sutileza y la suavidad a la velocidad endemoniada. En sus recitales, estos dos monstruos del jazz cubano, siempre tienen para deleitarnos, un rico repertorio con temas de Chucho Valdés, piezas originales de ellos mismos y una improvisación final -melódica y contagiosa- que permite apreciar muy claramente el nivel de compenetración de los músicos. Con gestos y mirándose a los ojos, decidían los cambios, los turnos para los solos y el momento de cerrar el tema y, finalmente, irse con aplausos y más aplausos de los asistentes a la Casa de la Cultura en el Vedado, La Habana. Chucho Valdés, pianista de jazz cubano de talla universal, fundó uno de los mejores grupos de jazz no solo de la isla sino del mundo: Irakere. Además de su querida Cuba, ha dado conciertos en El Carnegie Hall, Kennedy Center, Lincoln Center, Hollywood Bowl, Blue Note NY, el teatro Colón de Buenos Aires, entre otros; ha tocado con súper jazzistas como Herbie Hancock a dos pianos, Billy Taylor, Kenny Barron, Michel Legrand, Frank Emilio, Michel Camilo, Chano Domínguez, Marian Marpartlan, Mulgrew Miller, John Lewis, Chick Corea, Gonzalo Rubalcaba, Brandford y Wynton Marsalis, Carlos Santana, Joe Lovano, Grover Washington Jr., Dizzy Gillespie , Hugh Fraser, David Sánchez, George Benson, Taj Mahal, Max Roach, Jack Dejonnette, Ron Carter, Idris Muhamed, Eddie Gómez, Gato Barbieri, Giovanni Hidalgo, Tito Puente y con las orquestas del Lincoln Center Big Band, Village Vanguard Orchestra, John Clayton Big Band y la orquesta de Machito, entre otras.
En el conocido Carnegie Hall, fue anfitrión de un Festival o velada cubana en la que presentó, junto a su Quinteto, a dos de los mejores jóvenes talentos cubanos, Aldito López Gavilán y Dayramir González, y a una de las agrupaciones abanderadas de la tradición rumbera en Cuba, Yoruba Andabo. Luego sucedió una presentación muy especial con otros tres grandes pianistas latinos: el brasileño Egberto Gismonti, el panameño Danilo Pérez y el cubano Gonzalo Rubalcaba, en un histórico concierto a cuatro pianos sin precedentes considerado por el New York times como uno de los mejores conciertos del año 2012 en los Estados Unidos. El año que comienza impone para Chucho Valdés el reto de nuevas y múltiples presentaciones internacionales por todo el mundo, incluyendo la primera vez para un cubano en Nueva Zelanda; y entre otros países: Rusia, Japón, Indonesia, España, Bulgaria, Alemania, Inglaterra, Francia, Italia, Australia, Canadá, EE.UU, Portugal, Suiza.
El jazz contemporáneo, como en esta explosión doble de jazz latino, resulta un género exigente por decir lo menos. A veces, parece música destinada a ser solo apreciada de verdad por músicos o por personas que manejan teoría musical. La música de largo aliento requiere de una atención y de una capacidad de concentración a la cual la velocidad de consumo de la música actual nos tiene desacostumbrados.

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