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Monseñor Gregorio Rosa Chávez oficia la Santa Misa en la capilla de las Hermanas Pobres de San José, en Roma, previo a su nombramiento como Cardenal el próximo 28 de junio. Foto Diario Co Latino.

Investidura Cardenalicia es reconocimiento a los mártires salvadoreños

Joaquín Salazar
Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino

La mañana del pasado domingo 25 de junio, el Obispo auxiliar de San Salvador, Monseñor Gregorio Rosa Chávez arribó a la Ciudad del Vaticano en Roma, tres días antes, para que el Papa Francisco le ordene como primer Cardenal de El Salvador, motivo que ha generado júbilo entre la feligresía salvadoreña.

Con una comitiva compuesta por la Conferencia Episcopal, que rondan los cien sacerdotes y 200 laicos, Monseñor Rosa Chávez inició su viaje hacia el Vaticano, confirmó el Arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas.

El significado de este nombramiento de Monseñor Gregorio Chávez, como Cardenal de la Iglesia, es un reconocimiento a la historia de la Iglesia salvadoreña, principalmente por los mártires que ofrendaron su vida en el país, por la defensa de los derechos fundamentales.

“Ahora vemos a los mártires subir a los altares… Monseñor Romero como Beato, pero también, el Siervo de Dios, Rutilio Grande y el Padre Cosme Espessoto, que están en el Vaticano para ser Beatificados. Este nombramiento de Cardenal para Rosa Chávez es en reconocimiento a esta dimensión martirial de la Iglesia salvadoreña”, explicó Escobar Alas.

Y es que Monseñor Gregorio Rosa Chávez, considerado un gran amigo del Beato Oscar Romero, ha sido parte fundamental en la historia martirial del país, porque vivió la época en que la Iglesia era perseguida y criminalizada, durante el conflicto armado en los años ochenta.

“Estamos contentos, agradecidos con Dios, agradecidos con el Papa Francisco por el cariño para El Salvador por darnos un cardenal”, dijo Escobar Alas.

El Derecho Canónico y el Colegio Cardenalicio

Según el Derecho Canónico, en su artículo 349, los Cardenales de la Santa Iglesia Romana constituyen un “Colegio” muy particular que tiene entre sus competencias elegir al Pontífice.

Así también, pueden asesorar colegiadamente o personalmente al Papa, sobre asuntos de importancia mediante sus conocimientos en los oficios que  desempeñan ayudando sobre todo al Papa en su gobernanza cotidiana de la Iglesia Universal.

Este Colegio Cardenalicio se divide en tres órdenes: Episcopal, Presbiterial y el Diaconal. De estos, los Cardenales Episcopales son los a quien el Papa asigna como título una Iglesia suburbicaria, así como los Patriarcas orientales adscritos al Colegio Cardenalicio; mientras a los Cardenales del orden Presbiterial y Diaconal el Santo Padre asigna un Título o Diaconía de la Urbe.

Otro dato particular del trabajo de los Cardenales es que el Pontífice puede encomendarle el encargo de representarlo en alguna celebración solemne o reunión como “Legatus a latere” como si fuera “él mismo”, así también es aquél, al que el Santo Padre encarga el cumplimiento de una determinada tarea pastoral como enviado especial suyo y solo le competirá  únicamente aquello que le fue asignado.

Sobre la ceremonia del próximo 28 de junio, que dará paso al Consistorio Ordinario Público para la creación de los nuevos Cardenales, se iniciará con una oración y la lectura del Evangelio, luego uno de los nuevos Cardenales se dirigirá al Santo Padre. El Papa Francisco dará su Homilía y luego lee la “fórmula de creación” y proclama solemnemente los nuevos Cardenales, y su Título o Diaconía; se sigue la “profesión de fe” y luego el juramento.

Cada nuevo cardenal se aproximará luego, al Santo Padre y se arrodillará ante él para recibir el birrete y anillo cardenalicio y la asignación de un Título o Diaconía.

El Papa Francisco en la ceremonia de entrega del birrete cardenalicio dirá al nuevo Cardenal: “Esto es rojo como signo de la dignidad del oficio de cardenal, y significa que estás preparado para actuar con fortaleza, hasta el punto de derramar tu sangre por el crecimiento de la fe cristiana, por la paz y armonía entre el pueblo de Dios, por la libertad y la extensión de la Santa Iglesia Católica Romana”.

Y en la entrega del anillo cardenalicio les dirá: “este es signo de esa dignidad, de solicitud pastoral y de más sólida unión con la Sede del Apóstol San Pedro”, luego le asigna a cada Cardenal una Iglesia de Roma (como signo de participación en el cuidado pastoral del Papa por la ciudad. El Santo Padre entrega luego la “Bula de Creación de Cardenales”, asigna el Título o Diaconía e intercambian el beso de la paz con los nuevos miembros del Colegio Cardenalicio, los Cardenales también intercambian el mismo signo entre ellos y el rito concluye con la oración de los fieles del Padrenuestro.

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