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El papa Francisco (i), estrecha la mano con el presidente boliviano Evo Morales (d) durante el cierre del Encuentro Mundial de Movimientos Populares, en la ciudad de Santa Cruz, Bolivia, el jueves. Posteriormente el pontífice se trasladó a Santa Cruz, donde ofició una misa y participó en el II Encuentro Mundial de Movimientos Populares, además de visitar la prisión de Palmasola. (Foto Diario Co Latino/Xinhua/José Lirauze/ABI)

Francisco visita peligrosa cárcel en Bolivia antes de partir a Paraguay

Por Moises AVilla/ Kelly Velásquez

Santa Cruz de la Sierra/AFP/

Ecuador/Signis

El papa Francisco visitaba este viernes la peligrosa y hacinada cárcel de Palmasola en Santa Cruz, donde fue recibido por presos y sus familiares a los que besó y abrazó, en su tercer y último día de visita a Bolivia.

Francisco se despojó de todos los oropeles de un pontífice ante un grupo de 2.800 detenidos, a quienes confesó humildemente que «el que está ante ustedes es un hombre perdonado», «salvado de sus muchos pecados».

En sus palabras a los presos, el papa enfatizó que «reclusión no es lo mismo que exclusión, que quede claro, porque la reclusión forma parte de un proceso de reinserción en la sociedad».

Antes de acudir a la cárcel, el Vaticano informó que el papa visitó a la Virgen patrona de Bolivia, a la que le donó las condecoraciones que recibió de manos del presidente Evo Morales.

Es sabido que el papa no acepta ningún tipo de distinción. Aunque no se especificó nada sobre el polémico Cristo crucificado sobre la hoz y el martillo, que también recibió de regalo de parte del presidente boliviano.

Francisco, quien escuchó testimonios de prisioneros, cierra este viernes su tercer y último día de visita en Bolivia, y luego parte a Paraguay, última etapa de una gira que comenzó el domingo pasado en Ecuador.

El pontífice argentino pidió de manera específica visitar Palmasola, una hacinada ciudadela carcelaria que alberga a 4.800 reos, quienes se enfrentaron por pugnas de poder en 2013, con un saldo de 35 muertos.

En Palmasola, en las afueras de Santa Cruz, ciudad donde Francisco cumplió el grueso de su actividad, viven unos 120 niños con sus padres presos, expuestos a todo tipo de peligros.

Estuve preso y me visitaste

El arzobispo de Sucre y responsable de la pastoral penitenciaria Jesús Juárez aseguró que la presencia de Francisco hace real las palabras de Jesús: «Estuve en la cárcel y fuiste a verme».

Miles de familiares de presos aguardaron el paso de Fracisco en las afueras del penal.

«Tengo un sobrino que está adentro por cosas de vida de muchacho, la verdad, más que todo estamos la gente adentro y afuera emocionadas. Siento que el santo padre está viniendo y trae paz para todos», dijo Ana Vargas, a la AFP.

Bolivia tiene la mayor cantidad de presos sin sentencia en toda Latinoamérica, con 84%, seguido de Paraguay, con 71% en esta situación, según la Defensoría del Pueblo. Además tiene una alarmante tasa de hacinamiento -con 15.000 presos en cárceles cuya capacidad real es de 5.000-, por lo que el gobierno impulsa procesos de indulto.

En la ultima actividad que el papa cumplirá en esta nación figura una reunión reservada con los obispos bolivianos.

Perdón a nombre de la Iglesia

Francisco lanzó el jueves un histórico pedido de perdón a nombre de la Iglesia, por los crímenes cometidos contra indígenas durante la conquista de América, en una jornada marcada por su apoyo a reivindicaciones sociales, que lo llevaron a ser llamado de «papa revolucionario».

El papa participó en el encuentro mundial de movimientos populares Santa Cruz. Bromista y alegre por momentos, y enérgico en otros, pidió ser escuchado con atención cuando abordó un tema sensible en la nación boliviana, de mayoría indígena.

«Quiero decirles, quiero ser muy claro, como lo fue San Juan Pablo II: pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América», dijo el primer papa latinoamericano, ante una multitud que lo aplaudió enardecida.

Cambio de sistema

Durante su estancia en Bolivia, el papa hizo hincapié en la labor social de la Iglesia católica y en la defensa del medio ambiente. Además hizo un interesante abordaje de asuntos puntuales como el capitalismo o la inclusión de los pobres y marginales.

«Digámoslo sin miedo: queremos un cambio», clamó el papa en un acto con movimientos sociales para afirmar luego que «cuando el capital se convierte en ídolo y dirige las opciones de los seres humanos y la avidez por el dinero tutela todo el sistema socioeconómico» se condena al hombre y a la naturaleza.

En alusión al libre mercado, Francisco sustentó que «este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los Pueblos… Y tampoco lo aguanta la Tierra».

«¿Reconocemos que las cosas no andan bien en un mundo donde hay tantos campesinos sin tierra, tantas familias sin techo, tantos trabajadores sin derechos, tantas personas heridas en su dignidad?», se interrogó.

Y en una cerrada defensa de la naturaleza, el pontífice aseguró que «se están produciendo daños tal vez irreversibles en el ecosistema. Se está castigando a la tierra, a los pueblos y a las personas de un modo casi salvaje».

Por favor, no cobren la gracia. Que nuestra pastoral sea gratuita

Con una intensa jornada, que incluyó la emotiva visita a un ancianato regentado por la comunidad de hermanas de la Caridad, en la población de Tumbaco -en el nororiente de Quito- y un especial encuentro con sacerdotes, seminaristas, religiosos y religiosas, en el Santuario de El Quinche, concluyó la visita apostólica del papa Francisco a Ecuador. En uno de los gestos más emotivos en el periplo por Ecuador, el papa Francisco sorprendió cuando, al momento en que se disponía a pronunciar el mensaje, confesó su sorpresa por la alegría, devoción y religiosidad de las y los ecuatorianos.

 «En estos dos días que estuve en contacto con ustedes, noté que había algo raro en el pueblo ecuatoriano. ¿Qué tiene es te pueblo de distinto? y se respondió que la respuesta podría encontrarse en el hecho de que el país se consagró al corazón de Cristo y después al corazón de María, y pidió que custodien esa características.

Luego, ya al dirigirse al clero y religiosos y religiosas, sorprendió nuevamente cuando decidió no leer el discurso preparado preparado con antelación, porque -según dijo- «no tengo ganas de leer» y pidió que lo hagan público con posterioridad, lo cual mereció generosas sonrisas y aplausos de los presentes.

Que nuestra pastoral sea gratuita

De manera espontánea, el papa Francisco dirigió un emotivo mensaje en el que habló sobre la gratuidad del amor de Dios y sobre las características que del servicio pastoral y religioso:

«Toda la vida de un seminarista, un religioso, una religiosa, un sacerdote y de los obispos tiene que ir por el camino de la gratuidad. Todo viene de Vos. Somos objeto de la gratuidad de Dios. Si nos olvidamos esto, lentamente nos vamos haciendo importantes, nos vamos apartando de la base, de lo que María nunca se apartó: de la gratuidad de Dios.

«Todas las noches resitúense en la gratuidad y digan ‘hagan’ y ‘gracias porque todo me lo diste Vos’.

«Una segunda cosa es que cuiden la salud, pero sobre todo cuiden de no caer en una enfermedad peligrosa: no caigan en el Alzheimer espiritual, no pierdan la memoria, sobre todo la ‘memoria de dónde me sacaron’. No se olviden de dónde los sacaron, no renieguen de las raíces.

«No te sientas promovido. La gratuidad es una gracia que no puede convivir con la promoción. Cada seminarista, religioso que entra en carrera humana empieza a impregnarse de Alzheimer espiritual.

«Entonces, les comparto dos principios: todos los días renueven el sentimiento de gratuidad, ninguno la merecemos, y pídanle la gracia de no perder la memoria. Es muy triste cuando uno ve a un consagrado que se olvida de su lengua.

Según dijo, los dos principios son el servicio y la alegría.

”Dios me eligió para servir. Servir y no hacer otra cosa, también cuando estamos cansados, cuando la gente me harta. Nos tenemos que dejar hartar porque ningún momento nos pertenece. Lo que recibiste gratis, dalo gratis. Y por favor: no cobren la gracia. Que nuestra pastoral sea gratuita. Y la alegría, que es un regalo de Jesús. ”Hagamos memoria de las maravillas que hizo el Señor en nuestras vidas. Y que el Señor siga bendiciendo a este pueblo ecuatoriano a quienes ustedes tienen que servir”.

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