Por: Iván Escobar
El Salvador al igual que muchos países de América Latina y del mundo celebran la festividad religiosa en honor a la Virgen de Guadalupe. Cada 12 de diciembre se centra la celebración en la Basílica, mejor conocida como La Ceiba de Guadalupe, un templo ubicado entre las poblaciones de Antiguo Cuscatlán y Santa Tecla, donde se dan cita miles de personas tanto nacionales como extranjeros.
Desde el 7 de diciembre hasta el 14 del mismo mes se celebra en este templo a la Virgen Morena, con misas, peregrinaciones, visitas, entrega de ofrendas y gratitud por los favores concedidos a las familias en sus vidas. Esta tradición data desde el año 1531, en México, cuando el indígena Juan Diego, recibe la presencia de la madre celestial, en el cerro del Tepeyac, donde en la actualidad se erige la Basílica de Guadalupe, en la nación azteca. Desde entonces, la tradición y veneración a la virgen se dispersó por todos los territorios de las tierras invadidas por Europa.
Poblaciones originarias tanto del norte como del centro del territorio mesoamericano consideran que esta es una tradición impuesta, y que en alguna medida vino a transformar las tradiciones locales, a través de las enseñanzas de la iglesia católica sobre las creencias de los pueblos nativos. No obstante, los pueblos indígenas, y en particular de México, adoptaron la tradición con fuertes componentes de las creencias originarias, convirtiéndose en el mayor sincretismo de la humanidad, y siendo hoy un punto medular en la unidad de fe católica en pleno siglo XXI.
Algunas organizaciones que velan por las tradiciones ancestrales, especialmente de México, consideran que el catolicismo impulsó la imagen de la “virgen morena”, las comunidades ancestrales asimilaron el hecho, entendiendo que la veneración es parte del agradecer a las grandes energías por la vida, así como por generaciones lo venían haciendo sus comunidades a la “Tonantzin”, la gran madre tierra.
El Salvador no ha sido la excepción, ya que desde principios del siglo pasado, en el año 1904 se inicia toda una tradición que es continuidad desde México, la cual hasta hoy en día se refleja en el peregrinaje de fieles católicos que llegan desde diversas partes del territorio hasta el municipio de Antiguo Cuscatlán, cercano a la capital y de la ciudad de Santa Tecla. El punto de veneración, es La Ceiba de Guadalupe, nombre que fue dado por el padre Antonio Brunetti, fundador de la orden de los Somasca, responsable del templo desde aquella fecha.
Este 12 de diciembre es la celebración central, el día jueves 11 ha tenido lugar la tradicional procesión de la virgen desde el parque de Antiguo Cuscatlán, y la santa eucaristía. Para hoy viernes, el templo permanece con sus puertas abiertas, y a disposición la fila de veneración a la que llegan los feligreses con sus flores, vistiendo de indígenas (trajes de manta los hombres y niños; y vestidos coloridos, peinadas con trenzas las mujeres y niñas), como muestra de agradecimiento por los favores y milagros concedidos.
Durante horas los peregrinos llegan y se desplazan ordenadamente entre los jardines y atrio del templo, recordando con una velita encendida el peregrinar de las poblaciones pasadas para agradecer la presencia de la madre de Dios en sus poblaciones. A nuestro país, además, llegan peregrinos del exterior, salvadoreños que viven fuera de nuestra tierra, así como de la región centroamericana y otras naciones para ser parte de esta celebración religiosa.
Datos históricos de la Guadalupana
La historia de San Juan Diego y la Virgen de Guadalupe inició aquel 9 de diciembre de 1531, cuando se le apareció la imagen en territorio azteca, por ello, la iglesia recientemente elevó a Santo la figura de Juan Diego, y dedicó en el calendario religioso esta fecha del 9, como su día.
Datos históricos dan cuenta que Juan Diego, mientras transitaba por el cerro del Tepeyac, se encontró con la voz de la virgen, a quien nunca tuvo miedo, pero le llamó la atención que solo él pudiera escucharle y verla. Ante esto, y luego de una serie de encuentros, la Virgen pide a Juan Diego ir donde el Obispo de la época.
Con la presentación de una tilma que retrató la imagen de la virgen, el indígena dejó en claro ante las autoridades eclesiales de la época el mensaje celestial. Hoy en día, esta imagen es venerada por generaciones a escala mundial, y México, el epicentro de la gran fe católica.
Guatemala y El Salvador unidos por los peregrinos
Sofía Padilla, representante de los Peregrinos Caminantes Guadalupanos Salvadoreños anunció que ya está todo listo para compartir la fe y amor por la madre celestial en este 2025. Como ya es tradición, en el Cobertizo, un pequeño santuario edificado en las cercanías de la Basílica del Cristo Negro, en Esquipulas, Guatemala, se celebró la noche de este jueves, la misa en capilla y a las 5 de la mañana del 12, la serenata en la capilla. Aquí acuden tanto salvadoreños como guatemaltecos. “Luego de compartir se realizará una bonita actividad para los reyes del hogar a partir de las diez de la mañana habrá quiebra de piñatas y muchas sorpresas más …no te lo pierdas … bendiciones mi linda gente y un fuerte abrazo”, precisó.
Los Caminantes trabajan por la fe guadalupana, en conjunto con peregrinos guatemaltecos, y por más de 50 años mantienen esta tradición, en veneración a Virgen Morena, de la cual era devoto nuestro recordado amigo y fundador de los Caminantes, Luis Guillermo Solano “Piocha”, quien fue recordado por su hija Lupe: “él llevaba cada año la imagen en peregrinación desde El Salvador, hasta el santuario que hoy se tiene en Esquipulas”.
Ayutuxtepeque celebra 5 años de su tradición
En Ayutuxtepeque, al norte de la capital, la Hermandad San Jorge Mártir celebrará con la comunidad católica de la localidad este sábado 13 de diciembre su festividad dedicada a la Virgen de Guadalupe, a partir de las 7 de la noche con un momento de oración y reflexión en comunidad.
“Este año conmemoramos 5 años, ya como hermandad San Jorge, y para ello se mandó a hacer una imagen tallada en madera de Conacaste, de un árbol que fue alcanzado por un rayo…un fragmento del árbol fue utilizado para tallar… la imagen mide un metro y tiene una gran historia para nosotros como comunidad”, compartió Cristian Molina, de la hermandad.
La imagen fue tallada por el escultor local Carlos Alberto Rojas. “Es toda una obra de arte, para nuestra santa madre”, precisó el artista plástico y miembro de la comunidad Walter Molina.
Con esta actividad religiosa la comunidad “agradece por las bendiciones que recibimos en el año y reiteramos nuestro fervor a la virgen de Guadalupe”, concluyó.
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