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El Salvador en alerta roja

Desde la noche del lunes, la Dirección de Protección Civil decretó alerta roja a escala nacional, por lo que se activan todos los protocolos para atender las emergencias que, seguramente, provocará el huracán Eta, que desde temprano del martes tocó tierra en suelo nicaragüense y ya hizo estragos en Honduras.

Este año, Centroamérica, y por ende El Salvador, ha sido afectado por dos tormentas tropicales, Amanda y Cristóbal, que causaron grandes estragos, sobre todo en las zonas más vulnerables, es decir, en los cinturones de pobreza en las principales ciudades del país, pero sobre todo en la ciudad capital.

Hace menos de una semana, una intensa lluvia provocó un deslizamiento de tierra desde el picacho, que fue a detenerse en Nejapa, no sin antes haber devorado a una treintena de casas y afectado otro centenar, con el saldo de nueve víctimas mortales y varios desaparecidos. Ahora nos viene el huracán Eta, con sus amenazas inminentes. Y es que esos huracanes, aunque en El Salvador solo se perciben sus efectos como tormenta o depresión tropical, por la vulnerabilidad ambiental y social, los efectos siempre son impactantes.

Esta vez, contrario a las dos tormentas anteriores, el Gobierno ya se dio cuenta que no se trata de echarle la culpa a los gobiernos del pasado por los destrozos que estos hacen, sino que se deben tomar medidas previas, por eso, la noche del lunes, la comisionada presidencial, Carolina Recinos anunció que haría evacuaciones preventivas en los lugares donde históricamente se han sentido los efectos de ese tipo de tormentas. Seguramente los salvadoreños tendrán en su mente esas imágenes de gente siendo rescatadas por los organismos de socorro y de los cuerpos de seguridad en la Barra de Santiago, Puerto Parada o el Bajo Lempa, por citar tres lugares de alto riesgo.

Con la alerta roja temprana decretada por Protección Civil, también se activan las comisiones en los 262 municipios y estos, a su vez, se activarán en las comunidades. Este tipo de acciones son las que deben desarrollarse en momentos como estos, pues se trata de coordinar con todas las estructuras en el país, para paliar los efectos y, sobre todo, salvar vidas. Como en otras ocasiones, más de algún morador de las zonas de peligro se negará a abandonar su hogar, a pesar de la presencia de los efectivos de seguridad, pero no es lo mismo realizar una actividad de rescate para una persona en una vivienda, que para los seis u ocho moradores, mucho menos para toda una comunidad.

Por cierto, hay comunidades como las del Bajo Lempa, que tienen experiencia en las alertas tempranas, y a ellas solo hay que darles los instrumentos y alguna logística. Estas comunidades han sido sufridas y con el pasar del tiempo, gracias a la organización comunal, lograron crear los protocolos propios para estos momentos, de ahí que solo necesitan el acompañamiento de las instancias gubernamentales.

Dado que el Gobierno tiene alimentos suficientes para el reparto, producto de esta pandemia, los albergues que fueron creados en los gobiernos del FMLN deben estar abastecidos para que los evacuados y auto evacuados no resientan abandonar por una o más semanas sus hogares.

Creemos que Eta encontrará al país preparado, por lo que esperamos que los impactos sean menores, por lo menos en lo que respecta a la gente. En cuanto a otros aspectos hay que esperar lo peor, pues con las inundaciones se pierde todo, desde los cultivos hasta las pertenencias familiares. Esperemos que pueda salvarse la mayor parte de esas pertenencias, también debe ser la apuesta, pero, sobre todo, salvar vidas. Así sea.

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